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La poeta Blanca Andreu vuelve tras años de silencio con Los archivos griegos

EFE

"Un perro es un lobo enamorado" dice la poeta gallega Blanca Andreu en su último poemario "Los archivos griegos", un libro maduro y sosegado nacido de la experiencia y el corazón y elaborado con el convencimiento de que "hay que tener mucho cuidado con lo que se escribe porque después se vive".

Una opinión, que hoy ha vertido Blanca Andreu (La Coruña, 1959) durante la presentación del libro, que publica la Fundación José Manuel Lara, avalada por los 30 años de experiencia que la separan de su primer poemario: "De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall", con el que ganó el premio Adonais, y que la aportó reconocimiento "pero mucho desasosiego".

"Yo publico poco porque uso mucho la papelera -explica-, cuando veo un libro también veo un árbol y hay que tener mucho cuidado. El Adonais me hizo mucho daño porque el libro era muy atormentado, aunque estaba lleno de metáforas. Eran cosas que me dañaban a mí y a otras personas que me conocieron en alguna ocasión. Las poesía afecta para bien y para mal", añade.

Y es que la voz onírica, oscura y desbocada del poemario con el que Andreu se alzó con el Adonais, que la convirtió también en su símbolo de la modernidad en los 80, se ha transformado en una palabra más desnuda, transparente y sosegada en conexión con la naturaleza y el paisaje; su profundo amor a los animales, de los que dice que no hay tanta diferencia con los humanos, y la vuelta a la mediterránea Grecia.

"Procuro escribir cosas -añade- que den al mundo belleza constructiva. Que ayuden a ver parte de una realidad que a veces solo vemos cuando somos felices".

"Y en este libro no hay poemas esteticistas. Son poemas de la experiencia", argumenta y se ríe al pronunciar la palabra "experiencia" porque se supone, conociendo su obra, que no quiere que se la confunda con la corriente llamada poesía de la experiencia.

Viuda del escritor Juan Benet, al que dedica algunos poemas de "Los archivos griegos", al igual que lo hace con el también fallecido ex jesuita y misionero Vicente Ferrer, Andreu combina también la evocación de una Grecia y a sus gentes, "primero soñada y después vivida", con su amor al amar, y al "alma de las bestias" recordando a Rubén Darío.

Pero aunque "Los archivos griegos" dista mucho de su primer poemario, si guardan relación, en cambio, con su anterior libro "La tierra transparente", de 2001, donde se encuentra ya la misma búsqueda por "el pensamiento poético vivo, viajero por espacios, seres y tiempos diferentes".

Para el poeta Juan Jacobo Wilkins, que presentó hoy libro, y autor de la colección Vandalia de la Fundación José Manuel Lara, el poemario de Andreu esta "plagado de verdad y belleza". En él existe "el compromiso del poeta con el mundo. Hay madurez, belleza y transparencia. Es una balsa para el lector".

El siguiente volumen que La Fundación Lara sacará en esta cuidada colección será un antología poética de Juana Castro, prologada por Olvido García Valdés.

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