La victoria en sets consecutivos del tenista suizo Roger Federer sobre el rumano Victor Hanescu el jueves sirvió como un oportuno recordatorio de que, en la pista central, el rey mantiene su dominio.

Las irregulares actuaciones de Federer en el período previo al Abierto de Australia dieron nuevas esperanzas a sus rivales, mientras que una floja victoria en primera ronda sobre Igor Andreev el martes hizo poco para silenciar los rumores sobre un posible nuevo líder en Melbourne Park.

Pero frente al príncipe Guillermo británico y una gran audiencia en el Rod Laver Arena, el número uno del mundo mostró una majestuosa actuación.

"Estaba feliz de haber podido venir", dijo Federer sobre el príncipe, cuya aparición en el estadio provocó fuertes aplausos por parte de los espectadores.

"Creo que ha tenido un muy atareado calendario durante los últimos días. Le dio la mano a mucha gente, y sabía que yo era uno más", agregó.

El 15 veces campeón de torneos del Grand Slam parecía estar apurado por vencer al desafortunado Hanescu, quien se vio desbordado por el notable juego de su oponente.

Federer sólo necesitó una hora y 39 minutos para avanzar a la tercera ronda del torneo.

Una rápida conversación posterior al partido con el príncipe Guillermo provocó otras preguntas sobre los intercambios reales de Federer.

Un periodista preguntó si se había reunido con otros miembros de la familia real en Wimbledon.

"Bueno, aquellos en la pista en la ceremonia del trofeo", respondió bromeando. "¿Esos cuentan para usted, o no? En lo que respecta a conversaciones, no, no me acuerdo".

Federer se enfrenta a continuación a Albert Montañés, un tenista al que ha derrotado en sus dos encuentros previos.

Pero aún podría estar en duda si Rafael Nadal, el hombre que lo venció el año pasado para ganar el título y quien lo destronó del número uno del ranking por algún tiempo, será quien dispute la final con el suizo.

"Tuvo problemas últimamente jugando contra los 10 mejores tenistas por lo que he escuchado", señaló Federer. "Aún así, es el tipo de persona a la que nadie entre los 10 mejores quiere enfrentar", añadió.

Federer, quien trabajó duró por volver a la cima del ranking desplazando a Nadal el año pasado, dijo que deseaba que su reinado durara para siempre, y que no sería fácilmente reemplazado.

"Es algo que simplemente esperas que dure por el mayor tiempo posible", sostuvo. "Si pierdes tu ranking, esperas recuperarlo".