Este artículo se publicó hace 16 años.
El Bosque Ridimoas posa para un artista que destina las ventas de su obra a conservarlo
El bosque de Ridimoas, situado en la comarca del Ribeiro y propiedad de 1.025 socios de todo el mundo, sirve de modelo al grabador Xosé Poldras para elaborar grabados con huellas de animales y con árboles, cuyas ventas destinará a conservar y ampliar el bosque con la compra de nuevas parcelas.
Poldras explicó en una entrevista a Efe, que el grabado centra su dedicación artística, ocupa el tiempo que le deja libre la docencia y su contacto con el bosque de Ridimoas -en Beade- fue por encargo, pero pasa allí todas las horas que puede para dibujar, y luego hacer grabados de naturaleza.
Desde su primera visita, la asociación cultural y ecológica Ridimoas, fundada en 1988, tiene como dibujante y grabador habitual a Xosé Poldras, igual que el Fondo Asturiano para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS), surgido en 1982, tiene como ilustrador a Fernando Fueyo, cuyos trabajos descubrió el artista de Ourense en su trayectoria.
Consideró que su trabajo sobre Ridimoas "hace evocar la infancia" no sólo por la temática, centrada en animales, huellas y árboles como el peral, la madreselva y el saúco, sino también por la técnica, ya que está muy vinculada a las manualidades y a la artesanía, y supuso un reto para él porque su obra se centra normalmente, en la figura humana.
En ese sentido, aludió como ejemplo, al grabado de la madreselva que le supuso tres horas de dibujo por cada flor de la lámina, otras dos horas para elaborar la plancha matriz del grabado y 15 minutos de estampación para cada una de las 50 láminas que forman la serie, limitada, que pone a la venta.
Los grabados de Poldras forman parte de los fondos de museos de Cuba, Polonia, Madrid, A Coruña y Holanda -donde también se formó como grabador- y tiene protagonistas humanos con alusiones literarias, como su serie sobre "Ícaro", pero el trabajo en Ridimoas le permitió descubrir que el dibujo de animales y plantas "supera a la fotografía en los detalles importantes", agregó.
A partir de los dibujos del fundador de Ridimoas, Pablo "Oitabén", Poldras fue perfeccionando e investigando los trazos, tanto en contacto con animales y plantas en su medio natural, como llevándolos a su casa, como ocurrió con una hormiga, el pájaro "noitebra" (chotacabras gris) y una rama de pino.
Algunos de estos dibujos pasaron luego a ser grabados que están a la venta de forma individual o en carpetas de varios, y cuyos beneficios revertirán en el crecimiento del propio bosque.
En ese sentido, el fundador Pablo "Oitabén" explicó a Efe que está dedicando los fondos de socios y colaboradores a comprar pequeños terrenos que estaban en medio del bosque -de 501 hectáreas- pero con propietarios particulares de los pueblos cercanos.
"Nos hace sentir orgullosos el hecho de que cada día recibamos ofertas de terrenos para comprarlos e incorporarlos al bosque, aunque lo hacemos con mucha medida ya que hay que repartir entre todas las necesidades del bosque, en el que mantenemos a varios potros y vigilamos la conservación del medio natural".
En relación al grabador Poldras, además de su colaboración con Ridimoas, que seguirá, tiene proyectos artísticos en común con otros grabadores gallegos, como una obra de 9,5 metros por 1,5 metros que será una ilustración de "El elogio de la locura" de Erasmo de Rotterdam.
Ese grabado requiere una plancha que comenzó a elaborar el vigués Xabier de Sousa, seguirá Poldras en una parcela de su familia y luego la lucense Isabel Somoza prevé elaborar su parte en una playa, debido al gran tamaño, y se completará con el estampado sobre un papel especial procedente de Alemania.
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