Este artículo se publicó hace 2 años.
Presidente de la AEMET: "Lo que está sucediendo no entra en lo que podemos definir como un verano normal"
El mes de julio de este año ha sido el mes más caluroso en España desde que la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) comenzó a registrar estos datos en 1961. Hablamos con el presidente de la AEMET, Miguel Ángel López González, en el verano que la crisis climática se ha hecho evidente.
Núria Martínez Ribot
Madrid--Actualizado a
El mes de julio de este año ha sido el mes más caluroso en España desde que la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) comenzó a registrar estos datos en 1961.
Además, en el mes de julio, 200.000 hectáreas fueron arrasadas por el fuego en España.
Hablamos con el presidente de la AEMET, Miguel Ángel López González, en el verano que la crisis climática se ha hecho evidente.
¿Cómo de excepcional es el calor que estamos viviendo este verano?
Habrá que esperar a que finalice el verano y que se puedan analizar todos los datos correctamente validados en su conjunto y por zonas isoclimáticas. En una primera valoración, parece que empiezan a producirse situaciones históricas que no se habían dado anteriormente, principalmente en lo relativo a persistencia en los valores muy altos de temperaturas máximas diurnas y mínimas nocturnas, en la afectación de amplias zonas geográficas y, consecuentemente, en la incidencia en porcentajes de población muy altos que hasta ahora nunca se habían alcanzado.
Los negacionistas dicen que es normal que en verano haga este calor.
Las conclusiones que arrojan los análisis comparados de series históricas indican que, por intensidad y por frecuencia de episodios de temperaturas extremas tipificados objetivamente como olas de calor, frecuencias de noches tropicales o tórridas, temperatura del mar -principalmente del Mediterráneo- hace muy difícil decir que todo esto se ha dado siempre en todos los veranos. Lo que está sucediendo no entra, desde luego, en lo que podemos definir como un verano normal.
¿Es el verano menos cálido del resto de nuestras vidas?
Muy probablemente, no. Existe una indudable tendencia a veranos más cálidos, pero a esta tendencia se superpone la variabilidad natural del clima. Esto implica que unos años son más cálidos o fríos que otros. No obstante, atendiendo a las proyecciones del IPCC para la región mediterránea y a los escenarios regionalizados elaborados por AEMET para nuestro país, en la segunda mitad del siglo XXI, un verano como el actual será el verano normal. La adversidad climática se va a ir imponiendo tozudamente y, por eso, empezaremos a echar de menos veranos de años anteriores, que eran mucho más agradables.
Julio ha sido el mes más caluroso en España desde que hay registros. ¿Cuándo se prevé que en España se llegue a los 50 grados?
Los 50 ºC son una barrera simbólica de la que nos separan alrededor de dos grados y medio. Hasta la fecha, la temperatura más alta medida en España son los 47,6 ºC alcanzados en La Rambla (Córdoba) el 14 de agosto de 2021. No podemos saber cuándo alcanzaremos esa cifra, ni siquiera si se llegará a alcanzar. No obstante, con las proyecciones de cambio climático en la mano, no es descartable que pueda llegarse a ese valor de manera puntual. No hablamos de alcanzar 50 ºC de forma continua y generalizada, sino de que no es descartable que esa cifra se pueda alcanzar ocasionalmente. Se alcance esta cifra o no, este verano de 2022 es una muestra, como un tráiler en el cine, de los veranos que nos esperan en el futuro, y no demasiado lejano.
¿Cree que las olas de calor y los incendios están causando que la ciudadanía se dé cuenta de la emergencia climática?
Creo que las olas de calor y, principalmente lo que está sucediendo en este verano del 2022, sí está concienciando a la ciudadanía sobre el significado real del cambio climático y la situación en la que realmente nos encontramos. Es decir, una situación que va a afectar a nuestro bienestar, a nuestra forma habitual de vida y, por lo tanto, que tiene que ser considerada en su conjunto como una situación excepcional de emergencia climática.
¿Los efectos tan evidentes de la crisis climática están llegando antes de lo que se calculaba?
Parece que sí, sobre todo, en lo que siempre ha sido la tendencia más clara, que era el aumento de temperaturas. Quizás en este punto no hemos sabido explicar a la sociedad lo que realmente implicaba el decir que se iban a producir unos aumentos en los valores medios de la temperatura a nivel anual o a nivel estacional de 0,5, de uno o dos grados centígrados. Se consideraba que eso era un ligero y llevadero aumento de la temperatura sobre las temperaturas normales que conocíamos. Quizás teníamos que haber explicado más que, por desgracia, esos valores medios en muchos casos se alcanzarían también con alteraciones específicas puntuales de incrementos de 10 grados durante unos días o, a lo mejor, en las temperaturas máximas durante cinco días. Es decir, con la aparición de periodos con incrementos muy abruptos y, por lo tanto, generando situaciones de adversidad meteorológica y climática con gravísimas repercusiones a todos los niveles.
Estamos viendo que ciudades como Barcelona ya se están preparando para restricciones de agua. ¿Esto va a ser cada vez más habitual?
Creo que esta es una cuestión que tendría que ser preguntada a los responsables de administración y gestión del agua. Siempre decimos en AEMET que nosotros nos encargamos del tema del agua hasta que llega al suelo. El impacto del cambio climático en la alteración del régimen de precipitaciones en España no arroja todavía conclusiones claras. Tenemos que recordar que España ha tenido situaciones donde los periodos de sequía meteorológica han durado varios años y se han repetido en muchísimas ocasiones en los últimos treinta años. Por lo tanto, en este momento todavía no podemos indicar con claridad cuáles son las consecuencias del cambio climático en la alteración del régimen pluviométrico.
¿Cómo vamos a notar los próximos años -no muy lejanos- los efectos de la crisis climática?
Creo que va a exigirnos una readaptación climática acelerada que modificará profundamente nuestros niveles de bienestar y alterará las formas habituales de vida. El cambio climático exacerba los errores que cometemos, provocando que los impactos generados sean más catastróficos. Lo observamos en el caso de inundaciones, de incendios forestales o en el de diseños de infraestructuras y edificaciones. Tendríamos que comenzar a acostumbrarnos a vivir en una situación de riesgo habitual de adversidad meteorológica por lluvias intensas, temperaturas extremas, tormentas eléctricas, calimas persistentes o por Filomenas excepcionales, pues las olas de frío no desaparecerán.
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