Los vecinos de Tenerife no dejan de mirar al monte ante el avance de las llamas: "Es una mezcla de rabia, dolor e impotencia"
Más de 12.000 residentes han abandonado sus viviendas en los once municipios afectados. "Mirar para el monte y ver las llamas enormes a kilómetros es horrible. Es perder una parte de uno que siempre ha estado contigo", lamenta un evacuado.
Andrea Domínguez Torres
Santa Cruz De Tenerife-
A las dos de la mañana un grupo de vecinos sale con lo puesto del barrio de Ravelo (El Sauzal) a causa del incendio que abrasa el monte de Tenerife. Las llamas obligan a la isla entera a mirar a la corona forestal, vigilantes de que el paso del fuego no se adentre en las viviendas más cercanas.
Muchos no pueden contener las lágrimas al ver uno de los pulmones de la isla arder sin control. "Es una mezcla de rabia, dolor e impotencia", confiesa una tinerfeña que mira, en vilo, la llamarada desde su casa.
Lo que se inició la noche del pasado martes como un siniestro que afectaba a dos municipios del sur de la isla se ha convertido ya en el peor incendio de Canarias desde que se comenzaron a recoger datos hace 40 años.
En total hay 10.000 hectáreas afectadas y las previsiones apuntan a que se pueden alcanzar hasta las 20.000. Para contemplar su avance, son muchas las personas que deciden subir a las azoteas o salir a la calle con los prismáticos en mano para tratar de adivinar hasta dónde ha destruido el incendio.
Los días se hacen largos para los once municipios de la isla que tienen a una parte de la población desalojada por el avance de las llamas en un incendio que tiene un perímetro de más de 60 kilómetros.
Los expertos ya lo clasifican como un "megaincendio" o un incendio de sexta generación. Ahora mismo es incontrolable por la velocidad y características de su evolución. Por lo que los mensajes lanzados desde el Gobierno de Canarias revelan que este "mal sueño" no terminará pronto.
Más de 12.000 personas han tenido que abandonar sus viviendas desde que las llamas comenzaron a avanzar por el monte y terminaron cruzando la dorsal de la isla para llegar a los municipios del norte. Algunos, pudieron hacerlo durante la tarde o la noche. Sin embargo, otros recibieron un aviso de madrugada.
"Intentamos ir primero a casa de unos familiares, pero también los estaban desalojando", relata Oliver, uno de los sauzaleros que debieron salir corriendo.
A toda prisa, limpiando alrededor de las viviendas para evitar que las llamas alcancen las casas han pasado la noche los vecinos del norte de Tenerife.
"Cogí dos cajas y metí casi todos mis libros, la gran mayoría. Yo había preparado todo en una maleta y lo había metido en el coche. Pensé, mejor tenerlo preparado y si no es necesario pues vuelvo a reponerlo, que el mayor mal sea ese", confiesa Samuel, un vecino de El Sauzal, en declaraciones a Público.
Miles son los afectados que ya han preparado mudas de ropa por si deben salir corriendo en cualquier momento. En el caso de Samuel y su familia fue a las cinco de la mañana cuando el sonido estridente de una sirena les avisó de que debían dejar la vivienda cuanto antes.
"Nos sentimos tensos y preocupados, ves que el fuego está cerca, que están desalojando. Sientes incertidumbre porque no sabes si vas a poder volver. Aún así duele porque no se frena", añade este desalojado.
Además, el daño material no es el único que se teme en la isla. "Es que mirar para el monte y ver las llamas enormes a kilómetros es horrible. Es perder una parte de uno que siempre ha estado contigo", se lamenta un evacuado.
Durante la rueda de prensa ofrecida por el Gobierno de Canarias en la noche de este sábado ya se adelantó que el avance de las llamas iba a ser mayor en los municipios de Tacoronte, El Sauzal, La Matanza y La Victoria por el viento. Sin embargo, las previsiones tampoco eran buenas para el resto de la isla, con varios focos abiertos.
Por el momento, durante la madrugada, el alcalde de El Sauzal aseguró que no se había perdido ninguna vivienda.
"Mis padres, mis hermanos y mi abuela fueron todos a casa de mi tía", explica Jairo, residente en el barrio de La Vica (La Matanza), que durante la madrugada del sábado sufrió "un gran susto" por la cercanía de las llamas.
En esta zona, el fuego, ya estabilizado, llegó muy cerca de las viviendas, localizadas alrededor de pinar y castañeros. "Ese nerviosismo y no saber 100% lo que va a pasar, no todas las noches han sido iguales. La mañana del sábado nadie se esperaba que la situación fuera a empeorar", asegura.
A Alexandra, vecina de Ravelo, el incendio forestal en las inmediaciones de su casa familiar le pilló trabajando en el sur de la isla, en una zona alejada de las llamas. Desde allí ya advirtió a sus padres que prepararan lo que fuera necesario por si tenían que irse de la vivienda. Los animales, unas pocas mudas de ropa y la documentación imprescindible fue lo que alistaron entonces.
Ya en la tarde del pasado jueves, los vecinos de calles cercanas a la suya avisaron de que estaban evacuando. El humo hace irrespirable el interior de las viviendas por lo que finalmente esa misma noche debieron salir corriendo. Desde entonces espera impaciente recibir buenas noticias.
La incertidumbre se convirtió en permanente. "Lo peor de todo es no saber con claridad cómo va la situación. Sobre todo ahora mismo que está peor el incendio y que a través de redes sociales se ven fotos donde las llamas están muy cerca de mi casa y lo vivo peor", asegura.
Las redes sociales se han convertido en uno de los focos de información más empleados por los residentes. También en un foco de bulos que obligan a las autoridades a frenar también un frente, esta vez digital. Desde ahí los residentes tratan de averiguar cómo avanzan las llamas y quien será el siguiente en desalojar.
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