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Otra tangana con derrota

Los jugadores de Mourinho vuelven a involucrarse en otro lío a empujones que acaba con la expulsión de Khedira cuando el Madrid era muy superior al Levante. Coentrao fracasa como sustituto de Cristiano

LADISLAO MOÑINO

De otra tangana en un mes, el Madrid volvió a salir perdedor. En Barcelona, en la final de la Supercopa, ya estaba derrotado, pero tiró por los suelos la buena imagen futbolística que había dejado. Esta vez, otro lío a empujones, le costó los tres puntos en uno de esos campos en los que la temporada pasada se le escapó la Liga. Ese punto de sobreexcitación, de vestuario guerrillero que ha inculcado Mourinho a sus jugadores les jugó una mala pasada. Hasta la expulsión de Khedira, habían sido superiores al Levante.

Tenía el Madrid el partido controlado, pero se lo descontroló Di María. Primero con una respuesta de novato a una entrada por detrás de Juanlu. Di María se rehizo y se fue a por el extremo del Levante con las dos piernas por delante en las mismas narices del asistente. Después, con el teatro que tanto denuncia el Madrid, provocó indirectamente la expulsión de Khedira. Ballesteros le tocó la cara y Di María actuó como si hubiera recibido un puñetazo. Tirado en el suelo, Ballesteros fue a recriminarle su función y Khedira le empujó.

Ballesteros también teatralizó y el colegiado expulsó a Khedira al castigarle con amarilla. Anteriormente, el alemán había visto otra amarilla por una falta inexistente. Tienen los jugadores del Madrid un tremendo problema con las tanganas. O se les ve demasiado cuando pegan o siempre pican con los contrarios. Pepe, que le pisó el tobillo a Xavi Torres en otro gesto suyo fuera de control, es el mayor ejemplo.

Si los jugadores del Madrid tienen esa tendencia a la marrullería, deberían aprender de un par de normas de los italianos, maestros en manejarse en ese tipo de barullos: a) si das o provocas primero que no te vean; y b) nunca reacciones cuando el contrario ha sido el primero en dar o en provocar.

La expulsión de Khedira cegó al Madrid. Hasta ese momento había encajonado al Levante en su campo por colocación y mediante una presión agresiva y adelantada. Kaká, que había relegado a Özil al banquillo, había dejado un par de coletazos que anunciaron el jugador que fue.

La suplencia de Özil suena a reprimenda por su dejadez defensiva ante el Getafe. Cristiano tampoco jugó de inicio. Su lugar lo ocupó Coentrao, de regreso a su posición más natural con la inclusión de Khedira junto a Xabi Alonso. Lo cierto es que en la banda, Coentrao enseñó lo mismo que como mediocentro: lució más como llegador. Ni desbordó, ni sacó un centro bueno. Con todo, Benzema y Kaká pudieron poner al Madrid por delante en la primera media hora.

Ya con diez, Mourinho decidió sentar a Benzema para dar entrada a Cristiano. Buscó piernas y pegada para solucionar el partido. Pero ya no le apareció fútbol. Fue incapaz de rehacerse con la pelota y se expuso a las contras. En una de ellas, mal defendida y perseguida por Marcelo, Koné fusiló a Casillas. Otra tangana con derrota.

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