Este artículo se publicó hace 16 años.
Obama afronta una prueba de liderazgo en la ONU y el G-20
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, comienza la que podría ser una de sus semanas más importantes en el escenario mundial, y lo hará enfrentándose a presiones para conseguir resultados en temas como la reanudación del proceso de paz en Oriente Próximo, el cambio climático y la remodelación de las normas financieras.
La influencia política de Obama sigue siendo fuerte, pero han surgido dudas sobre qué podrá ofrecer esta semana cuando haga su debut en la Asamblea General de Naciones Unidas y sea el anfitrión de la cumbre financiera del G-20.
La disputa nuclear con Irán y la guerra en Afganistán estarán entre los asuntos principales a abordar cuando Obama inicie tres días de reuniones el martes en la sede de la ONU en Nueva York. El mandatario trazará su visión de política exterior en su primer discurso ante la Asamblea General el miércoles.
Bajo la sombra de una crisis financiera que disparó temores de otra Gran Depresión, Obama presidirá una cumbre del Grupo de las 20 mayores economías industrializadas y emergentes el jueves y viernes en Pittsburgh.
Obama obtuvo una calurosa bienvenida en el extranjero cuando sucedió al presidente George W. Bush hace ocho meses, logrando una entusiasta aprobación por sus dones retóricos, su antecedente multicultural y su promesa de romper con el impopular estilo de Bush.
El presidente ha hecho grandes avances para mantener su promesa de restablecer la reputación de Washington en el extranjero, pero algunos analistas dicen que necesita mostrar resultados más concretos.
Rusia y China no se han puesto de acuerdo sobre nuevas sanciones a Irán, Europa no enviará más tropas a Afganistán y sus esfuerzos para avanzar en la paz en Oriente Próximo parecen encaminados a producir sólo una reunión a tres bandas en Nueva York, que la Casa Blanca espera siente las bases para reanudar conversaciones en el futuro.
En casa, los muy elevados índices de aprobación de Obama se han desplomado en los últimos meses, en medio de un acalorado debate sobre su propuesta de reformar el sistema de salud y las dudas sobre su gestión de la economía.
LA EUFORIA COMIENZA A DESVANECERSE
Algunos analistas dijeron que la caída de la popularidad doméstica de Obama probablemente no afecte su liderazgo en Naciones Unidas y el G-20. Pero habrá menos euforia de la que marcó las cumbres de sus primeros meses en el poder, incluyendo una arrolladora gira europea en abril, donde tuvo una bienvenida de estrella de rock.
"Hemos pasado ese momento eufórico donde el presidente hacía su presentación en el escenario mundial", dijo Heather Conley, experto de asuntos europeos del comité de analistas CSIS.
"Desde el paso de esa gran euforia, creo que estamos empezando a ver un poco de desasosiego", dijo Conley, agregando que los líderes europeos estaban impacientes por que Obama "volcara los detalles en medidas" sobre el cambio climático y la reforma regulatoria a los mercados financieros.
La disputa por la reforma de salud cuestionó las esperanzas de Obama de aprobar en casa una ley sobre el clima antes de la cumbre sobre calentamiento global prevista para diciembre en Copenhague. La ley en consideración se queda corta de las fuertes medidas que Europa esperaba ver.
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