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"Merkel y Sarkozy han creado un código penal económico"

Hannes Swoboda, líder de los socialistas europeos en la Eurocámara, pide más impuestos para ricos

DANIEL BASTEIRO

Acaba de ser elegido jefe de los socialistas en la Eurocámara, un parlamento que, por su fragmentación, es uno de los pocos en los que los diputados de izquierda son decisivos. Hannes Swoboda (1946, Austria) pretende impulsar desde la institución la regeneración intelectual que necesita la izquierda europea para remontar en resultados electorales. Enfrente tiene a una derecha casi hegemónica que ha teñido de azul el mapa político y que ahora, tres años después del comienzo de la crisis, alude al crecimiento como argumento retórico.

Primero conquistaron a los electores y ahora parece que el centro-derecha europeo está reivindicando las políticas de crecimiento que los sindicatos y parte de la izquierda europea no han dejado de defender. ¿Le roban el discurso?

Ojalá. ¡Siempre podríamos decir que nosotros nunca dejamos de pedirlo! Pero permítame que sea cauto. La defensa del crecimiento que hacen Nicolas Sarkozy y Angela Merkel parece más bien retórica.

Al mismo tiempo, impulsan un tratado de austeridad, asegurando que sólo así se crea confianza. Es un mensaje que parece calar más que el de los socialistas.

Nuestros mensajes también son claros. El primero: la austeridad no funciona porque no está creando confianza. Más: las políticas sociales y las económicas están íntimamente conectadas. Si apoyamos a los pobres, a los que tienen bajos ingresos, a los parados... tendrán más recursos y podrán consumir más. No estamos del lado de los pobres, que también. Estamos del lado de la economía.

Algunos ciudadanos perciben sus políticas muy alejadas de la realidad...

Tenemos que imponernos por convicciones. Es cierto que a veces nos expresamos claramente y nuestros mensajes no llegan a sus destinatarios, pero lo más importante es estar a pie de calle y mostrar que estamos conectados. Tenemos que ser sensibles a un cierre de una fábrica, por ejemplo. Pero no sólo para proteger a los que van a perder su empleo, sino para explicar por qué y pedir que haya crecimiento efectivo.

En España, muchos electores han identificado al PSOE como un partido responsable del paro.

Hay países, como Austria, el mío, que durante muchos años han luchado contra el desempleo juvenil. Cada vez que sube, tomamos medidas para combatirlo. Me duele decirlo, pero ¿cómo ha aceptado España una tasa tan alta de desempleo juvenil? Debemos luchar y podemos hacerlo.

¿Qué falló en España?

Zapatero estaba en una mala posición porque tenía a Merkel encima diciéndole: 'te ayudamos, pero tú danos a cambio más austeridad'. En España hay que diferenciar todo lo que hizo Zapatero en la parte social, la lucha contra la discriminación, la protección de la mujer... todo eso ha cambiado un país dirigido hasta entonces por el entorno católico y extremista. Pero la gestión económica puede empañar estos éxitos. El dinero barato fue en mala dirección, no a la competitividad sino al sector inmobiliario.

¿Por qué se opone al tratado de austeridad de Merkel y Sarkozy?

Porque lo que se crea es un código penal económico, pero ni la economía ni la sociedad pueden regirse por un código penal, es inútil. Si quieres más niños, lo que haces es dar incentivos para que tengan más hijos, no castigar a las parejas sin hijos. Tres cuartos de la política económica necesaria están ausentes, así es que tenemos que combatirlo. Es una locura democrática querer penalizar a las economías con obligaciones dictadas por los de siempre.

¿Se puede inyectar dinero en la economía para reactivar el crecimiento?

Sin duda. Si introduces impuestos a los más ricos y apoyas con ese dinero a los más pobres o la clase media, estimulas la economía y el consumo de la clase media, que es la que más consume. No tiene que ver con el déficit, ya que puedes tener unas cuentas públicas equilibradas recaudando más e inyectando más dinero en la economía. Es además una cuestión social, de redistribución de la riqueza. Medidas como esta no sólo son más justas, sino que estimulan la economía.

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