Sentirse como en casa en medio del campo pero sin renunciar a las comodidades de la vida moderna. Hacemos un recorrido por seis alojamientos del Valle del Baztán que han conseguido adaptarse a los nuevos tiempos sin por ello perder la esencia rural y natural que los ha hecho característicos.

Jauregia
Lejos de ser simplemente un alojamiento, este antiguo palacio constituye una experiencia de agroturismo en sí misma, en la que es posible visitar vacas y pollos o trabajar en la huerta. Cuenta además con una quesería en la que se realiza todo el producto de manera artesanal. Jauregia se compone de dos casas, una de ocho plazas y otra de seis, que se alquilan enteras. La más grande tiene como atractivo un horno de pan antiguo restaurado en su cocina, mientras que la segunda dispone de un porche con acceso al jardín y una barbacoa. Las dos cuentan con zona wifi. Como un atractivo más, los huéspedes pueden degustar las comidas tradicionales que preparan sus dueños con productos caseros procedentes en su mayoría de la propia casa. En verano predominan los ingredientes de la huerta y en invierno, platos típicos con productos de la matanza del cerdo.

Urruska
Gastronomía casera y actividades agrícolas también predominan en esta casona del siglo XVIII, que en 2001 obtuvo la certificación Q de calidad. Sus visitantes pueden probar platos tradicionales de la zona, como las alubias rojas, el cordero al chilindrón o la cuajada, así como compartir la vida de una explotación ganadera alimentando a las vacas, viendo el ordeño de las ovejas o colaborando en la recolección de huevos. Durante los meses de verano, además, se añaden las visitas al ganado que pasta en lo prados circundantes al caserío, que dispone de cinco habitaciones dobles. Anexo a él se encuentran un porche, una barbacoa, un amplio jardín y un parking exclusivo para los clientes. La estancia mínima es de dos noches.

Jaimeneko Borda
Este caserío rural del siglo XVIII ofrece alojamiento para cuatro personas en dos habitaciones dobles que incluyen, además, una cuna. La casa se completa con cocina-comedor, salón, un aseo y un baño completo. Entre su equipamiento se ofrecen, además, DVD, equipo de música, conexión wifi, barbacoa y hasta un garaje para bicicletas. El precio de la casa completa para un fin de semana es de 195 euros. Las parejas pueden beneficiarse de un descuento del 10% en reservas de última hora, y a los más interesados por la gastronomía se les ofrecen visitas guiadas (cata incluida) a una quesería artesanal y un servicio de repostería casera por encargo que les permitirá degustar pastel vasco, requesón o cuajada quemada. Admiten animales.

Kastonea
El estilo rústico tradicional de la zona, mediante el empleo de muebles antiguos restaurados, domina en esta antigua casa de labranza del siglo XIX recientemente restaurada. Se divide en dos viviendas, cada una para ocho personas. Quienes las habiten podrán además disfrutar de un comedor exclusivo para clientes en el que se prepara comida típica de la zona con productos del caserío. Además, este alojamiento ofrece la posibilidad de visitar su granja de vacas lecheras, ubicada a apenas un kilómetro del mismo.

Latadía
Consta de dos viviendas rodeadas de un espacioso jardín de 900 metros cuadrados, equipado con tumbonas, mesas y sillas, así como con una terraza, que lo convierten en un alojamiento especialmente apropiado para disfrutar del relax al aire libre. Las viviendas están dotadas además de una pequeña biblioteca y de juegos de mesa. Se encuentran ubicadas en la localidad de Arizkun, a la orilla izquierda del río Bidasoa.

Indakoborda
En plena naturaleza y con bonitas vistas, se trata de una casa rural de estilo tradicional rodeada de prados y robledales y compuesta por dos plantas, con capacidad para alojar a grupos de hasta catorce personas. Los equipamientos incluyen DVD, biblioteca y juegos de mesa. Para los días de buen tiempo existe una amplia terraza cubierta con acceso desde la propia vivienda, así como una barbacoa y mobiliario de jardín.