La confirmación de que habrá diálogo entre el Gobierno y la oposición autonomista de Bolivia hizo recobrar hoy las esperanzas de una salida pacífica a la crisis, pese a que se mantienen los bloqueos de carreteras y la tensión en algunas zonas.
Mañana se iniciarán las conversaciones en la central ciudad de Cochambamba, después de que ayer se acordó un preacuerdo que, en palabras del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, es un "avance muy grande".
El presidente Evo Morales quiso adelantar el inicio del diálogo a hoy mismo, pero por razones logísticas no fue posible.
El titular de la OEA, quien mañana viajará a Bolivia para incorporarse a las conversaciones, señaló que es importante tener un texto "en el cual se dice qué es lo que van a discutir, cómo lo van a hacer y en presencia de quién".
"No habíamos logrado eso en los últimos meses. La paz definitiva sigue dependiendo del acuerdo que se logre", afirmó Insulza a la emisora chilena Duna.
Los convocados a la reunión en Cochambamba son los prefectos de Santa Cruz, Beni, Tarija y Chuquisaca. El prefecto de Pando, la otra región autonomista del país, Leopoldo Fernández, está detenido desde ayer e incomunicado en un lugar desconocido, acusado de haber instigado enfrentamientos que dejaron al menos 15 muertos y cien desaparecidos.
Además asistirán los delegados de los organismos internacionales y entidades que actuarán como testigos del proceso de diálogo: Iglesia Católica, Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Naciones Unidas, Unión Europea y OEA.
Pese al preacuerdo para abrir un proceso de diálogo nacional que permita superar la crisis, militantes del Movimiento al Socialismo de Evo Morales mantenían hoy su asedio a la ciudad de Santa Cruz (este del país), el núcleo autonomista boliviano por antonomasia.
Los seguidores de Morales dijeron que no piensan desbloquear los accesos a Santa Cruz hasta que no renuncien el prefecto (gobernador), Rubén Costas, uno de los firmantes del preacuerdo, y el presidente del comité cívico cruceño, Branco Marinkovic.
Por otro lado, el primer avión habilitado por EE.UU. para evacuar a sus ciudadanos de Bolivia llegó hoy a Lima con 60 personas, a las que se sumarán a lo largo del día aproximadamente otras 40 que viajarán en un segundo avión, dijeron a Efe fuentes consulares estadounidenses.
El Departamento de Estado de EE.UU. recomendó este martes a los estadounidenses que se abstengan de viajar a Bolivia y a quienes estén ya allí que abandonen el país, aquejado desde hace semanas por una crisis política que ha derivado en incidentes violentos en regiones que reclaman autonomía del Gobierno central.
Para los estadounidenses, se agrega además como motivo de preocupación el hecho de que el embajador de EE.UU. en La Paz, Philip Goldberg, fue expulsado por el Gobierno boliviano la semana pasada, acusado de instigar las protestas.
La tensión ha hecho también que entre 100 y 200 bolivianos hayan buscado refugio en Brasil, algunos de ellos heridos, aunque no de gravedad, dijo Carlos Alberto Bernardo, portavoz del gobierno regional de Acre, estado fronterizo con Bolivia.
Los bolivianos se han concentrado en los municipios de Brasilea y Epitaciolandia, a los que desde Río Branco, capital de Acre, han sido enviados médicos, alimentos y ropa. Además, han sido habilitados algunos predios públicos, a fin de ofrecerle abrigo a los refugiados que proceden en su mayoría del departamento boliviano de Pando, que está por quinto día consecutivo bajo estado de sitio.
El Defensor del Pueblo de Bolivia, Walter Albarracín, que se encuentra en Pando para asegurar el respeto a los Derechos Humanos, señaló hoy que los testimonios de los que presenciaron el enfrentamiento de campesinos y opositores son "impactantes".
A Cobija, la capital pandina, tiene previsto trasladarse mañana el enviado del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Vegard Bye, según el propio funcionario confirmó a Efe.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció hoy que su país le venderá camiones a Bolivia y reprimirá el tránsito de hombres armados en la frontera común para ayudar al Gobierno de Evo Morales a combatir las protestas violentas que enfrenta.
"Brasil necesita hacer un esfuerzo muy grande porque tenemos más de 3.000 kilómetros de frontera con Bolivia y queremos que ella esté en paz porque Bolivia podrá crecer en paz y no en guerra", dijo Lula en una entrevista televisiva.
"Ni pensar en injerencia brasileña en Bolivia, mucho menos tropas", afirmó Lula al aclarar que la ayuda ofrecida no puede ser interpretada como una intromisión de Brasil.
"Le pido a Dios que esté estancada (la posibilidad de una división en Bolivia), le pido a Dios que todo el mundo entienda qué es lo mejor para Bolivia", dijo Lula, quien subrayó que "todo el mundo quiere ayudar a Bolivia, pero es necesario que Bolivia quiera ser ayudada".
Por su parte, el presidente paraguayo, Fernando Lugo, manifestó hoy en Sao Paulo que Suramérica debe "respetar la soberanía" y ser "cauta" para sugerir fórmulas de solución a la crisis boliviana.
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