Entrevista a Jonas Carpignano"Lo que podría alejar del crimen a los hijos de la 'Ndrangheta es un sentido de pertenencia al mundo global"
Madrid-
Para Chiara, retrato feroz de los hijos de la 'Ndrangheta calabresa, cierra la trilogía sobre Gioia Tauro, una localidad que recibe olas de inmigrantes africanos, con una gran pobreza ignorada por el Estado y sostenida sobre la economía sumergida de la mafia. Mejor Película Europea en la Quincena de Realizadores de Cannes.
El estado italiano y los servicios sociales de Calabria han decidido separar de sus padres a los niños que pertenecen a las familias de la 'Ndrangheta, alejarlos hasta que cumplan 18 años y decidan por ellos mismos cuál quieren que sea su futuro. En una organización criminal donde los únicos vínculos son los de sangre, ésta podría ser una solución para las nuevas generaciones. El cineasta Jonas Carpignano explora esta vía en su nueva película, Para Chiara, con la que cierra su trilogía sobre Gioia Tauro.
Mejor Película Europea de la Quincena de Realizadores de Cannes y Mejor Dirección y Mención Especial al Reparto en el Festival de Sevilla, la película es un retrato feroz de los hijos de la mafia calabresa y una nueva inmersión en el arte de este cineasta, donde todo es real, pero todo es ficción. Primero lo hizo con los inmigrantes africanos que llegan a Gioia Tauro (Mediterránea). Siguió con la comunidad gitana (A Ciambra) de este municipio, una localidad relacionada directísimamente con la 'Ndrangheta de Calabria. Y ahora cierra su mapa del lugar con las hijas y los hijos de las familias del crimen organizado.
Lo hace, como en los dos títulos anteriores, con actores no profesionales, personajes que se interpretan a ellos mismos. En este caso, se trata de la familia Rotolo y, muy en concreto, de Swamy Rotolo (Chiara Guerrasio en la ficción), una adolescente que, tras la desaparición de su padre, comienza a investigar la verdad de su familia. Narrada con la energía de la juventud, esta es una historia de iniciación y de inquietud, que revela el machismo, la economía sumergida, las circunstancias que viven los jóvenes hoy… Carpignano habló con Público sobre esta película desde su casa de Gioia Tauro.
De la comunicad africana pasó a la gitana y ahora a las familias que viven de la mafia calabresa, todas en Gioia Tauro, con esta película cierra un retrato de la región, ¿podría decirse que es un retrato también global?
Yo hago tres retratos con personajes muy específicos, no parto nunca de la idea de intentar hacer grandes temas, aunque soy consciente de que con estas películas hablo de la migración, de una comunidad discriminada y de la mafia, y eso es bastante global. Pero mi intención es contar cómo viven esas personas, cómo son esos mundos y qué surge de ellos.
Aunque no fuera su primera intención, 'Para Chiara' habla de las futuras generaciones de la 'Ndrangheta.
Sí, y Chiara es una joven de dieciséis años que vive en un ambiente criminal, pero ella tiene en común todas las cosas de cualquier joven de su generación, no vive aparte de este mundo. Es muy difícil imaginar el futuro de estas generaciones.
Ahora hay una ley que permite a los servicios sociales de Calabria separar a los niños de sus familias hasta los 18 años, ¿es una solución para ellos?
La verdad es que solo conozco a una persona que está en esta situación, que ha sido separada de su familia y acogida por otra. Por eso tampoco es fácil para mí imaginar si esta ley funciona o no. Por un lado, teóricamente, debería funcionar, es una buena idea, tiene sentido, permite a los chicos seguir por otro camino…
¿Pero…?
Pero cada chico es diferente y en la 'Ndragheta los únicos vínculos que existen son los de sangre. Para muchos jóvenes no es fácil alejarse de sus familias. En realidad lo que podría salvar todo, lo que podría alejar del crimen a los hijos de la ‘Ndragheta es un sentido de pertenencia al mundo global.
El punto de vista de la película es el de una chica en medio de un mundo muy machista. ¿Por qué una mujer?
Por varios motivos, pero el principal es que cuando empecé a pensar en la película, me acordé de la reacción de una familia, sobre todo de la reacción de una niña de siete años, cuando detuvieron a su padre. Por eso la película se cuenta como un drama familiar. Además, la elección de una chica es una apuesta, una mujer me permite ir más allá de los prejuicios que existen con la mafia, de las relaciones con el jefe de la mafia y con sus hijos. Al elegir a una mujer me he librado de esa carga y he podido contar de verdad lo que se vive en una familia allí.
En su manera de hacer cine ¿hay un intento de capturar la vida para el arte?
Sí y, además, de utilizar el cine para acercar a la gente a universos que desconoce. El cine, para mí, es una forma de contar la realidad, de acercar mundos, de acortar distancias. A mí me importa lo que veo y siento que tengo suerte de vivir estos contextos. No son una cosa abstracta, es algo muy concreto y, afortunadamente, vivo una empatía con ellos. El cine y el arte acercan a las personas.
Ha trabajado con la familia Rotolo, que se interpretan a ellos mismos y a los usted conoce hace tiempo. Esa forma de trabajar ¿cómo le afecta en lo personal y en lo profesional?
El límite entre lo personal y lo profesional es muy sutil. Pero sí, ¡ha cambiado tanto mi modo de vida! No hago películas solo por el resultado, para mí el camino hacia ese fin, el proceso, es lo verdaderamente importante. La comunidad que se crea al hacer una película es lo que vale la pena. Antes de contar lo que había visto, estaba la amistad con los personajes y eso era lo fundamental. Luego es cuando decido ponerlo en una película. Todo eso ha cambiado mi forma de vivir y no lo he forzado nada. A mí no me importa tanto el rodaje o el resultado, el éxito o no, sino el proceso y la energía que se requiere para él y, sobre todo, ver la comunidad que he conseguido crear rodando películas. Es algo de lo que puedo sentirme muy orgulloso.
Su cine no tiene nada que ver con el cine comercial, que ahora pasa por muy malos momentos. ¿Cuál es el futuro de este arte?
Vivimos un momento muy borroso, de cambios, en transición. Creo que ahora mismo debemos pensar en lo importante que es la cultura y mirar con calma los cambios culturales que se están produciendo. Por suerte, como he dicho, el proceso de una película y crear comunidad es hoy para mí la única forma de seguir teniendo una razón para hacer películas. Hay que partir de lo que alimenta todo, acercar a la gente desde el arte y crear comunidades que es donde se vive de verdad el intercambio cultural.
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