Voguing, un baile para reivindicar la identidad
Este baile, que fue creado en los 70 y 80 por las comunidades queer de Harlem, ha llegado hasta el plató de 'Operación Triunfo'.
Históricamente, las personas han utilizado el baile como una forma de expresar su lugar en el mundo. Mover el cuerpo libremente ha permitido a miles de personas expresar su identidad y reivindicar quiénes son, algo especialmente importante en un momento histórico en que ciertas comunidades estaban excluidas de la sociedad. Justamente este es el eje vertebral que, desde sus orígenes, han defendido disciplinas de baile como el voguing. ¿Lo conoces?
El vogue o voguing es un estilo de baile caracterizado por movimientos exuberantes y llamativos que imitan las poses de las modelos que salen en las revistas de moda. Es decir, se utiliza el cuerpo para formar líneas con simetría y precisión, todo ello de forma elegante. Normalmente se suele hacer un gran uso del movimiento de brazos, pero el voguing no se limita a las extremidades superiores.
Los jeroglíficos egipcios, las marchas militares y las artes marciales son influencias en este estilo. Desde sus orígenes, esta disciplina ha evolucionado mucho y en la actualidad siguen existiendo competiciones artísticas de voguing. Tienes que saber de lo que hablamos si viste la última edición de Operación Triunfo y quedaste maravillado con la actuación de Álvaro Mayo en la gala 7.
Orígenes del voguing
El voguing como disciplina de baile se remonta a los años 80, cuando las comunidades queer negras y latinas del barrio neoyorquino de Harlem pusieron en marcha concursos que imitaban los tradicionales certámenes de belleza que por aquel entonces se emitían en televisión. En estas competiciones, los bailarines (principalmente personas trans y queer) exageraban las poses de las élites blancas en las revistas de moda, como las que recogía la conocidísima Vogue.
Los concursantes competían por un trofeo y defendían la reputación de sus “casas”, una especie de clubs al que pertenecían los bailarines. Los exuberantes movimientos derivaron en el vogue, el baile por excelencia para los excluidos de la comunidad.
En aquella época, el colectivo LGTBQ+ tenía muchas dificultades para integrarse socialmente, una situación que se complicaba aún más para las personas racializadas. El vogue se convirtió entonces en una manera de crear una cultura para todas estas personas que, durante años, estuvieron reprimidas en los márgenes de la sociedad.
Un baile que evoluciona
En la actualidad, existen diferentes disciplinas dentro del voguing. Está el old way, que se basa en las tradicionales poses de modelos de las revistas de moda; el new way, que aunque también utiliza las poses está más basado en la flexibilidad, las contorsiones y el movimiento rápido de los brazos; y el fem, que apuesta por exagerar las características más femeninas.
Si por algo destaca el vogue es por ser una disciplina que acepta todo tipo de personalidades y corporalidades: en el voguing, todos los cuerpos e identidades son bienvenidas.
El voguing sigue presente en la actualidad no solo por la comunidad de bailarines que existe, sino también gracias a la representación mediática que está teniendo el colectivo queer en películas y series de televisión. Una de las grandes representaciones la encontramos en Pose, una serie de televisión dramática estadounidense sobre la escena cultural afroamericana y latina LGBTQ+ de la ciudad de Nueva York en la década de 1980. Los personajes de la serie son bailarines y modelos que compiten por ganar trofeos y reconocimiento en la escena underground del voguing.
En la actualidad, la generación zeta está ganando protagonismo y se está apoderando del legado que los colectivos más reprimidos han dejado en este tipo de baile. Lo que comenzó en Harlem es ahora una comunidad global. Al final del día, el voguing sigue permitiendo a las personas formar parte de un espacio seguro, donde pueden ser ellas mismas y reivindicar, sin miedo, su identidad (sea cual sea esta).