Las portadas de la prensa de derechas 'olvidan' el archivo del 'caso Neurona' y los tuiteros se preguntan quién repara ahora el daño causado
Tremending
-Actualizado a
Les suponemos al tanto de que el juez Juan José Escalonilla, titular del Juzgado de Instrucción 42 de Madrid, archivó este pasado martes el llamado caso Neurona que él mismo abrió hace tres años contra Podemos para investigar una supuesta financiación ilegal del partido morado.
Recuerden que todo partió de una denuncia bastante dudosa del abogado José Manuel Calvente, despedido de Podemos. No les vamos a aburrir con los detalles del caso, que para eso está la hemeroteca, pero todo olía a chamusquina desde el principio. Este tuit del periodista Pedro Vallín resume perfectamente lo ocurrido.
Para los que no fueron a clase ese día, el caso Neurona es el ejemplo perfecto de lawfare, eso de lo que tanto se habla estos días. Lo define –también perfectamente– este tuit.
Nosotros, sin embargo, vamos a centrar el foco en algo que ya se ha convertido en un clásico entre la prensa de derechas. Lo podríamos denominar como una especie de lawfare mediático. Como ya dijimos en su día, el espacio de una noticia sobre una acusación contra Podemos en la portada de un medio de la derecha es inversamente proporcional al espacio que se le da cuando se desmonta, como es este caso. En esta ocasión no ha sido diferente, tal como nos recuerda el propio Podemos.
Aunque cada vez se leen menos, las portadas de papel siguen teniendo cierto peso e influencia. Por lo tanto, no es nada inocente que se tape una noticia en los titulares impresos. Las portadas de los medios de derechas, tan profusas en su día, utilizaron el caso Neurona para señalar a Podemos y para desgastar al partido, como recuerdan varios tuiteros.
Lo cierto es que ahora hay "amnesia mediática", como afirman algunos en las redes sociales.
El daño ya está hecho, como recuerdan varios tuiteros. Misión cumplida.
Algunos incluso lo denomina "corrupción periodística".
La realidad es incuestionable y se repite una y otra vez. Por muy burdas que sean las acusaciones contra Podemos, siempre se repite la misma secuencia: mucho ruido cuando se trata de acusar y señalar, pero silencio absoluto cuando se comprueba que las acusaciones no tenían ningún fundamento. Lo grave del asunto es que pasa una y otra vez sin que la prensa más conservadora haga acto de contrición.
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