Este artículo se publicó hace 6 años.
"Sé que soy más que un cuerpo gordo"
Tres creadoras de contenidos en redes sociales reivindican el poder de la belleza no normativa frente a la dictadura del 90-60-90. El sentido del humor y la honestidad se han convertido en su mejor arma contra las críticas malintencionadas.
Madrid--Actualizado a
El verano está lleno de clásicos: los helados ochenteros, las canciones de Georgie Dann, las fotos de pies en Instagram y -por qué no decirlo- un aluvión de spam sobre productos milagrosos para perder peso. La dictadura del 90-60-90 se recrudece con el calor y los primeros posados en bañador.
"Las gordas en bikini no vais bien, dejad de hacer daño a la vista en la playa y esconded vuestras lorzas en un bañador específico para gente con sobrepeso", comentaba una usuaria en el blog de María Rodríguez, más conocida en las redes sociales como Pretty & Olé. La autora de este malicioso 'consejo de estilo' pinchó en hueso. "Mi respuesta a ese comentario fue subir una foto en bikini a mis redes que se viralizó bajo el hasthag #cuerposerranoenbikini, y miles de personas se mostraron uniéndose. Como activista, tengo un objetivo doble: normalizar la diversidad de la belleza y, por otro lado, estimular el autoestima de quien sufre comentarios así. Es importante inculcar el respeto ante el cuerpo ajeno, pero también ante el propio”, defiende esta bloguera y youtuber sevillana.
Los estereotipos en torno al cuerpo femenino se internalizan desde una edad muy temprana y pueden llegar a ser tan violentas que rompen con la barrera del autocuidado. "He sufrido las críticas desde niña", cuenta Beatriz Cepeda, reconvertida en 'Perra de Satán' como tuitera. "Cuando empecé a ir al psicólogo, en 2016, uno de mis logros más celebrados fue comprarme un vestido ajustado y una falda. Nunca los había usado antes, porque me hacían parecer 'una mesa camilla'. Ahora me da igual. Si tan mesa camilla soy, saca un chocolate con churros y merendamos", contesta con sorna. "Ya no estoy dispuesta a escuchar eso de que hay ropa que no es para mí. Si me lo puedo pagar, es para mí. Y si no te gusta, es tu problema", remata.
El humor como arma de destrucción masiva de troles
Ambas han encontrado el altavoz perfecto en las redes sociales y combaten la mala educación con ironía fina. "El humor es un arma excelente para hacer reaccionar a la gente, para que se enfrenten a otros puntos de vista y reflexionen", opina Cepeda. "Puede que cumpla el estereotipo de gorda graciosa, porque durante un tiempo pretendí serlo para tener la aceptación de los demás, pero está claro que hasta que no te ríes sanamente de algo no lo has superado y a mí me está viniendo genial poder reírme de todo aquello que antes me torturaba", asegura.
Miren Martínez abrió su canal Mimi XXL precisamente para compartir el contenido que le hubiese gustado ver en su adolescencia. "Elegí YouTube porque el movimiento se demuestra andando. Subir fotos a las redes al natural y sin editar era algo que ni se me hubiera ocurrido hace unos años. Así que salir en un vídeo explicando mis complejos es un ejemplo de superación que me gustaría que sirviera de inspiración para otras muchas chicas que todavía lo pasan mal", expone.
Su labor en la Red le ha dado la oportunidad de trasladar su mensaje sobre el amor propio y autovaloración a mujeres víctimas de malos tratos en la fundación Adecco y ya prepara un libro que lanzará la próxima primavera. "Sé que soy más que un cuerpo gordo. Cuando llega un anónimo llamándome gorda es como oír el teléfono en el piso de arriba, ni me va ni me viene", afirma.
Sin embargo, la sociedad completa parece sentirse refrendada para expresar su punto de vista. El propio Foucault abordó en su obra las atribuciones institucionales y políticas sobre el cuerpo. Planteaba que el cuerpo se considera una entidad biopolítica y, por lo tanto, quedaría justificado el paso de las redes de poder a través del cuerpo. "Todos los días aparece una persona, generalmente un tío, que tiene algo que decir sobre mi cuerpo. Y, sinceramente, hasta los que dicen algo "bueno" me resultan molestos", confiesa Cepeda.
El cambio ya ha comenzado
Eso no quita que haya motivos de peso para el optimismo. "En los 90 era impensable entrar en una tienda y encontrar la talla 52, a menos que fueran de vestidos de señoras, y ni por esas", dice Martínez con optimismo. "Que agencias como Milk contraten a modelos como Tess Holliday, que Ashley Graham desfile en pasarela para diseñadores como Michael Kors o que la revista Sports Illustrated saque en portada a mujeres con cuerpos no normativos demuestra que las cosas están cambiando", ejemplifica.
María Rodríguez trata de poner ahora su granito de arena con un negocio online que propone un concepto diferente. "Sin Tallas es la primera tienda a nivel mundial que vende moda multimarca por medidas, y no por tallas. La idea parte de que cada mujer es diferente y los patrones de las prendas son siempre dispares. El objetivo es asegurar tu compra online con tus medidas reales y que no te obsesiones con eso de tener una talla concreta”, expone.
Los eufemismos perpetúan el estigma
La palabra "gorda" aún arrastra negatividad y, si hay algo en lo que las tres están de acuerdo, es que el único remedio infalible para acabar con los prejuicios es llamar a las cosas por su nombre. "La única manera de que deje de considerarse un insulto es usarla con naturalidad. Hasta la menstruación, que es un proceso natural que casi todas las mujeres experimentan, tiene miles de palabras para evitar el término. Y, al parecer, gorda es una palabra muy fuerte", bromea Beatriz Cepeda, autora de las novelas Kilo arriba, kilo abajo y ¡Es un escándalo!.
Miren Martínez apoya este punto de vista. "No me ofende que me digan que mis ojos son marrones, que tengo el pelo rojo o los pies grandes porque es una simple descripción de mi aspecto físico. Lo mismo pasa con el peso. Si estoy gorda, estoy gorda. Los eufemismos como grandota, de hueso ancho, gordibuena, entradita en carnes y similares sólo alargan el estigma de la palabra", aclara.
Hoy en día existen plataformas como Stop Gordofobia o WeLoverSize que luchan por desterrar los complejos incluso del vocabulario colectivo, pero quizás haya que volver la vista atrás para encontrar el referente perfecto de autoaceptación. "Mi referente en el body positive ha sido siempre mi abuela Sole porque se la sudaba todo muchísimo. Si ella se quería poner un vestido, se lo ponía. Era súper libre y estaba por encima del qué dirán. En general, las señoras mayores ya están muy de vuelta de todo y que hacen lo que les da la gana. Ellas son mi modelo a seguir", reivindica Cepeda.
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