José Manuel Albares (Madrid, 1972) es el nuevo ministro de Exteriores, jefe de la diplomacia española. Pronto asumirá la cartera de Exteriores, Unión Europea y Cooperación en la Plaza de la Provincia de Madrid, sede oficial ministerial. Nacido en 1972 en Madrid, del popular distrito de Usera, se licenció en derecho en la Universidad de Deusto y se diplomó en Ciencias Empresariales. Viene de París, donde desempeñaba la función de embajador en Francia, diplomático de carrera.

Un hombre de la antigua confianza de Sánchez asume el reto diplomático (esta es su formación) y de representación del Estado en el exterior. Fue asesor en materia de relaciones internacionales de Pedro Sánchez durante la primera etapa de este como líder del PSOE y más adelante, cuando en 2018 llegó a la Moncloa, Sánchez le nombró consejero dentro Gabinete de la Presidencia del Gobierno de Asuntos Internacionales, Unión Europea, G20 y Seguridad Global, con rango de subsecretario. Cuentan que fue Iván Redondo quien le quiso lejos de su día a día con el presidente, ahora que Redondo marcha, vuelve él. En 2020, quizás por ello, emprendió viaje a París, a la embajada. Meses después asume el cargo ministerial. 

Las andanzas de Albares con Sánchez vienen de lejos. En la primera campaña electoral de Pedro Sánchez, la de las elecciones de diciembre de 2015, se integró en su equipo de campaña y fue el responsable del programa electoral en política europea y política exterior. Ha sido colaborador de la secretaría de Política Internacional y con la secretaría de Europa de la Ejecutiva Federal, también ha marcado su impronta en distintos programas electorales socialistas en estos asuntos. Así como en las ponencias del partido para los congresos federales.

Y en esto andaba también el ex embajador de París hasta que ha sido nombrado ministro. Era uno de los integrantes del equipo de la ponencia marco que el PSOE quiere llevar a su 40 Congreso Federal de València del próximo otoño. Es militante de la agrupación socialista parisina. Y es que, además, Albares ha llevado iniciátivas más allá del partido, en la sociedad civil. En 2012 fundó en Círculo de Reflexión Internacional que agrupa a personas de la administración, la academia, la empresa y la sociedad civil vinculados todo con temas europeos e internacionales para reflexionar sobre España en Europa y en el mundo desde una óptica progresista y comprometida.

El nuevo ministro recoge el guante de Arancha González Laya. Un cambio evidente por parte de Sánchez en esta cartera clave de Estado. Si Laya era de pulcro currículum en la administración, poco manchada por las dinámicas de partido, forjado en el seno de las instituciones de Bruselas, de Mercosur, OMC… Vuelve al palacio de Santa Cruz un perfil de carnet, de carnet socialista, para afrontar algunas cuestiones clave para el Estado español. Por un lado, la relación bilateral con Marruecos, venida al traste la crisis diplomática del pasado mes de mayo con la facilitación de la llegada de miles de migrantes marroquíes a Ceuta, como reclamo para que España (y Europa) cambiaran su postura sobre el Sáhara Occidental.

La acogida de Brahim Ghali por parte de España por razones sanitarias y humanitarias ha costado caro a Laya. El acento francés de Albares hace presuponer un posible mejor entendimiento con Rabat. Habrá que verlo, pues la diplomacia marroquí ha cruzado líneas gruesas en los últimos meses. Por otro lado, el turno de España para asumir la Presidencia Europea del segundo semestre de 2023 es uno de esos hitos de los que Sánchez pretende servirse para encumbrarse como líder político y presidente que mira más allá de nuestras fronteras. Para esto y mucho más vuelve el presidente a confiar en Albares.