'El rey del Cachopo': Netflix sigue estirando el chicle del 'true-crime'
Tras el éxito del 'Caso Asunta', la plataforma vuelve a tirar de la hemeroteca reciente para destapar todos los entresijos del 'Rey del Cachopo'.
Helena Celma
Netflix parece haber encontrado un filón de gran audiencia en los true-crime. El último que se añade a su extensa lista es El rey del Cachopo, una docuserie de tres capítulos que se estrena este mismo viernes.
En esta entrega, se analizará el mediático caso de César Román, conocido coloquialmente como ‘el rey del cachopo’ por su trabajo en la hostelería. Este individuo asesinó y descuartizó a su pareja Heidi Paz en agosto del 2018. A lo turbulento de este caso, se le añadió que esta muerte destapó una telaraña de secretos, falsas identidades y otros crímenes que cometió.
No es extraño que una plataforma como Netflix, acostumbrada a este tipo de producciones, haya apostado por este caso. Hablamos del dueño de un restaurante especializado en cachopos, que de joven se infiltró en sindicatos progresistas siendo falangista, y que llegó a promocionar un máster falso. Estos y otros asuntos aparecerán seguramente en este nuevo true-crime cargado de morbo.
La docuserie está producida por Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, y el encargado de dirigir los episodios es Román Parrado, quien consiguió declaraciones inéditas del propio César Román desde la prisión, en la que permanecerá 15 años según su condena.
Además de la versión del asesino, el documental cuenta también con testimonios de las personas más cercanas al caso, además de la madre de la víctima, Gloria Francis Bulnes. Este testimonio es especialmente relevante, ya que hasta el momento no se ha pronunciado en los medios de comunicación.
El último de una larga lista
Esta docuserie es la última de una larga lista de true-crimes que Netflix ha producido. De hecho, parece que sus éxitos más destacados en los últimos meses están basados en este género, siendo el más reciente El caso Asunta, que relata el asesinato de unos padres a su hija adoptada, o El Cuerpo en llamas, uno de los casos más mediáticos en el que dos policías que eran amantes mataban al novio de ella, que también era agente.
Además, en algunos de los casos más mediáticos, la plataforma suele lanzar un documental y también su adaptación a la ficción. En estos dos últimos casos nombrados, Netflix también sacó Las cintas de Rosa Peral y El caso Asunta (Operación Nenúfar).
Estos son tan solo tres de los casos que la plataforma de contenidos ha producido. Pero también hay otros muy conocidos, como es el caso de ¿Dónde está Marta?, en referencia a Marta del Castillo; El caso Alcàsser, sobre los asesinatos de tres jóvenes de Alcàsser en 1992; o 13 días, que narra la crónica de las dos semanas en las que se intentó incansablemente rescatar al pequeño Julen del pozo en el que cayó.
Pero los true crimes de Netflix no se limitan solo a los casos en España, ya que la plataforma recoge también historias en otros países y que han dado la vuelta al mundo. Es el caso de Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer, serie sobre el conocido como el monstruo de Milwaukee, pero contada desde la perspectiva de las víctimas y la incompetencia policial, que permitió a este joven emprender una carrera criminal en la que asesinó a 17 personas. También Extremadamente cruel, malvado y perverso, en la que Zac Efron encarna al asesino americano Ted Bundy. Por cierto, de ambos se hicieron también el documental junto con la serie.
Demasiado morbo
Lo que está claro es que algo se acciona dentro de nosotros cuando vemos alguna serie o documental sobre crímenes reales. Y a veces parece que, cuanto más escabroso sea el caso, mayor curiosidad nos produce. Muchas veces se instala en nosotros un sentimiento de culpabilidad, en la que la moral va por una parte, mientras que la curiosidad y el morbo van por otro lado.
Esto lo podemos aplicar tanto a los documentales o a la docu-ficción, como a las noticias. Porque cuando aparece un caso similar al de El rey del Cachopo, por ejemplo, muchos medios de comunicación, y programas de televisión especialmente, exprimen todos los detalles de la historia, para saciar los niveles de curiosidad y morbo de los espectadores, y de paso aumentar sus niveles de audiencia y por lo tanto sus beneficios empresariales a costa del dolor y el sufrimiento de otras personas.
Patricia Ramírez, la madre del niño Gabriel Cruz, conocido como ‘El pescaíto’, ha dejado clara su crítica hacia este tipo de comportamiento de la industria audiovisual. Recordemos que Gabriel fue un niño asesinado en 2018 en Almería por la nueva pareja que tenía su padre, Ana Julia Quezada, y cuyo cadáver fue descubierto tras dos semanas de intensa búsqueda e investigación policial. "Desde el principio no hemos querido protagonismo con esto, hemos rechazado todo tipo de ofertas que se nos han hecho y hemos manifestado continuamente que no queríamos participar de hacer ni documentales ni series con la muerte de Gabriel", comentó Patricia Ramírez a través de un vídeo comunicado.
Incluso llegó a publicar una carta para reclamar a los medios de comunicación y a las redes sociales que “respeten a las víctimas adecuadamente" y las "protejan del dolor innecesario", anteponiendo la "decencia y la profesionalidad frente a intereses particulares o económicos". Este toque de atención de Patricia Ramírez debería servirnos a todos para reflexionar sobre los límites en la producción de este tipo de material, tanto en plataformas como en tertulias televisivas, ya que el dolor de otros nunca debería ser algo con lo que comerciar.