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"A mi hija no le gusta quedarse con señoras que cuidan niños"

Helen sólo cuenta con el apoyo de su madre para cuidar a su hija

M.H.

Con voz ronca, casi susurrante, cuenta su lucha para conseguir un empleo después de que naciera su hija. Helen Rosado, madre soltera de 26 años, sólo tiene en España el apoyo de su madre, que trabaja por la mañana en una residencia de asistencia a personas mayores. Desde que nació su niña, apenas ha trabajado.

'Necesito trabajo y buscar algún sitio donde dejar a mi hija', explica. Esta ecuatoriana sólo tiene la posibilidad de que su madre cuide a su hija Arantxa, de dos años y medio, por la tarde. Así que preferentemente ha de encontrar un trabajo vespertino. 'No quiero dejarla en casa de alguna señora que cuida niñas porque no le gusta', reconoce.

En Servicios Sociales del Ayuntamiento de Madrid le dicen que no quedan plazas en las guarderías públicas. 'Tampoco hay ludotecas públicas', reprocha Helen, que ni siquiera llegó a tiempo para solicitar el cheque-bebé. 'Me enteré de esa ayuda cuando la niña ya era demasiado mayor', señala. El padre no le pasa una pensión para la alimentación de la menor.

Los trabajadores sociales le recomiendan que lo denuncie para así poder percibir ayudas, pero no tiene dinero para pagarse un abogado.
En pocos trabajos aceptan que Helen vaya con su niña. 'Trabajé en un locutorio en el que me dejaban ir con mi hija', recuerda. Se trataba de un empleo temporal con una jornada laboral de seis horas (10 a 16 horas).

También pudo trabajar en limpieza de hogares con la niña, aunque siempre era en casas de conocidos o amigos. 'Sólo algunos días', agrega.
Acude a la asociación para la transformación social Cantinela con la esperanza de que le ayuden a buscar un empleo. Preferiblemente, se decanta por aquellos en los que ya ha trabajado: de camarera, dependienta y ayudante en hostelería.

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