Este artículo se publicó hace 14 años.
Brown comparece hoy ante la comisión que investiga la guerra de Irak
El primer ministro británico, Gordon Brown, testifica hoy ante la comisión independiente que investiga la guerra de Irak, en una comparecencia de especial interés por la cercanía de las elecciones generales.
Inicialmente, los responsables de la comisión decidieron que el primer ministro testificara pasados los comicios, que se celebrarán a más tardar el 3 de junio, con la idea de no interferir en el desarrollo de la campaña, pero las presiones políticas y mediáticas hicieron que el propio Brown pidiera comparecer antes de esa fecha.
Dos son los asuntos que más interés despiertan de la declaración del primer ministro: las supuestas restricciones económicas que impuso para llevar adelante la invasión en su condición de ministro de Economía de Tony Blair y el grado de apoyo e implicación que tuvo en la decisión política de embarcar al Reino Unido en una guerra.
En los últimos meses, diversos medios han publicado documentos que muestran que Brown bloqueó varias partidas para el envío adicional de helicópteros a Irak y Afganistán, lo que supuestamente expuso a una situación de mayor riesgo a las tropas británicas.
Las informaciones fueron ratificadas por el ex ministro de Defensa y enemigo político de Brown dentro del laborismo, Geoff Hoon, que dijo ante la comisión que el hoy primer ministro recortó fondos vitales para el ejército en los años previos al conflicto y que volvió a hacerlo inmediatamente después de la invasión.
Sobre su implicación política, Brown siempre ha marcado la distancia con respecto al llamado "núcleo duro" del Gobierno de Blair que tomó la decisión de apoyar a EEUU para derrocar a Sadam Husein por la fuerza, pero otras versiones lo sitúan entre las personas que más influencia tuvieron en aquellos momentos.
Entre ellas, figura el ex jefe de prensa de Blair Alastair Campbell, que aseguró ante la comisión que el "canciller del Exchequer" durante los preparativos y el desarrollo de la guerra fue una de las personas a las que más consultó el ex primer ministro.
Aclarar estos asuntos en la cuenta atrás de los comicios puede ser crucial, porque la sociedad británica se opuso de manera abrumadora al conflicto de Irak y porque hay dudas sobre la calidad del equipamiento de las fuerzas armadas británicas tras la muerte de más un centenar de soldados en Afganistán en el último año.
De hecho, las denuncias e informaciones acerca de que Brown privó a las fuerzas armadas de la financiación necesaria para afrontar la guerra con garantías llevaron al primer ministro a escribir una carta al presidente de la comisión, John Chilcot, para prestar declaración y no dar la sensación de que tiene algo que ocultar.
"Estoy encantado de prestar testimonio sobre todos los asuntos que plantee y estoy encantado de dar explicaciones a la opinión pública de este país sobre nuestro compromiso como Gobierno con la seguridad de este país", afirmó el primer ministro en la carta.
No fue la primera vez que el líder laborista tenía que cambiar el paso con respecto a la comisión, que inicialmente iba a celebrarse a puerta cerrada y que se convirtió en parcialmente pública tras las presiones recibidas por parte de los partidos de oposición, los militares y las familias de los soldados muertos.
El primer ministro declaró en un primer momento que los trabajos de la comisión serían a puerta cerrada para no comprometer la seguridad nacional, pero tuvo que dar marcha atrás y dejó en manos de Chilcot la decisión final de celebrar audiencias cara al público.
También prometió que la comisión dispondría de todos los documentos en manos del Gobierno, pero advirtió de que no todos podrían ser publicados, en una práctica que ha llevado al presidente de la investigación a expresar públicamente su "frustración".
Brown, dado por muerto políticamente en varias ocasiones, hablará ante la comisión pensando en las últimas encuestas sobre intención de voto, que reflejan que el laborismo tiene posibilidades de ganar las elecciones después de remontar una desventaja frente a los conservadores que llegó a superar los 15 puntos.
A su llegada al Queen Elizabeth II Center de Londres, donde se celebran los trabajos de la comisión, podrá ver a los manifestantes convocados por la coalición "Stop the War", que intentarán entregarle un cheque gigante manchado de sangre, por valor de 8.500 millones de libras (la cantidad gastada por el Reino Unido en ese conflicto), para recordarle su responsabilidad en la guerra.
"Gordon Brown tiene tanta sangre en sus manos como Tony Blair por la guerra ilegal en Irak. Como ministro de Economía, fue el encargado de financiar la guerra", declaró este grupo.
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