Una multitud se moviliza en Argentina ante los ataques de Milei contra el colectivo LGBTIQ+
Los manifestantes recorrieron las calles de un centenar de ciudades argentinas para protestar contra la intervención del presidente en el Foro de Davos.

Buenos Aires--Actualizado a
Una multitud le dijo basta a Milei. Lo hizo en cerca de cien ciudades de Argentina y varias del mundo, con epicentro en Buenos Aires, donde una gran movilización recorrió desde la Plaza del Congreso hasta la Plaza de Mayo donde se encuentra la Casa presidencial. Fue la respuesta contra las palabras del jefe de Estado en el Foro de Davos, desde el cual profesó un discurso cargado de violencia contra la comunidad LGBTIQ+, así como contra la “ideología woke” a la que llamó a “extirpar”.
La movilización en Buenos Aires estuvo encabezada por las organizaciones LGBTIQ+, con su características banderas o abanicos arcoíris, otras rosadas y celestes, y una variedad de consignas: “sean eternos los derechos que supimos conseguir”, “las fuerzas del cielo no podrán jamás con la potencia del arcoíris”, “señor presidente acá está la verdadera libertad” o “al closet nunca más”.
Por las columnas que transitaron en la avenida de Mayo y las diagonales que desembocan en la Plaza de Mayo, pasaron diferentes partidos políticos, sindicatos, organismos de derechos humanos, o representantes de conflictos sindicales, como el que está actualmente en curso en el Hospital Bonaparte, o con los trabajadores terciarizados de Aerolíneas Argentinas, empresa estatal que busca privatizar el Gobierno. Miles, desde jóvenes hasta adultos mayores, y la presencia de algunos dirigentes políticos, como el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, o el dirigente de la organización La Cámpora, Máximo Kirchner.
La jornada transcurrió sin incidentes, señal de la decisión del Gobierno de no aplicar el habitual dispositivo de intimidación y represión comandado por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Milei optó por el silencio en sus redes sociales ante la multitudinaria movilización, al igual que el resto de su gabinete, señal del intento de no avivar aún más un conflicto desencadenado por lo que muchos ven como un error cometido en Davos, e intentar pasar a otro tema desde el día siguiente.
Frenar al presidente
“Estoy a favor de los derechos humanos y en contra del fascismo, y Milei está en contra de todos los derechos adquiridos, y hay que defenderlos”, dijo Natalia, una joven porteña desde la Plaza de Mayo, que vino, como muchos, con un grupo de amigas. Los derechos adquiridos en Argentina fueron numerosos en los últimos años, en particular la Ley de Matrimonio Igualitario en 2010, o la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, sancionada en 2020.
Otros, como Luis, venido desde la localidad de Ezeiza en la periferia de Buenos Aires, plantearon la defensa de democracia que estaría amenazada por el Gobierno: “Se trata de la vida democrática, que no es nada más votar, sino que es convivir democráticamente aceptando la diversidad de género, de pensamiento. Este Gobierno es un retroceso en la vida democrática, no tolera al diferente, no respeta a las minorías que es lo que hace a la calidad democrática”.
Julieta, de 23 años, se refirió por su lado a la importancia de estar en la movilización “porque no podemos normalizar que alguien con tanto poder diga discursos de odio que están basados en mentiras y promueven la violencia en las calles”.
Quienes asistieron a la marcha, con un sol de más de 30 grados, coincidieron en una necesidad: la de frenar al Gobierno denunciado por querer avanzar sobre los derechos, las muchas veces frágiles normas de convivencia democrática construidas en los 41 años desde el fin de la dictadura, o impedir que se propague una violencia intrasocial diseminada por un discurso presidencial que busca “que estemos todos contra todos”, como afirmó Natalia.
Los límites de la potencia
“No sé si la marcha pueda ponerle un freno a Milei, pero sí hacerle saber que el pueblo está presente aunque promueva la violencia”, planteó Natalia, un diagnóstico en parte compartido por Julieta: “Mucho no le importa que estemos acá, pero tenemos que hacerle saber al Congreso que nos tiene que representar y hacerse cargo de la responsabilidad que tiene”.
La mirada compartida por las dos manifestantes dio cuenta de una dinámica que sucedió durante el 2024, como fue la dificultad de torcer las políticas del Gobierno, o frenarlas, aún con grandes movilizaciones, como las que se dieron periódicamente. Entre ellas las marchas para frenar los paquetes de leyes neoliberales, o aquellas para lograr un aumento en las jubilaciones de los pensionados, uno de los sectores sobre el cual recayó con más fuerza el ajuste fiscal de Milei.
La conflictividad mostró durante este ya más de un año de Milei en la presidencia una diferencia con la experiencia del Gobierno de Mauricio Macri entre 2015 y 2019, donde éste reculó en varias ocasiones ante las también crónicas masivas movilizaciones. Si el diagnóstico de Milei es que el error de Macri fue ser gradualista en lugar de aplicar un shock económico, también lo es que su equivocación fue retroceder ante varias protestas, una conclusión que Milei viene poniendo a prueba desde que se sentó en el sillón presidencial.
En este caso queda ver cuál será la política del Gobierno, luego de su silencio inicial. Por parte de quienes de muchos de quienes estuvieron en las calles este sábado, la decisión estuvo en volver cuando sea necesario: “hay una batalla que dar, la batalla cultural la tenemos que dar nosotros y cambiar los temas de agenda”, afirmó Luis, peronista de vieja guardia.
Un Gobierno por ahora confiado
El Gobierno de Milei se muestra por el momento confiado en su fortaleza. La principal razón reside en la medición de la inflación, dato central del acuerdo electoral de Milei: la misma pasó del pico de 25.5% en diciembre de 2023 a 2.7% en diciembre de 2024. Una rebaja pronunciada que ofrece un panorama de estabilidad en los parámetros argentinos, aunque con muy altos precios medidos en particular en dólares, y un esquema económico de especulación financiera que muchos califican de insostenible a mediano plazo.
Al dato inflacionario se suma lo que el Gobierno deja ver como la existencia de un adversario político que le es cómodo, en particular en el caso del movimiento LGBTIQ+. “Sería una tragedia que producto de nuestra batalla cultural la oposición se encolumne detrás del discurso woke inviable o, aún peor, que algún partido sufra un desprendimiento de izquierda que milite la causa LGBTQXYZ”, twitteó irónicamente el asesor presidencial y hombre clave de Milei, Santiago Caputo, quien comunica a través de una cuenta con alias.
El diagnóstico del Gobierno se sostiene por último en lo que es una ausencia de dirigencia clara en las filas de las oposiciones, en particular en el peronismo. La movilización del sábado fue una nueva demostración de esa situación, donde, si bien estuvieron Kicillof o Máximo Kirchner, la dinámica de la protesta emergió desde las organizaciones, asambleas, al punto de crecer, alcanzar volumen nacional, para que entonces, finalmente, comiencen a pronunciarse los dirigentes políticos.
El Gobierno busca mantener la actual situación con miras a octubre de este año, cuando tengan lugar las elecciones de medio término que redefinan el mapa del poder Legislativo. Para eso cuenta con que el Fondo Monetario Internacional le otorgue un nuevo préstamo para sostener la estabilidad del dólar, y que la oposición no logre rearticularse con una propuesta y liderazgo competitivo electoralmente. ¿Podría la calle desbalancear esa ecuación? Es una de las preguntas aún sin respuesta clara.
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