Lalachus, a sus 'haters' tras los ataques por dar las campanadas: "¿Sabéis qué es lo que también tengo gordo?"

Ya saben que la humorista Lalachus y David Broncano, conductor de La Revuelta, van a presentar las campanadas de Nochevieja en Televisión Española (TVE). La cadena pública hizo el anuncio oficial y formal este pasado miércoles aunque la noticia se sabía ya desde hace unos días. 

TVE ha asegurado en una nota que Broncano y Lalachus "serán los protagonistas de unas campanadas inéditas llenas de humor, espontaneidad y sorpresas" y ha añadido que con ellos "RTVE propone un fin de año diferente y cercano".

Tras conocerse la noticia, en las redes sociales proliferaron los comentarios machistas y los ataques a Lalachus por su aspecto físico. No nos engañemos: como bien ha explicado José Pablo López, presidente de RTVE, las críticas hacia la humorista "nada tienen que ver con que sea gorda, sino con que es mujer".

"¿Alguien recuerda alguna crítica por su peso contra Alberto Chicote o contra Ibai Llanos cuando presentan las campanadas? Tanto por avanzar. Puro machismo", ha escrito López en su cuenta de Twitter.

Ante los ataques, Lalachus ha recibido una oleada de mensajes de solidaridad. Los hay a miles, tantos como críticas. En cualquier caso, Lalachus se sobra y se basta ella sola para hacer frente a estos ataques.

Lo vimos en el último programa de La Revuelta, donde dio una soberana lección a sus haters. Frente a los ataques y el odio, la colaboradora de La Revuelta exhibió su humor y su indiferencia y dijo que nadie le iba a quitar "un ápice de ilusión" por presentar las campanadas de La 1.

"Demasiado preocupada está la gente, que dicen que a lo mejor se va a caer el balcón por mi peso", bromeó Lalachus. Pero lo mejor vino luego: "Ahora, todo el mundo se preocupa por mi salud. ¿Sabéis qué es lo que también tengo gordo?", dijo mientras miraba a cámara y se señalaba su zona íntima. El momento es impagable. Vean.

Está claro que el humor sigue siendo un arma ideal para combatir el odio, los señalamientos y las críticas destructivas. Lalachus lo ha vuelto a demostrar.