El 'rollete' se redefine
Los tiempos cambian, la sociedad cambia, y con ella, las relaciones sexoafectivas. La generación Zeta vive inmersa en un nuevo paradigma en el que las viejas palabras ya no definen su concepto de cita. Los rollos pasaron a la historia.
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Ya lo dijo Ignatius Farray en una entrevista concedida a Jordi Évole en La Sexta: "La derecha ha robado el punk porque sabe que le hace ganar elecciones". La idea planea, como mínimo, desde 2016, cuando Andrea Levy, la entonces vicesecretaria de Estudios y Programas del Partido Popular, propugnaba en El Mundo que lo moderno hoy en día es ser liberal. Según su teoría [interesada, por supuesto], votar a la izquierda está anticuado. Ahora, el mensaje 'radical' ha sido expoliado por Trump o Bolsonaro, que juegan a menudo a mezclar conceptos del capitalismo más salvaje con un puritanismo soft, de manera que, tal vez, se puedan arrancar un par de papeletas para las urnas entre jóvenes desencantados con la clase política, esos que llevan practicando el nihilismo desde los tiempos del grunge.
En España, lo antiguo es carca. Si además de antiguo, tiene relación con la política, entonces es caspa y todo el mundo sabe que la caspa hay que sacudírsela de las solapas. Ahí se entierra la raíz de los titulares aparentemente desenfadados que a menudo ocupan las contraportadas en periodos preelectorales. Podríamos remitirnos a aquellas míticas declaraciones de la actual presidente de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que se produjeron estratégicamente a dos días del cierre de campaña para las elecciones de marzo de 2021. "Puedes cambiar de pareja y no volver a encontrártela nunca más. Una libertad que no ocurre en todas partes", La libertad, siempre la libertad. Pero a esa veta pretendidamente 'gamberra' se acaba de sumar un fichaje mucho más reciente. Hace unos días, se publicaba una entrevista en El Español donde el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, trataba de dar una imagen de sí mismo que no evocase retratos en sepia u olor a naftalina. "He probado los porros y he tenido sexo esporádico, no soy un bicho tan raro”, se despachaba. La pregunta que subyace bajo esta confesión es: ¿por qué escoge resaltar sus 'rolletes de una noche' como una experiencia que lo hermana con la plebe?
En la era pop, el contenido emocional siempre prevalece y el sexo casual hace tiempo que dejó de ser un tabú. Los políticos no desperdiciarán la oportunidad de subirse también a ese carro. La paradoja que se produce casi podría extraerse de la letra de una canción de Chenoa: "No me hables de sexo seguro / Ni plastifiques mi corazón / Ya estoy cansada de cuerpos duros / Y mentes blandas que no saben de amor. / Cuando tú vas, yo vengo de allí / Cuando yo voy, tú todavía estás aquí / Y crees que me puedes confundir". Pues eso. La generación Zeta vive inmersa en un nuevo paradigma y los abanderados del sexo sin compromiso ya no les resultan unos gurús en absoluto. Ni siquiera les representan.