Este artículo se publicó hace 16 años.
Un empresario cambia el traje por la nariz roja y los zapatos de payaso
Un empresario de 73 años ha cambiado la corbata y los trajes de chaqueta por la nariz roja y los zapatones de payaso, ya que desde hace dos años acude de manera voluntaria al Hospital Materno Infantil de Málaga a visitar a los niños enfermos para hacerles olvidar durante unas horas su estancia en el centro.
Juan Manuel López era copropietario de una empresa en el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) dedicada a la electromedicina, y ahora acude dos lunes al mes al Hospital, durante algo más de tres horas, para hacer reír a los más pequeños, ya que según ha asegurado a Efe, esto le llena de satisfacción y le hace sentirse útil para la sociedad.
Desde hace algún tiempo, Juan Manuel colabora con la ONG "Todo por una sonrisa", que tiene como objetivo "llevar ilusión, alegría y esperanza" a los niños enfermos para amenizar así su estancia en el centro, así como la de sus familiares, los cuales viven situaciones de "gran tensión emocional".
Ver que un niño es feliz y que sonríe "es la mejor recompensa que puedo recibir, y si además consigo sacarles también una sonrisa a los padres y hacer que desconecten por un momento, es doble satisfacción", ha destacado Juan Manuel, que ha añadido que esta experiencia le hace sentirse tan lleno, que incluso "debería pagar por ello".
Este peculiar payaso se ha pasado la vida trabajando y viajando por el mundo, y aunque ha estado bien posicionado económicamente, ha señalado que siempre ha necesitado mucho de los demás, por lo que ahora le tocaba a él "aportar su granito de arena a la sociedad".
"Estoy orgulloso de mi trayectoria profesional, pero me di cuenta de que hacía poco por los demás, por eso me hice voluntario, y he de admitir que no hago ni la cuarta parte de lo que podría hacer", ha reseñado.
Cuando rondaba los cuarenta años, decidió dejarlo todo y comenzar de cero, para lo que hizo autoestop hasta Francia, "con tan sólo mil pesetas en el bolsillo", donde trabajó como camarero y mayordomo junto a su mujer, que ejerció como cocinera en una casa.
Juan Manuel ha asegurado que esta experiencia le aportó gran riqueza ya que le ayudó a conocerse mejor y a sentirse orgulloso de sí mismo y de su esposa, a la que comenzó a querer "aún más".
"Me di cuenta de que era capaz de empezar una nueva vida" prescindiendo de todo lo material que había conseguido hasta entonces, "y eso me llena de satisfacción", ha destacado.
Aunque sigue vinculado al mundo empresarial, Juan Manuel saca tiempo para practicar deportes como la vela o el fútbol, ir al gimnasio tres veces por semana, y organizar tertulias con distintos escritores de la ciudad.
"Todo por una sonrisa", una ONG de carácter cristiano, lleva cuatro años "haciéndole la vida más fácil a los niños hospitalizados", y ayudándoles a superar su enfermedad con la mejor de las curas, la risa, pero además, les transmiten valores como el compañerismo, el respeto a los padres, al medio ambiente, o decir la verdad, por lo que los niños "aprenden algo positivo para la sociedad" ha explicado a Efe Francisco Moya, miembro de la asociación.
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