Sexo y verano: los motivos que desembocan en este placentero binomio
Hay varios factores, físicos y emocionales, que se unen a la hora de provocar un aumento de libido durante los meses estivales.
Helena Celma
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Corría el 2001 cuando Sonia y Selena lanzaron su famoso tema Yo quiero bailar. Uno de los versos más recordados y cantados -a pleno pulmón, generalmente- es el de: “cuando llega el calor, los chicos se enamoran. Es la brisa y el sol. Acércate, ven, mi deseo te confesaré”. El “chicos” es aplicable también a “chicas”, y es que cuando llega el verano y el aumento de las temperaturas, parece que se incrementa de forma irremediable nuestra libido y nuestro deseo sexual.
Si estás leyendo esto y estás pensando que eso es algo que solo te pasa a tí, tranquilx, es algo bastante general. De hecho, tiene una base científica que lo explica, y es que se unen varios factores para provocar este aumento del apetito sexual.
Durante el verano, solemos tomarnos unos días de descanso y disfrutar de nuestro tiempo libre, ya sea aprovechando para hacer esos hobbies que en el día a día no tenemos tiempo o simplemente para estar tirada en el sofá sin hacer nada. Cualquiera de las dos opciones es válida y, seguramente, más tranquila que la rutina que nos consume.
Por lo tanto, este tiempo de descanso ayuda a que disminuya el estrés, un componente que afecta mucho en la vida sexual por diferentes factores físicos y emocionales. De forma resumida, cuando estamos estresados, nuestro cuerpo produce cortisol, una hormona que puede disminuir los niveles de hormonas sexuales como la testosterona y el estrógeno, que son cruciales para tener deseo sexual.
Por lo tanto, de forma inevitable, se reduce nuestro libido y los ojos con los que miras a tu pareja o a la persona con la que te quieres acostar serán distintos. Es decir, solo con el hecho de tener unas merecidas vacaciones, ya veremos como nuestras ganas de dar y recibir placer aumentarán de forma significativa.
Días más largos
Pero el aumento de líbido está relacionado también con más factores, y uno de ellos tiene que ver con las horas de luz solar. Con los rayos de sol, nuestro cuerpo recibe una mayor cantidad de vitamina D, que es una de las encargadas de activar la oxitocina -la hormona de la felicidad y el placer-.
La oxitocina no solo aumenta la liberación de testosterona y feromonas a través del sudor, sino que, en el caso de los hombres, también mejora las erecciones al activar la hipófisis en el cerebro cuando este recibe más luz solar. Por no hablar de que a las mujeres las ayuda a sentirse más atractivas, por lo que el comportamiento sexual en los dos casos aumenta de forma notable.
“Más allá de tus hormonas, es probable que sientas más deseo en verano no sólo por el sol y el calor. También porque estás más relajada, probablemente estés de vacaciones o tengas menos volumen de trabajo. Si tienes pareja, seguramente hayáis disfrutado de más tiempo a solas, momentos de calma y relax donde es más fácil liberarse. Si no, quizá hayas gozado de una buena masturbación bajo la ducha fresquita. Todos esos estímulos liberan tu deseo”, comenta Cecilia Bizzotto, socióloga y portavoz de JOYclub.
Más actividad física
Otro de los motivos por los que la libido aumenta en verano es porque hacemos más actividad física. Sí, por extraño que parezca, con la llegada del calor dedicamos más tiempo a hacer deporte, ya sea porque ya no hace frío y el clima nos invita a salir a la calle a correr, ir en bici o cualquier otra disciplina.
Además, durante el resto del año el tiempo libre es más escaso por el trabajo y demás responsabilidades, por lo que podemos dedicarle más rato a tonificar o simplemente cuidar nuestro cuerpo. Y cuanto más nos gusta lo que vemos en el espejo, más autoestima ganamos.
Porque ojo, la autoestima también influye en este cóctel de revolución hormonal. Sentirse bien contigo mismo y con el propio cuerpo mejora la confianza y el atractivo sexual, lo cual es crucial para un deseo sexual saludable. La autoestima alta facilita una actitud positiva hacia el sexo y una mayor disposición para participar en actividades sexuales. Además, la confianza en uno mismo reduce la ansiedad y el estrés, factores que comúnmente inhiben la libido.
Por lo tanto, todo está conectado de una forma u otra. Lo que está claro es que la felicidad y la tranquilidad influyen de forma muy positiva en nuestra vida sexual, y junto con el calor, el verano se convierte en un cóctel explosivo en el que recuperar todo el sexo que no has podido tener durante el resto del año.