Las elecciones presidenciales del pasado junio en Irán estuvieron seguidas por un drástico aumento de la represión contra las protestas políticas. Las fuerzas de seguridad, en especial la milicia paramilitar Basij, hicieron un uso excesivo de la fuerza contra los manifestantes pacíficos. Las autoridades restringieron la libertad de expresión e Irán siguió teniendo uno de los índices de ejecuciones más altos del mundo. Murieron al menos 388 personas, entre ellas un hombre lapidado. Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado el informe de Amnistía Internacional (AI) sobre el estado de los derechos humanos en el mundo, donde también se denuncian abusos en Israel, Estados Unidos, Brasil, China, Japón y México.

Las investigaciones de AI registran casos de tortura y otros malos tratos en al menos 111 países; juicios injustos en 55; restricciones a la libertad de expresión en 86 y presos de conciencia encarcelados en un mínimo de 48. Como hechos positivos, Amnistía destaca 'la orden de detención dictada en 2009 por la Corte Penal Internacional contra el presidente de Sudán, Omar Hasaan Al Bashir, por crímenes de lesa humanidad y de guerra', resumió ayer Esteban Beltrán, director de la organización en España. Beltrán también denunció la falta de apoyo de los gobiernos a la justicia universal y la impunidad de algunas empresas.

Amnistía Internacional critica también el hecho de que Estados Unidos mantenga 181 presos en Guantánamo; la represión china contra la etnia uigur y que Israel y Hamás hayan hecho caso omiso de las recomendaciones de Naciones Unidas que pedían rendición de cuentas por el conflicto de Gaza. La organización también denuncia los asesinatos masivos en Brasil y México y la explotación que hace Japón de sus inmigrantes.