Este artículo se publicó hace 2 años.
La primera ola de la covid que no se cuenta
Desde principios de abril, Sanidad no da datos sobre la incidencia en los menores de 60 años, aunque los contagios entre los más mayores muestran que la transmisión ha estado creciendo entre toda la sociedad durante los últimos dos meses.
Madrid-Actualizado a
Esta semana bajaron los contagios de covid en los mayores de 60 años de forma clara por primera vez respecto a la anterior contabilización tras semanas de aumento de la transmisión. Pero la única incidencia en un grupo de edad de la que se puede hablar es esta, porque no se conocen los datos de contagios sobre el resto de grupos desde finales de marzo, cuando el Ministerio de Sanidad decidió instaurar el nuevo sistema de vigilancia.
Desde principios de año sobrevolaba la idea de normalizar la covid, algo que se está viviendo en la práctica ahora con el nuevo sistema de vigilancia que solo contabiliza casos graves y de mayores y sin cuarentenas ni aislamientos, ni para positivos ni para contactos estrechos, que en los protocolos dejaron de existir.
Los pocos datos que se tienen señalan que los contagios se dispararon con el fin de las restricciones
Esto, junto a la poca repercusión que ha tenido el crecimiento de la transmisión en los hospitales, ha hecho que los nuevos contagios pasen desapercibidos. Gracias a las vacunas, la mayoría de los nuevos contagios son leves. Muchos infectados ni siquiera acuden al centro de salud, diagnosticándose con test de antígenos comprados en farmacias. Son aún menos los que tienen que ingresar en un hospital o en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).
Estos datos suponen que se ha cumplido el escenario más previsible: los contagios se han debido disparar entre los menores de 60 años con el fin de toda restricción (la última en levantarse fue el uso obligatorio de mascarillas en interiores) y los festivos de los meses de abril y mayo. Sin embargo, estos datos no han provocado una situación grave como las vividas en las primeras olas de la pandemia.
La vuelta a la normalidad
Y es que la vida de la mayoría de la sociedad ha vuelto a la normalidad. Solo quedan restricciones en hospitales (se sigue haciendo pruebas a una persona antes de someterse a una operación y se cancela si es positivo), en centros sanitarios (con limitaciones y uso de mascarillas) y en el transporte público (el cubrebocas sigue siendo obligatorio).
La demanda de viajes vacacionales en España para este verano se ha recuperado
Por lo demás, todo recuerda más a febrero de 2020 que a los meses que le siguieron. Por primera vez en dos años, se celebró la Semana Santa, las Fallas y la Feria de Abril, así como muchas otras festividades que han tenido lugar en estos meses en distintas comunidades autónomas.
De hecho, la demanda de viajes vacacionales en España para este verano se ha recuperado, alcanzando cifras prepandemia sobre todo en los viajes de corta y media distancia, según informa la plataforma de viajes Atrápalo.
El fin de todas las restricciones
El fin de las mascarillas en espacios interiores, salvo en el transporte público y en centros sanitarios, supuso el fin también de todas las restricciones para la sociedad general en España. Y esto inquietó a parte de la comunidad científica. "Quitar la mascarillas en interiores antes o justo después de la Semana Santa puede ser precipitado", sostuvo Ignacio Rosell, secretario del comité de expertos de la Consejería de Sanidad de Castilla y León, a Público. "No está basada en criterios científicos, pero es una medida que lleva mucho tiempo y que genera cansancio", consideró Marcos López Hoyos, de la Sociedad Española de Inmunología (SEI).
La Sociedad Española de Epidemiología recomienda usar la mascarilla cuando no exista distancia de seguridad
Pasado ya un tiempo desde que se levantó la medida, desde la Sociedad Española de Epidemiología avalaron estas dudas sobre la retirada de las mascarillas ya que, desde finales de abril, insistieron en un comunicado en seguir recomendando la mascarilla "en lugares en los que haya contacto entre personas y no se pueda mantener la distancia de seguridad".
Así, para la principal sociedad de epidemiología del país, sigue siendo útil llevar el cubrebocas en situaciones en las que "puede haber contacto prolongado con otras personas y/o aglomeraciones" y "en espacios reducidos en los que no pueda mantenerse la distancia de seguridad, como eventos multitudinarios, y en lugares sin ventilación adecuada, como en andenes o estaciones concurridas".
De hecho, no descartó en el comunicado que la mascarilla "pueda volver a ser de uso obligatorio si la situación epidemiológica del país empeora, algo que ya ha ocurrido en otros países".
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