Madrid
Actualizado:"A él nunca se le ha cuestionado y durante más de 20 años se ha dado por veraz lo que esta persona ha dicho de mí", arrancó Rocío Carrasco, hija de Rocío Jurado, el domingo por la noche en un programa especial de Telecinco titulado Rocío, contar la verdad para seguir viva. "Cuando me devolvía a los niños en la puerta de la casa (...) él me increpaba y me insultaba. Me decía: te los voy a quitar, hija de puta y te van a odiar. Voy a hace que te odien" "La mala madre, me lo han dicho muchas veces. No sólo en la calle, sino en programas y en medios", continuó.
Carrasco rompía así un silencio de más de dos décadas, durante el que se ha vertido sobre ella todo tipo de juicios y estereotipos. No consiguió demostrar judicialmente que fuera una víctima de violencia de género. A Antonio David Flores, su expareja, no lo condenaron por ello y la potencia del mensaje social y mediático que se alimentó en su contra la mantuvo en un limbo en vida.
La noche de este domingo, a lo largo del programa, Rociíto se fue convirtiendo en Rocío Carrasco. Una mujer dolida y vapuleada que consiguió desgranar paso a paso la forma en la que la violencia, los malos tratos, las descalificaciones y los insultos acaban por desdibujar a una mujer y anularla. No sólo luchaba con el descrédito generalizado alimentado en tertulias y mesas de debate del corazón, sino también contra la creencia ampliamente extendida de que existe un tipo determinado de mujeres víctima de violencia de genero y de que ella no encajaba en él.
"Se tiende a creer que esta violencia sólo le ocurre a mujeres de un universo cultural bajo, mujeres vulnerables y dependientes"
"Gran parte de esa violencia ocurre en la invisibilidad, en el anonimato, sin que lo sepa siquiera su entorno. Y lo está narrando desde la posición de una mujer que rompe con el estereotipo creado tramposamente por la propia cultura, que tiende a creer que esta violencia sólo le ocurre a mujeres de un universo cultural bajo, mujeres vulnerables y dependientes, pero no creen que esta violencia se dé en mujeres de clase pudiente. Esto ya le ocurrió a otras, como a Carmina Ordóñez, que no daba el perfil de maltratada. Rocío Carrasco tampoco", afirma Miguel Lorente, exdelegado del Gobierno contra la violencia de género.
Entender los mecanismos por los cuales se ejerce y se prolonga la violencia de género no es fácil. Muchas expertas han relatado sus fases. Cómo la víctima va entrando poco a poco en una tela de araña que la envuelve y que pasa desapercibida durante mucho tiempo, hasta que se convierte en un hábitat natural. Las fases en montaña rusa de agresiones o vejaciones seguidas inmediatamente de petición de perdón, llantos y promesas de no repetición por parte del agresor. Y vuelta a empezar. Y en medio de todo esto, una mujer que normaliza tanto lo que la rodea que no es capaz de detectar la violencia en la que vive.
Este ciclo es el que relató este domingo por la noche Rocío Carrasco. Fue visto en directo en casi cuatro millones de hogares y ha servido para dar visibilidad de forma masiva a los mecanismos mediante los cuales muchas mujeres caen en el círculo vicioso de la violencia de género. Malos gestos, palabras duras y desprecios que van creciendo de intensidad poco a poco. Aislamiento progresivo de la víctima, que termina dudando sobre si lo que sufre es maltrato o simple resultado de su ‘mal comportamiento’. Episodios de ansiedad y depresión que se normalizan, sin que aparentemente hagan saltar ninguna alarma.
El reportaje ha sido emitido por la cadena Telecinco, del grupo Mediaset, que ha contado a lo largo de los últimos años con la expareja de Carrasco como uno de sus comentaristas estrella, pasando por varios programas de la cadena. Este lunes, Mediaset anunció que ya no contaba con él en ningún programa. Un despido que parece tener menos de sorpresivo y mucho de planificado.
Durante años, tanto él como otros colaboradores han presentado a Rocío Carrasco como una mujer desequilibrada y una mala madre. Dos de los estereotipos más habituales con los que se suele etiquetar a muchas mujeres que se atreven a denunciar episodios de maltrato. La revictimización de las víctimas es precisamente una de las principales razones por las cuales muchas mujeres no se atreven a denunciar. Y todavía ahora, tras escuchar el testimonio en primera persona de Rocío Carrasco, muchas personas cuestionaban su testimonio a través de las redes sociales preguntando "¿por qué ha tardado 20 años en hablar?".
Las mujeres tardan de media cerca de 14 años en denunciar la violencia física
Un estudio de la delegación del Gobierno contra la violencia de género, alertaba en marzo del año pasado que las mujeres tardan de media cercana a los nueve años en denunciar la violencia de género. Una cifra que se retrasa a los 14 años cuando de se trata de denunciar la violencia física. Entre los principales motivos para este tremendo retraso, figuran el miedo al maltratador (para un 50% de encuestadas), pero también en un 45% de las mujeres afirmaban que pensaban que podían resolverlo solas; un 36% no lo hacía porque no se reconocía a sí misma como una víctima, un porcentaje igual al que afirmaba no actuar por sentirse culpable y otro 29% de las veces el motivo es por pena hacia el agresor.
El relato es importante y las formas también
Varios expertos en violencia advierten que, si bien el relato sobre la violencia es importante y necesario, el formato y la manera en que se realiza, no lo es menos y critican que la participación de Carrasco se haya hecho en un esquema de programa-espectáculo propio del prime time y de debates del corazón.
Para Marisa Soleto, presidenta de la Fundación Mujeres y una experta en tratar con víctimas de violencia de género, "sigue haciendo falta que conozcamos este tipo de relatos. La conmoción social que provocan es grande, porque aún nos seguimos asombrando al conocer cómo se produce este tipo de violencias y los efectos que tiene sobre la víctima y sobe la sociedad." Por eso, afirma, a las mujeres que se deciden a contar su experiencia en la plaza pública "no sólo hay que creerlas y apoyarlas, porque hacen un favor a la sociedad que sigue desconfiando sobre la violencia hacia las mujeres, especialmente si éstas tienen recursos económicos. Las que se decidan a hacerlo deben contar con todo el apoyo. Por parte de la sociedad y muy especialmente de los medios que tienen la responsabilidad de no dañar o sobreexponer a las víctimas".
Pero dicho esto, Soleto resalta la importancia de la responsabilidad de los medios de comunicación y sobre la necesidad de que este tipo de relatos en prime time vaya unido al compromiso de los medios de no "incidir en la estigmatización y sobre exposición de las víctimas. "El programa estaba montado con el permiso de poder opinar. Conocemos casos (Ana Orantes, Carmina Ordoñez...) en los que altos niveles de exposición han tenido consecuencias".
"Lo que oímos es el testimonio de una mujer víctima, que ha sufrido durante años por su hija y su hijo. No es nada nuevo, y los medios quizás lo obvien, que aunque no haya una sentencia firme de maltrato hacia su ex pareja, eso no quiere decir que no se haya producido, sino que no se ha podido probar. Eso es fundamental para no volver a someterla a un escarnio público, a un juicio de credibilidad o no, ya que su propia popularidad la perjudica una vez más", explica a Público Yolanda Basteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas. "Lo que sí pido es máximo respeto a las víctimas y sobre todo conocimiento de la materia en los medios, que sean personas expertas quienes puedan hablar precisamente del ciclo de la violencia y no se produzca una mayor espectacularización o banalización que pueda dañar a otras mujeres en esta situación".
Este tipo de testimonios, afirma Basterio, "puede tener un carácter didáctico y muchas mujeres pueden reconocerse como víctimas, pero el problema puede ser la posible banalizacion derivada del 'espectáculo' público y, en consecuencia, que desmovilice o genere desconfianza en el sistema para las víctimas".
"En nuestro país son asesinadas 60 mujeres de media cada año pero no tenemos conciencia de que esto sea un problema social"
La visibilidad es positiva siempre, explica Lorente. Tal como refleja el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de febrero, el porcentaje de españoles que consideran la violencia de género como un tema grave es el 0,2%. "Es decir que en nuestro país son asesinadas 60 mujeres de media cada año pero no tenemos conciencia de que esto sea un problema social. Es terrible". Para este experto, un relato en primera persona es muy importante, porque las mujeres que han sufrido violencia fácilmente se pueden ver identificadas y las que no, pueden entender que mujeres con esas características, ricas, con recursos, también son blanco de esa violencia".
"Lo preocupante es que lo que se ha visto en Telecinco no es un relato. Es un programa que tiene en el planteamiento incluido el plató. La esencia del programa no es el documental, sino lo que pase después, como ocurre en los realities. En el plató y en las réplicas en otros programas del corazón se va a generar otra debate que va contribuir a la toma de conciencia, pero por el otro lado va a reforzar todos los estereotipos sobre si está mintiendo. Va a tener esa doble dimensión", concluye Lorente.
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