Este artículo se publicó hace 15 años.
Las ONG apuestan por apoyar la agricultura local para luchar contra el hambre
La crisis alimentaria que ha llevado a 1.020 millones de personas a pasar hambre debe ser combatida con un renovado apoyo a la agricultura y las redes de distribución locales, han concluido las principales ONG que han analizado este fenómeno con motivo de la celebración del Día Mundial contra el Hambre.
Así, Acción contra el Hambre, ha presentado hoy un informe titulado "¿De qué se alimenta el hambre?" en el que analiza el impacto de la crisis económica y el aumento de los precios de los alimentos que ha resultado en el "agravamiento de una situación ya crónica" de hambre en el mundo.
Según datos de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en un sólo año, el número de personas amenazadas por el hambre ha pasado de 963 a 1.020 millones, en su mayoría mujeres y niños que sobreviven con menos de un dólar al día.
"De ellos, 20 millones padecen 'hambre severa' con peligro de muerte inmediata", ha advertido hoy el director general de Acción contra el Hambre, Olivier Longué, en el acto de presentación del estudio que destaca que esta situación se produce en un momento en que la producción de alimentos ha alcanzado máximos históricos.
"Ya no se trata de una falta de alimentos, sino de una falta de acceso a los alimentos", como demuestra el hecho de que la mayoría de quienes pasan hambre se dedican a la agricultura, ha asegurado.
En el mismo acto, el experto en desarrollo y cooperación internacional Karlos Pérez Armiño, ha argumentado que el incremento en los precios de los alimentos se debe fundamentalmente a la especulación financiera de los grandes fondos de inversión en futuros de alimentos.
Para Pérez Armiño, la política económica neo-liberal de las últimas décadas "es la base del fracaso de las políticas de lucha contra el hambre" ya que ha resultado en que los Gobiernos pierden influencia en este sector que queda a merced del mercado y bajo el control de grandes multinacionales.
Todo ello ha resultado en que los consumidores de países en desarrollo no se pueden permitir pagar el precio de los alimentos y adoptan estrategias de supervivencia como comer menos, vender sus escasas posesiones, endeudarse o emigrar, que a la larga no harán sino exacerbar el problema, han advertido.
Ante este panorama, "es absolutamente imprescindible volver a poner la agricultura en la centralidad de la cooperación y de la agenda política", ha defendido el jefe del departamento de Cooperación Multilateral de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), José Moisés Martín.
A esta misma conclusión han llegado la Cruz Roja y la Media Luna Roja, que en 2008 pusieron en marcha una iniciativa basada en la comunidad y que se puso en marcha en 10 países africanos para promover la agricultura local mediante proyectos de agricultura sostenibles, microfinanzas, sistemas de riego a pequeña escala y establecimiento de sistemas de alerta temprana para la seguridad alimentaria.
Además, han instado a la comunidad internacional, y en especial a los miembros del G8, a prevenir una ulterior escalada de la crisis de alimentos apoyando programas a largo plazo y basados en la comunidad para prevenir la inseguridad alimentaria independientemente de las fluctuaciones del precio de los productos básicos y el petróleo.
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