Este artículo se publicó hace 15 años.
Fatenah, un corto de animación para que los palestinos dejen de ser números
La triste historia de una mujer de Gaza pasa de la realidad a la pantalla en "Fatenah", un corto de animación palestino que pone rostro a uno de los muchos dramas que ocultan los fríos números del conflicto de Oriente Medio.
Basada en hechos reales, "Fatenah" cuenta las vicisitudes de una habitante más de la franja palestina, una costurera que sueña con desposar a su compañero de trabajo y que un día descubre un bulto sospechoso en uno de sus pechos.
Desde entonces, la protagonista será víctima tanto de la negligencia y conservadurismo de los doctores de Gaza como de las humillaciones y despotismo de los soldados de Israel en el cruce fronterizo de Erez, que une ambos territorios, en medio de una desesperada contrarreloj contra su cáncer.
Huelgas, apagones, ráfagas de disparos, el insustituible humus con pan de pita sobre la mesa o la danza local dabke recuerdan al espectador que la historia transcurre en Gaza e Israel entre 2004 y 2005, aunque sin despegarse del tema central: el drama de "Fatenah".
"Queríamos contar una historia, que es también un ejemplo, pero es ante todo una historia humana. Para el mundo, los palestinos somos números: 'cinco muertos hoy', 'siete ayer'... pero los números no son lo importante, sino lo que hay detrás", apunta el productor, Saed Andoni, en una cafetería de la ciudad cisjordana de Ramala.
De hecho, la muerte de Fatenah "fue aún más problemática en la vida real, pues sus familiares tuvieron que entrar de tapadillo en el cementerio para enterrarla porque en ese momento había allí tropas israelíes con motivo de una incursión", agrega.
El proyecto nació de un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la ONG israelí Médicos por los Derechos Humanos, que incluía el caso que inspira el cortometraje, de media hora de duración.
Al leerlo, Andoni decidió llevarlo a la gran pantalla bajo la dirección de su amigo el director Ahmad Habash, también palestino, que acababa de regresar a Cisjordania desde Londres tras concluir un máster en animación.
"La animación va bien con la historia porque resulta más ligera para el espectador que los personajes reales. Los hechos son tan tristes que, presentados como ficción clásica o documental, serían demasiado fuertes o aburrirían", señala el productor.
Así, durante año y medio y con apenas 60.000 dólares de presupuesto (aportados íntegramente por la OMS), un equipo de treinta personas sacó adelante el film con un estilo visual voluntariamente naif.
"Le dimos un cierto toque de historieta de dibujos animados para que resulte natural a ojos de todas las edades. No quisimos hacer hiper-realismo ni que los personajes parezcan completamente humanos", explica Habash.
Tampoco se ha querido mantener el nombre de la mujer de carne y hueso plasmada ahora en tres dimensiones porque el guión incluye algunas licencias -sobre todo en los diálogos, lógicamente ausentes del informe- y porque la protagonista tuvo que desnudarse ante soldados israelíes, un asunto sensible en la sociedad de Gaza.
La película tendrá su pre-estreno el próximo día 1 en el cine-teatro Al Kasaba de Ramala y ya ha sido enviada a los festivales de Venecia y Toronto.
"No creo que las películas puedan cambiar el mundo, pero sí pueden contribuir a humanizar a los palestinos. A mi juicio, los cineastas hacemos mucho más que los políticos por la causa palestina. El cine palestino recibe mucho respeto y atención en los festivales internacionales", opina Andoni.
En Israel, donde muchos artistas palestinos rechazan presentar sus obras en protesta por la ocupación, "Fatenah" sólo será exhibida en el "lugar, momento y contexto apropiado", pero "nunca junto a grandes eslóganes vacíos, como 'cooperación'", matiza.
En efecto, el conflicto palestino-israelí también toca al celuloide y -al igual que en el terreno militar- la enorme brecha de capacidades genera resquemor.
No extraña por ello que el productor palestino se apresure a subrayar que el primer largometraje israelí de animación candidato al Oscar, la alabada "Vals con Bashir", costó al menos cuarenta veces más que su humilde "Fatenah".
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