Este artículo se publicó hace 5 años.
UniversidadLa URJC rompe con el Instituto de Danza cambiando el plan de estudios a centenares de alumnos sin previo aviso
Los estudiantes son el sector de la comunidad educativa que más se está movilizando al respecto. Y también son la parte más afectada. Desde la Universidad defienden que se harán cargo del Grado y que el Instituto podrá seguir dando clase a su título propio utilizando las aulas de la URJC.
Madrid--Actualizado a
Una nueva controversia llama a las puertas de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (URJC). La ruptura unilateral del convenio establecido desde el año 2000 entre la institución pública y el Instituto Universitario de Danza Alicia Alonso ha hecho que la incertidumbre reine en los centenares de estudiantes que se verán afectados por el cambio y las decenas de profesores que no saben qué pasará con sus puestos de trabajo.
El pasado 24 de julio el rector de la URJC, Javier Ramos, envió una carta oficial al director del Instituto, Alberto García Castaño, avisando que el convenio con el centro adscrito en el que se desarrollaban sus estudios había finalizado. Pese a ello, comunicaba una especie de moratoria para que el cambio final no se produjera hasta finales del presente curso lectivo, tal y como establece una de las cláusulas del acuerdo. Esto es lo que hizo que saltaran las primeras alarmas de que algo podría pasar, tal y como se confirma en la actualidad. Desde fuentes internas de la institución pública afirman que “se envió esa carta porque era casi seguro que se llegaría a un acuerdo respecto a la moratoria”, un hecho que no se dio.
Alberto García: "La URJC no respeta el convenio acordado"
Fue en 2001 cuando empezó la colaboración entre la institución pública y el centro de enseñanza especializado en danza. Desde entonces y a través de una encomienda de gestión, el Instituto se ha hecho cargo del grado y los títulos propios de estas enseñanzas ofertados desde la URJC, por lo que recibían una compensación económica. Del mismo modo, el Instituto también impartía un título propio, sin relación con el ente público, pero que sí se desarrollaba en el mismo aulario que los casos anteriores, según explican fuentes internas de la Universidad. Es ahora, casi 20 años después, cuando “la URJC no respeta el convenio acordado y se salta la cláusula que indica el tiempo con el que debe avisar una parte a la otra en el caso de querer terminar con esa relación”, denuncia Alberto García.
Una estudiante del grado declara que el 30 de septiembre mantuvieron una reunión con Alberto García, por aquel entonces coordinador del Instituto, y les dice que está en peligro el convenio con la universidad. Hasta la fecha, es la primera noticia que tienen de que la normalidad de sus estudios podría verse afectada. “La URJC aprovechó que desde octubre no se pueden cancelar las matrículas para que a partir de ahí se produjeran todos estos cambios”, denuncia la alumna de 20 años.
Los cambios a los que se refiere son la entrada de una plantilla nueva de profesores contratados desde la Universidad que desplazan así a los anteriores, que eran asalariados directos del Instituto; además del consiguiente cambio de horarios y plan docente. No fue hasta mediados de octubre cuando la URJC envía un mensaje a la comunidad educativa afectada explicando la ruptura inmediata del acuerdo, “vulnerando así lo que ellos mismos establecieron en julio”, remarca Gloria García, docente del Instituto y directora del Departamento de Danza Contemporánea contratada por la misma entidad.
La universidad desmiente a los estudiantes
Desde la URJC defienden esta actuación alegando que nadie se va a quedar en la estacada: “La Universidad se va a hacer cargo tanto de los estudiantes de grado como de los títulos oficiales”, confirman desde la institución. Respecto a los estudiantes del título propio, una enseñanza impartida unilateralmente desde el Instituto que nunca ha tenido relación con la URJC, también les intentan tranquilizar asegurándoles que podrán seguir utilizando las infraestructuras del complejo público para impartir sus clases.
Carmen Caffarel coordinó el nacimiento de este Instituto como tal debido a que, con anterioridad, era una cátedra de la Universidad Complutense de Madrid. Además, imparte una asignatura del Grado en Artes Visuales y Danza, y es catedrática en la URJC y antigua directora general de RTVE. Desde su punto de vista, un tanto alejado de las informaciones oficiales que desde la Universidad han aportado a Público, los hechos se resumen así: “El 4 de noviembre van a entrar unos docentes a dar clase de los que se desconoce su proceso de selección y que nunca han tenido relación con el alumnado, lo que repercutirá perjudicialmente en la calidad de la enseñanza que recibirán”.
Unas cifras alarmantes
En el Instituto de Danza, que fue el primero de España en impartir grados superiores de artes escénicas, hay más de 300 estudiantes. En lo que respecta al profesorado, el 87% de los educadores que imparten clase en las enseñanzas ahora cuestionadas, que son unos 30 en total, están contratados por el propio Instituto, siempre según los cálculos de Gloria García.
Dado que la cantidad de alumnos descendería considerablemente con la puesta en marcha del nuevo plan, tan solo una decena de profesores, de forma aproximada, harían falta para impartir las clases de las titulaciones, por lo que unos 20 profesionales se verían en la calle. Ante esta tesitura, la URJC informa a Público de que el vicerrector de estudiantes informó a la gerencia del Instituto de que existe cierta predisposición por parte de la institución académica de contratar a esos profesores siguiendo los cauces y procedimientos legales.
“Los que se han dejado la piel en crear este tipo de grados son los que ahora despiden”, denuncia Caffarel haciendo referencia a esa consecuencia indirecta de la ruptura del convenio. Así pues, esta profesional de la comunicación, haciendo un ejercicio de memoria, retrotrae el conflicto al principio al comentar que “desde el Instituto siempre habían tenido una relación difícil con la URJC ya que no se entendía que disciplinas de este tipo fueran de ámbito universitario, como antes ocurría con Bellas Artes. Además, que también está la necesidad —continúa la comunicadora— de terminar con los Institutos adscritos debido al caso Cifuentes, pero lo que no se puede permitir es que desmantelen éste en el que no se ha producido ninguna irregularidad y que funciona tan bien”.
Cambios unilaterales desde la URJC
El primer día de octubre supondría un nuevo revés para el Instituto de Danza. “La dirección, el profesorado y los estudiantes nos enteramos por Internet de que la coordinación de estos estudios ha cambiado de manos, pasando de estar bajo la tutela de García Castaño a desarrollarse por Gaël Turianne Valentine Leveder-Le Pottier”, comenta Gloria García, la docente de danza contemporánea. Esto, en lo que se traduce, es que estas enseñanzas se desarrollarán bajo el mandato de una contratada por la Universidad y no por el Instituto.
En esa misma jornada y siguiendo un hilo coherente de los acontecimientos, desde la URJC también actualizaron el documento público con el equipo docente, en donde se suprimieron los profesores contratados por el Instituto dejando solo a los de la URJC junto a aquellos que se incorporarían después por parte de la institución pública.
Por parte del Instituto ya han puesto en manos de expertos legales esas posibles irregularidades que denunciaba Alberto García al principio. Basándose en el art. 52 apartado 3 de la ley de Régimen Jurídico del Sector Público, donde se recoge que si en el momento de la escisión “existen actuaciones en curso de ejecución, las partes (…) podrán acordar la continuación y finalización de las actuaciones en curso que consideren oportunas”, por lo que valoran que se ha cometido una ilegalidad.
A ello se suma que el propio convenio firmado por las partes establece que, de querer extinguirse la colaboración, debe existir un año de moratoria, algo que sí sucedía en la carta que la URJC envió en julio pero no en la de octubre. En este punto, desde la Universidad justifican el envío de ese primer correo debido a lo avanzadas que se encontraban las negociaciones, que finalmente no llegaron a buen término.
Los estudiantes de títulos superiores se quedan sin sitio
Aunque el alumnado del grado ha expuesto sus quejas sobre este cambio de última hora en su plan de estudios, son los que están matriculados en títulos superiores los que viven en una mayor incertidumbre. “Los de Título solo pertenecemos al Instituto, aunque cuando nos matriculamos este curso fue con unas condiciones que ahora no se dan”, comenta Adriana Talía Rodríguez, una alumna del Título Superior de Danza especializada en coreografía e interpretación y que actualmente cursa el tercer año de los cuatro que componen sus estudios. Según Caffarel, el motivo de esta distinción radica en que “la URJC se ha desentendido de los títulos universitarios al no considerarse carreras universitarias”, dice mientras critica ese poso de elitismo que aún queda perenne en ciertos círculos académicos.
Los que están matriculados en títulos superiores los que viven en una mayor incertidumbre
Rodríguez explica así su postura: “Las tasas que yo he pagado siempre han sido privadas y la única vinculación que tenía con la URJC era que me daban las clases en su campus de Fuenlabrada, y aunque desde la Universidad han prometido que nos dejarían seguir utilizando el aulario, si nos desligamos entre alumnos del Instituto y de la URJC, no entramos todos”. En otras palabras: esta alumna podría quedarse sin espacio en el que recibir los estudios por los que ya ha pagado.
Ante esta posibilidad, la estudiante de 21 años confirma que “desde el Instituto se estaban poniendo en contacto con algunos ayuntamientos del sur de Madrid por si nos podrían reubicar”, comenta la estudiante de 21 años. Asimismo, Caffarel añade que también están tratando con otras universidades “porque este instituto es un caramelito”, dice esta veterana de la comunicación.
Problemas para impartir la docencia
“Los profesores contratados por el Instituto empezaron a dar clase sin saber si cobrarían por ello”, declara la estudiante de grado. Un suceso que desarrolla García: “El plan presupuestario se encuentra congelado, así que nosotros, como profesores contratados por el Instituto, desconocemos si cobraremos”.
Por otra parte, la directora del departamento también señala lo que considera otra irregularidad, debido a que “la plantilla que sí está contratada de forma directa por la URJC no tiene cargados ningún tipo de horario ni el plan de ordenación docente, quedando a expensas de lo que pase”. De hecho, además de empezar a impartir un curso sin las aulas asignadas para ello, “algunos profesores asalariados del Instituto no pudieron acceder a dar clase”, agrega indignada esta profesora. En relación a esto, la estudiante de grado comenta una situación calamitosa: “Había veces que entrábamos en las clases porque las abrían los conserjes por cuenta propia y para hacernos un favor”.
El futuro de estas enseñanzas
La siguiente incógnita que queda abierta es qué será del futuro del Instituto Universitario de Danza Alicia Alonso pudiendo impartir solo un título propio y perdiendo centenares de alumnos que empezarán a dar clases con unos profesores que no fueron con los que se matricularon.
Todas estas incertidumbres han provocado la reacción de la comunidad educativa que se verá afectada, sobre todo por parte de los alumnos, por la ruptura del convenio “unilateral y sin previo aviso desde la URJC”, tal y como denuncian desde el Instituto. Concentraciones, sentadas y ciertas movilizaciones son las armas de un alumnado que tiene claro que su futuro es suyo y ahora está en sus propias manos.
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