Este artículo se publicó hace 2 años.
La vida con tetraplejia después de una mala zambullida: "Tirarte de cabeza es jugarte la vida"
En los últimos cinco años han ingresado 28 personas en el Hospital Nacional de Parapléjicos con tetraplejia con el resultado de lesión medular, tras un mal chapuzón.
Uxía Pérez
Madrid--Actualizado a
"En determinados sitios de baño tirarte de cabeza es jugarte la vida", cuenta Gustavo Díaz a Público. Lo sabe por experiencia propia. En 1988, con tan solo 14 años, una mala zambullida en la piscina de unos amigos le dañó la médula ósea. Fue así como perdió casi por completo su movilidad.
"Me rompí las vértebras y tuve un hematoma en la médula, lo que supuso una lesión cervical completa", recuerda. Este tipo de traumatismos son irreversibles, ya que, según explica Díaz, "una vez pasada la fase crítica, la lesión se mantiene igual". Tiene el cuerpo paralizado por debajo de la clavícula, pero los años le han devuelto algo de movilidad y sensibilidad en los brazos y manos permitiéndole "volver a escribir y dibujar".
Un joven de 15 años, el primer ingresado de 2022 en el Hospital Nacional de Parapléjicos con tetraplejia por una mala zambullida
La historia de Gustavo Díaz no es un hecho aislado. Este mismo mes de junio, con la vuelta del calor y la nueva normalidad, un joven gaditano de 15 años se convirtió en el primer ingresado de 2022 en el Hospital Nacional de Parapléjicos con tetraplejia por una mala zambullida. Según explican desde la dirección médica de este centro, en los últimos cinco años ingresaron 28 personas con el resultado de lesión medular por una mala zambullida Casi todos los casos acabaron con tetraplejia. Estas cifras suponen una media anual de en torno a siete personas al año ingresadas a nivel nacional.
Este centro, junto con la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF) y la Asociación de personas con lesión medular y otras discapacidades físicas (ASPAYM) han iniciado la campaña de prevención: Con cabeza sí, de cabeza no.
Samuel Regueira, de ASPAYM, comenta a Público que lo más común es que las lesiones les sucedan a "personas que no conocen el sitio" en el que se están bañando. Es por ello que insta a que cuando alguien llegue nuevo a una playa, río, piscina o pantano se asegure antes de nadar de los peligros que pueda haber en estos lugares.
"Era la primera vez que estaba en la casa de mi amigo y nunca me había bañado en esa piscina", narra Díaz. Por eso es muy importante, asegura, que si una persona no conoce el lugar "no se lance nunca de cabeza". Lo que él sintió al zambullirse en aquella piscina fue "una torcedura muy limpia por una zambullida muy tonta en la parte más bajita de una piscina". Cuenta que lo único que percibió fue "una desconexión total con su cuerpo" y cómo se quedó "bajo el agua sin poder mover los brazos".
Normalidad del verano
La presidenta de ASPAYM, Mayte Gallego, valora que "volver a las playas, a las piscinas, a los pantanos, es decir, a la normalidad del verano y a pasar días de disfrute entre amigos y familia, conlleva también conductas de riesgo que puede que se vuelvan en tragedia". "Las lesiones medulares por zambullidas imprudentes cambian la vida de las personas de forma repentina y dramática, y son muy evitables", reflexiona Ángel Gil Agudo jefe del Servicio de Rehabilitación del Hospital Nacional de Parapléjicos y portavoz de la SERMEF.
De esta misma forma, Gustavo Díaz asegura que "es normal que cuando alguien va a un entorno acuático uno piense en pasarlo bien porque la diversión siempre prima sobre todo lo demás". No rechaza lo anterior, pues garantiza que "disfrutar del agua es mantener una serie de precauciones muy básicas".
Aún así, considera que "no hay una cultura de baño segura como sociedad", por lo que aprecia campañas como Con cabeza sí, de cabeza no. Regueira, de igual manera, valora la educación y sensibilización en este sentido y aclara que "si un niño de cuatro o cinco años ve las viñetas [de esta advertencia] se para y piensa sobre ello".
"Te cambia la vida"
La contusión medular de Gustavo Díaz fue hace ya mucho tiempo pero le ha acompañado desde aquella. Nació y se crió en Venezuela, cerca de Caracas, pero ahora reside en Madrid y valora su "privilegio de vivir en una capital con bastante accesibilidad en comparación con otras ciudades y pueblos".
Es un "privilegio vivir en una capital con bastante accesibilidad en comparación con otras ciudades y pueblos", valora Díaz
Él mismo lo confronta con las zonas rurales de Asturias, de dónde eran sus abuelos paternos. Asegura que cada vez que visitaba el lugar "era muy complicado [moverse] porque no había división entre la calle, la carretera y las aceras, ni siquiera, había espacio para el peatón bípedo".
Samuel Regueira también sostiene que recobrar la movilidad no siempre es la prioridad puesto que "hay otras cosas más prioritarias, como recuperar sensibilidad o eliminar dolores neuropáticos". "Recién pasa, estas personas desearían volver a que todo fuera como antes, pero según aceptan la lesión empiezan a ver qué prima más cierta calidad de vida (porque quedarte en silla no es el fin del mundo) y ser la persona más autónoma e independiente posible", declara.
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