La sarna se dispara en España y los expertos no saben por qué: en 2022 se recetaron más cremas que nunca para tratarla
Los casos de sarna en España se han multiplicado por siete en una década. En 2020 se asoció al confinamiento por la pandemia, pero desde entonces han seguido aumentando sin que los dermatólogos sepan realmente qué lo está causando.
Madrid--Actualizado a
Juan Gutiérrez padece psoriasis, así que está acostumbrado a las rojeces y picores en la piel. Por eso no identificó los primeros síntomas de la sarna cuando se contagió en septiembre de 2022. La enfermedad empeoró durante los tres meses que tardaron en darle una cita en el dermatólogo, explica a Público. Para entonces, ya había acudido dos veces a urgencias sin que nadie le dijera que era sarna. "Estaba muy mal, tenía abierta la piel".
Como Juan, miles de personas han padecido sarna en los últimos años en España. De hecho, los casos se han multiplicado por siete, según la Base de Datos Clínicos de Atención Primaria del Ministerio de Sanidad. De los 3,3 diagnósticos al año por cada 10.000 personas de 2011 se ha pasado a 23 en 2021.
El incremento de casos ha sido continuo. En 2020 hubo un 11,48% más que en 2019. Los expertos ya alertaron de que el confinamiento por la pandemia pudo haber disparado los casos: las familias estaban más juntas en el hogar y el acceso a los recursos médicos era muy limitado. Pero en 2021 el aumento fue aún mayor: del 69,12% respecto a 2020.
Aunque la estadística del Ministerio de Sanidad sólo aporta datos hasta 2021, el aumento de las recetas de cremas para combatir la sarna en 2022 muestra que los casos han seguido creciendo. Se dispensaron más cremas de este tipo que en ningún otro año.
A pesar del evidente aumento de casos, los motivos de este crecimiento no están claros, según coinciden las expertas consultadas por Público. Desde el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), las investigadoras Beatriz Fernández y Zaida Herrador apuntan a una hipótesis multifactorial. En su estudio Scabies in Spain? A comprehensive epidemiological picture hablan, entre otras causas, "de crisis económica y empeoramiento en las condiciones de vida". Añaden que "los estudios más recientes apuntan a un problema de adherencia y de correcto uso del tratamiento para cortar la transmisión". Esta última causa, junto a una posible resistencia del ácaro a los fármacos tradicionales, son los motivos más repetidos por las expertas.
De lo que sí están seguros es de que este fenómeno es cíclico y se repite desde que se tuvo conocimiento de la enfermedad, hace cientos de años. "Va por olas: hay temporadas en las que hay más casos y temporadas en las que hay menos", matiza Cristina Galván, dermatóloga y vicepresidenta de la Alianza Internacional por el Control de la Sarna (IACS).
La sarna: un parásito ancestral
El ácaro de la sarna —sarcoptes scabiei— es un parásito que se transmite "a personas con las que se tenga un contacto muy cercano durante un tiempo prolongado", describe Galván. Su contagio es silencioso, ya que desde que una persona se infecta por primera vez hasta que su sistema inmune comienza a generar síntomas como el picor, pueden pasar entre dos y tres semanas. "Es una patología que tarda tiempo en dar la cara y eso favorece que se extienda más fácilmente", añade Leticia Alonso, dermatóloga del Grupo Pedro Jaén, que también apunta a una "mezcla de factores" para poder explicar el aumento de casos.
Durante ese tiempo, el ácaro ha ido horadando la piel, depositando huevos y transmitiéndose al entorno de la persona infectada. Por eso, "cualquier retraso en el diagnóstico de esta enfermedad tan contagiosa es clave", explican Fernández y Herrador.
Las investigadoras del ISCIII subrayan la necesidad de mejorar su identificación en instituciones como residencias de ancianos. De hecho, estos espacios, junto a los cuarteles militares, fueron el escenario de la mayoría de los brotes registrados por la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) del ISCIII entre 2011 y 2019. En total, el Instituto público detectó 672 brotes con 5.125 casos, que suponen una pequeña parte del total de casos acontecidos en España.
Alonso destaca la importancia del contagio por textiles en estas instituciones, debido a la capacidad del ácaro de sobrevivir en telas. Por ello, lavar la ropa, toallas o sábanas que hayan estado en contacto con la persona afectada a una temperatura por encima de los 50 ºC, es parte fundamental del tratamiento. La alternativa es guardar los textiles en bolsas de basura cerradas durante una o dos semanas. Hacer bien este proceso "es clave en el tratamiento porque sino se producen muchas reinfecciones", advierte.
A peores condiciones socioeconómicas, mayor contagio
La relación es directa: a mayor contacto, mayor contagio. No solo en residencias. También se cumple en los hogares pequeños en los que conviven un mayor número de personas. "Los colectivos más desfavorecidos que viven amontonados porque no tienen acceso a una vivienda digna están más expuestos a la sarna", aclara Galván.
Si bien el parásito no entiende de clases, la desigualdad espacial, a veces vinculada a determinadas condiciones socioeconómicas, también explica la transmisión de la infección.
Los dermatólogos recetan más cremas contra la sarna que nunca
La expansión de la sarna se refleja también en el número de medicamentos que se venden en las farmacias. En 2022, a falta de los datos de noviembre y diciembre, se dispensaron 456.640 cremas de permetrina contra la sarna en las farmacias españolas. La cifra más alta desde que el Ministerio de Sanidad realiza su estadística de consumo de medicamentos, que recoge la dispensación de medicamentos recetados con cargo al Sistema Nacional de Salud.
En 2021 se dispensaron 335.160 envases de cremas de permetrina contra la sarna y en 2020, 207.000. Esos valores ya eran muy elevados. La prescripción de estas cremas, 'sarcop' y 'perme-cure', no ha parado de crecer desde 2014. En octubre de 2022, los últimos datos disponibles, se dispensaron 61.630 cremas. Más en un solo mes que en todo 2013.
Las cremas por sí solas ya no sirven
Javier Pérez tuvo sarna en 2016. Le aparecieron síntomas unas semanas después de volver de su Erasmus en Portugal, pero tardaron meses en diagnosticarle. "Se me desarrolló muchísimo porque no se detectó a tiempo", explica a Público. "Sufrí lo más grande. La crema por sí sola ya no me valía y también tuvieron que hacerme una fórmula magistral".
Una fórmula magistral es un medicamento elaborado por un farmacéutico para un paciente concreto. La de Javier estaba hecha a base de ivermectina. La medicación oral basada en este principio activo ha sido el fármaco que tradicionalmente se ha empleado para complementar las cremas de permetrina para los casos más graves de sarna.
"El problema es que las cremas por sí solas empiezan a no funcionar en la mayoría de casos. Con la ivermectina el tratamiento normalmente es efectivo, pero también hemos empezado a ver casos resistentes. La mayoría de dermatólogos damos directamente ivermectina oral junto al tratamiento tópico, porque con la crema ya no se nos cura a casi nadie", explica Sara Gómez, dermatóloga del Hospital Clínic de Barcelona.
Los dermatólogos, además, ya no necesitan recetar fórmulas magistrales basadas en la ivermectina. En 2021 la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) autorizó dos fármacos orales a base de este principio activo: 'ivercare' e 'ivergalen'. "Hasta hace nada formulábamos y ahora ya se comercializa directamente. La industria farmacéutica se ha adaptado", detalla Gómez.
Sin una causa clara
Los expertos coinciden al señalar que el crecimiento de la sarna estaría causado por múltiples factores relacionados entre sí: diagnósticos tardíos, falta de registros pormenorizados de los casos que permitan rastrear el origen, el aumento de las parejas sexuales de los jóvenes, la escasa investigación sobre esta enfermedad no considerada grave…
Otra causa apunta al confinamiento y a la falta de acceso a los recursos sanitarios vividos durante la pandemia. Así concluía el estudio Sarna: una epidemia dentro de una pandemia, del dermatólogo Miquel Casals. Las fuentes consultadas abundan en que este incremento de casos podría haber continuado tras el confinamiento, ya que al haber más personas contagiadas, también existen más posibilidades de que sigan contagiando a otras.
De hecho, la opinión mayoritaria es que el crecimiento de la sarna estaría causado por múltiples factores. Pero los dos motivos que más nombran los dermatólogos como principal causa del aumento —ya que este ya se daba antes de la pandemia y también ha seguido después— son que los pacientes no realizan bien el tratamiento y que el ácaro se habría vuelto resistente a las cremas tradicionales.
"Entre las principales causas de este problema se encuentra el fracaso terapéutico, cada vez más documentado por los profesionales sanitarios y de origen multifactorial", concluía un artículo científico publicado en verano de 2022 en la revista médica de la Academia Española de Dermatología y Venereología.
El artículo trataba precisamente esas dos opciones y concluía que había estudios que habían mostrado una mala aplicación de la crema o una toma de dosis incorrectas, mientras que sobre la resistencia del ácaro a los tratamientos médicos "no existen datos concluyentes". "Aunque algunos autores abogan por considerar probable que existan resistencias a permetrina, no existe una clara evidencia al respecto".
"Es un tema complejo porque entran muchísimos factores de confusión y no es fácil una conclusión con rigor científico. Si alguien no se cura, ¿cómo sabes si ha sido un ácaro resistente o el paciente ha hecho fatal las medidas que tenía que tomar y se ha reinfectado?", resume a Público la dermatóloga Leticia Alonso.
Un paper publicado en agosto de 2020 en The Journal of the European Academy of Dermatology and Venereology mostraba que "en una serie de casos recogida durante la pandemia se describió una tasa de fracaso al tratamiento con permetrina del 73%. Sin embargo, todos los pacientes respondieron al tratamiento con ivermectina oral". "Antes las cremas fracasaban en muchos menos pacientes. Teníamos la percepción de que la mayoría respondían", explica Sara Gómez.
Los dermatólogos han identificado cierta reincidencia en los casos de sarna. Cristina Galván cree que el incremento de los casos está íntimamente relacionado con una mala gestión del tratamiento. Para ella problema recurrente "no es que los infectados hayan hecho el tratamiento mal, sino que no todo el círculo de contactos se haya tratado". De esta forma, si una única persona ha sido contagiada y no se trata, puede volver a contagiar al grupo entero.
"Es muy importante que toda la familia se trate. Aunque no tengan síntomas, toda la familia conviviente y la pareja tienen que hacer el tratamiento", detalla a Público la dermatóloga Alba Català, de la Sociedad Catalana de Dermatología, de la Academia de Ciencias Médicas de Catalunya. "La mayoría de veces que vemos que no funciona el tratamiento es porque ha fallado algo en la cadena: el paciente o la familia o a algún allegado no ha hecho bien su tratamiento o no se han lavado bien las telas", explica.
"A nosotros no nos informaron de que el conviviente también debía iniciar el tratamiento", denuncia Gema Gutiérrez, diseñadora gráfica que padeció la enfermedad la Navidad pasada. Su marido, Simón Perán, comenzó a tener síntomas la primera semana del año. Las palmas de las manos se le llenaron de puntos rojos y el picor no le permitía dormir. Los primeros médicos que lo atendieron apuntaron a una posible reacción alérgica que nunca se produjo.
Un tratamiento inadecuado, dos días de insomnio y cuatro médicos después, por fin recibió el diagnóstico adecuado: tenía sarna. La dermatóloga le recetó permetrina, sin embargo no advirtió a Gema de la necesidad de que ella repitiera el tratamiento. "Todo lo que sabíamos era porque lo buscamos en Internet", evidencian. Apenas unos días después, Gema comenzó a tener síntomas.
METODOLOGÍA
Los datos de consumo de medicamentos provienen de la estadística del Ministerio de Sanidad 'Consumo de medicamentos en recetas médicas dispensadas en oficinas de farmacia con cargo al Sistema Nacional de Salud según clasificación Anatómica-Terapéutica-Química (ATC)'. Se han utilizado tanto los datos anuales, con una serie disponible desde 2009, como los mensuales, disponibles sólo desde el año 2020.
La estadística corresponde a medicamentos han sido recetados previamente por médicos del Sistema Nacional de Salud (SNS). Incluye también la prestación farmacéutica realizada por las mutualidades.
Para analizar la dispensación de cremas contra la sarna se ha analizado el subgrupo terapéutico P03A - Ectoparasiticidas, incluyendo escabicidas, que corresponde únicamente al principio activo permetrina. Los dos únicos medicamentos aprobados por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) y comercializados en España con base de permetrina son las dos cremas que se utilizan contra la sarna. Estas cremas, además, sólo tienen esa indicación.
En cambio, no ha sido posible obtener los mismos datos de la ivermectina oral, cada vez más utilizada como un extra al tratamiento contra la sarna. Pertenece al P02CF - Avermectinas, donde se recogen los medicamentos en base a ivermectina. Los medicamentos con este principio activo indicados para la sarna también son recetados para tratar otras enfermedades. Además, no son los únicos comercializados con este principio activo.
En lo que respecta a los datos sobre estimaciones de casos de sarna, se han utilizado los datos de la Base de Datos Clínicos de Atención Primaria (BDCAP), dependiente del Ministerio de Sanidad. Los datos de sarna obtenidos de esta estadística aparecen conjuntamente a "otras acariasis" (CIE10ES), que incluyen: dermatitis debida a las especies Demodex, dermatitis debida a Lyponissoides sanguineus, dermatitis por ácaros, dermatitis por Dermanyssus gallinae y Trombiculosis.
Según ha informado el Ministerio de Sanidad a Público, se trata de infestaciones muy poco frecuentes, suponiendo estos casos alrededor del 2% del total de sarna y otras acariasis. Además, no es posible su dimensionamiento una a una.
Se han pasado los casos por cada 1.000 personas asignadas a 10.000 personas asignadas, con el objetivo de hacer más visual el incremento de casos de sarna en la última década.
Además, para complementar estos datos, se ha recurrido a fuentes humanas expertas en dermatología, así como a estudios científicos.
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