Este artículo se publicó hace 16 años.
Jalid Sheij Mohamed pide representarse a sí mismo en el juicio por los atentados del 11-S
El presunto cerebro de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Jalid Sheij Mohamed, rechazó hoy a sus abogados y pidió representarse él mismo ante un tribunal militar antiterrorista de Estados Unidos.
"No aceptaré ningún abogado. Me representaré yo mismo", dijo Mohamed, tras entonar unas oraciones en árabe, en su primera comparecencia ante el juez del caso en la base de Guantánamo.
El juez Ralph Kohlmann, un coronel de los Marines, le respondió: "ésa es una de las opciones que usted tiene" y le preguntó si entendía que puede llegar a ser condenado a muerte.
"Eso es lo que quiero. Hace mucho que pretendo ser un mártir", afirmó Mohamed, quien dijo no poder aceptar ningún abogado de Estados Unidos, por las acciones de ese país en Afganistán, Irak y "la Tierra Santa".
También pidió poder hablar con los otros cuatro presuntos miembros de la red terrorista Al Qaeda junto a los cuales está siendo procesado, pero Kohlmann dijo que no permitirá "una defensa conjunta".
Mohamed apareció hoy públicamente por primera vez desde su captura en marzo 2003, ataviado con una túnica y gorro blancos, los que, según la coronel del Ejército Wendy Kelly, usan normalmente los prisioneros en Guantánamo.
El detenido tiene una barba larga, canosa, al contrario que en las fotos distribuidas por el Pentágono cuando fue capturado en Pakistán, en las que aparecía con bigote.
Mohamed se quejó, en inglés, que en una declaración anterior, cerrada a la prensa, ante una junta militar, "tradujeron mal mis palabras y pusieron palabras en mi boca".
"Mi inglés no es malo", dijo Mohamed, quien estudió ingeniería en Carolina del Norte, pero aún así pidió un traductor.
Del mismo modo, Ali Abdul Aziz Ali, otro de los acusados, se quejó de que sólo había hablado con su traductor cinco minutos antes del inicio de la vista y dijo considerarse "sin traductor".
"He tenido problemas con los traductores, que han traducido mal o entendido mal", afirmó Ali, en inglés, y pidió uno de la zona del golfo Pérsico.
No obstante, Kohlmann señaló: "los asuntos que trataremos hoy son bastante simples", y en vista de la intervención de Ali en inglés hasta ese momento dijo creer "que usted va a poder entender todo lo que digo en inglés".
También comparecieron hoy ante el juez Walid bin Attash, Ramzi Binalshibh y Mustafa al-Hawsawi.
Todos están representados por abogados militares asignados por el Pentágono y tienen derecho a letrados civiles, que deben costearse ellos mismos.
David Nevin, uno de los abogados de Mohamed, afirmó de que las decisiones que su cliente debe hacer "son muy complicadas", al contrario que lo que había sugerido el juez, y se quejó de que sólo había podido reunirse con el acusado en dos ocasiones por un total de cinco horas.
Lo mismo afirmó Thomas Durkin, el abogado civil de Binalshibh.
El juez Kohlmann comenzó la vista con una advertencia. "Cualquier declaración de los acusados se presume que será secreta", dijo.
Eso significa que el sonido podrá ser eliminado para que la prensa reunida en Guantánamo no escuche la información que, según Kohlman, "perjudique la seguridad nacional" de Estados Unidos.
El tribunal, levantado en una antigua pista de aterrizaje de la base estadounidense, está dotado de un sistema que permite, al toque de un botón, suprimir el audio en el área de observación donde se encuentra la prensa y miembros de algunas organizaciones no gubernamentales.
El sonido es transmitido con 20 segundos de retraso, para que un oficial de inteligencia revise el contenido y pueda recomendar al juez censurarlo.
Mohamed ha confesado ser el artífice de los atentados del 11-S, que causaron casi 3.000 muertes en Nueva York, Washington y Pensilvania.
Binalshibh presuntamente estaba destinado a ser uno de los secuestradores de los aviones comerciales usados en los ataques, pero no pudo lograr un visado para entrar en Estados Unidos, por lo cual se convirtió en principal intermediario de los terroristas con Mohamed.
Ali supuestamente se ocupó de enviar dinero a los secuestradores y al-Hawsawi fue su asistente. Bin Attash presuntamente entrenó a algunos de ellos.
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