Madrid
Actualizado:Aunque existen algunos ejemplos, aún son pocos los colegios e institutos que han implantado formas innovadoras de enseñanza o que han decidido trabajar con aplicaciones gratuitas y prescindir de los libros de texto. Incluso a pesar de la crisis, la mayoría de los centros los usan intensivamente desde las etapas de infantil y no los abandonan hasta terminar el bachillerato.
Septiembre se ha convertido en una cuesta difícil de remontar para la mayoría de familias españolas con hijos en edad escolar. Unos ocho millones de alumnos vuelven a clase esta semana en toda España, lo que supone un gran desembolso para las familias. Según una encuesta publicada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), los libros de texto representan una parte importante de los gastos de inicio de curso. De los 1.200 euros que estiman que gastará cada escolar media este año, los libros pueden llegar a suponer entre un 20% o 30% de esa cantidad. Y año a año este desembolso no ha hecho más que aumentar.
Según un reciente informe de Comercio Interior del Libro en España, las editoriales facturaron un total de 856,04 millones de euros por la venta de libros de texto en 2016. En los últimos 5 años esta cifra ha aumentado un 6,6% .Sólo entre 2015 y 2016 el incremento de la facturación por libros texto fue de un 3,1%.
En los últimos años los manuales escolar se han convertido en uno de los negocios más rentables para las editoriales. Sólo el año pasado los libros de texto representaron el 37% de la facturación total de las editoriales, muy por encima de la literatura (novela, clásica, contemporánea, policíaca, ciencia ficción...), segundo en importancia de facturación y que supuso el 19,3% de sus ingresos totales.
A pesar de que la industria editorial afirma que el gasto medio por alumno en estos manuales es de unos 106 euros por niño y año, tanto la OCU, como la FAPA Giner de los Ríos sitúan este gasto por encima de esta cifra. La asociación de consumidores afirma que la media de gasto está en casi el doble: unos 201 euros por niño y año. Fuentes de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres consultadas por este diario, comentan que los libros varían entre unos 200 y 320 euros dependiendo de la etapa y que se disparan en Bachillerato donde cada libro alcanza de media unos 40 eruos.
"Los libros de texto suponen un desembolso enorme que tenemos que asumir las familias, sobre todo en los lugares en donde las becas que existían para ayuda de este material ya han dejado de darse", afirma Maricarmen Morillas, de la FAPA. "Entendemos que el libro de texto es un recurso más, no el principal y que el auge de las nuevas tecnologías tiene que permitir hacer las cosas de forma distinta puesto que nuestros hijos son digitales", añade.
Según la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Eneñanza (ANELE), que aglutina a las mayores editoriales, el incremento de los libros de texto para este curso 2017/18 será del entorno al 1%, "por debajo del Indice de Precios al Consumo (IPC) registrado". A pesar de estas afirmaciones, durante los años anteriores el incremento de los libros de texto han estado por encima del IPC. Durante el curso pasado, y según las mimas fuentes, los libros se incrementaron en un 1,1%, una cifra muy por encima del incremento del coste de la vida, que fue negativo en un 0,6% durante ese período de tiempo.
En un informe presentado este jueves, ANELE afirma que "la facturación del sector se incrementó en el curso 2016-2017, como consecuencia de la renovación de los materiales de 2º y 4º de Educación Secundaria y la recuperación de las
ayudas públicas a las familias". A pesar de dar los resultados globales del sector de las editoriales de los libros de texto, el sector representado por ANELE mantiene una política de oscurantismo en relación al reparto de cuotas de mercado en las empresas del sector. No desvelan datos sobre cuánto factura cada una de las editoriales en concepto de manuales escolares.
Nuevas leyes, más gastos
Los cambios legislativos en materia de educación suponen también cambios en los libros de texto para adaptarse a los nuevos contenidos. Esto es lo que las familias han estado viviendo durante los tres últimos años. Si bien fuentes de ANELE manifestaron este jueves que "lejos de la falsa creencia de que al sector editorial le interesan los cambios legislativos continuos, lo que realmente le interesa a la industria es la estabilidad y la coherencia para el desarrollo de sus actividades”, lo cierto es que la conocida como Ley Wert supuso un notable incremento en la recaudación de las editoriales.
Sólo entre 2014 y 2015, principal año de cambio de los contenidos, la recaudación de las editoriales creció en un 18%, pasando de los 748 millones de 2014 a los 830 millones en 2015.
Desde la FAPA advierten que esto cambios legislativos repercuten directamente en los bolsillos de las familias y recuerdan que según la normativa vigente, los libros de texto tendrían que tener una vigencia mínima de cuatro años "aunque muchas veces esta no se respeta. A veces los cambios son mínimos e insignificantes, pero obligan a las familias a comprar nuevos materiales por el cambio de algunos párrafos, aunque no se trate de cambios importantes", afirma Morillas.
Para el curso que viene (2018/19) la Comunidad de Madrid ha acordado implantar un modelo de préstamo con la creación de un banco de libros de texto que se será voluntario y se repartirán de forma gratuita. La propiedad de los libros será de la Administración educativa que los cederá a los colegios para que puedan prestarlo a los alumnos. Madrid se suma así a iniciativas similares que ya están en marcha en Andalucía, Extremadura, Navarra y Comunidad Valenciana.
A este respecto ANELE ha mostrado este jueves su preocupación por los perjuicios que estas iniciativas puede causar al sector. “Los editores estamos a favor de la existencia de ayudas para la adquisición de libros de texto, incluso de los sistemas de préstamo. Si las autoridades y/o legisladores creen que deben extender la gratuidad a todos los recursos educativos, incluidos los materiales curriculares, deberían asumir que eso no puede hacerse en detrimento de la calidad ni de un sector cultural de la importancia del sector de libro, que incluye no sólo editores, también a autores, ilustradores, impresores, distribuidores y libreros”, afirmó José Moyano, presidente de la Asociación.
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