Este artículo se publicó hace 3 años.
La política 'antiárbol' de Almeida desmantela un bosque urbano de doce años creado por los vecinos de Barajas
El Consistorio ha eliminado las mallas protectoras de más de 1.500 ejemplares que fueron plantados por voluntarios del barrio. Esta medida ha dejado expuestos los troncos a las plagas de conejos de la zona y, en una semana, ya se cuentan cerca de cien árboles dañados por mordidas.
Alejandro Tena
Madrid-Actualizado a
Los vecinos no comprenden nada. En una tarde, el Ayuntamiento desmanteló por completo el trabajo botánico que los vecinos habían realizado en el Bosque Urbano de Barajas en los últimos doce años; más de 1.500 árboles plantados con sus manos y un secarral convertido en espacio verde. El jueves pasado varios operarios, respaldados por una cuadrilla de policías, eliminaron sin muchas explicaciones las mallas protectoras de olmos, robles y otras especies. Un acto que podría ser el principio del fin del arbolado de la zona.
"No los han arrancado, pero es casi lo mismo", dice Jesús Martín, miembro de Ecologistas en Acción. "En esta zona hay plaga de conejos y esas mallas sirven precisamente para evitar que roan el tronco. Además, es una forma de señalizar los ejemplares más pequeños para evitar que se destrocen y se arrasen cuando se siega la hierba", agrega el activista. En menos de una semana, la flora del bosque ya empieza a sufrir los estragos de esta medida polémica y, según estiman los vecinos que a diario trabajan voluntariamente en la zona, ya hay unos cien troncos con muescas y mordidas.
Luis Calzada, miembro de la Asociación de Vecinos de Barajas, fue la persona que hace más de una década decidió empezar a transformar y gestionar un espacio abandonado por el Ayuntamiento. "Nunca han hecho nada, prácticamente es la primera vez que vienen y es para esto", lamenta, mientras enseña la foto de un ejemplar con la corteza completamente arrancada por las mordeduras de los conejos. "En pocos días han entrado a saco. Es algo que no se entiende", añade.
Los operarios no sólo quitaron las mallas de protección. También confiscaron todas las herramientas de riego y mangueras de goteo dispuestas sobre el parque. "Sin ese material, la zona está condenada a la muerte en cuanto venga el calor. Es un terreno que se mantenía gracias al sudor de todos los vecinos que nos hemos dedicado a regar y a cuidar la zona para renaturalizarla, porque realmente lo que antes había allí era una escombrera llena de desechos que fueron depositados tras las construcciones que se hicieron hace décadas", manifiesta Calzada.
Fuentes del Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento Madrid explican a Público que la decisión se ha tomado después de que el propio distrito solicitase la retirada del arbolado al considerar que es una plantación ilegal. "Se trata de un espacio público en el que hay elementos no autorizados", indican, para informar de que el Consistorio sugirió "hace tiempo" que se "orientase" el espacio "hacia la idea de un huerto urbano reglado".
Tanto Ecologistas en Acción como la Asociación de Vecinos de Barajas manifiestan que no es un impedimento y que el Ayuntamiento podría impulsar acuerdos para dotar a los vecinos de capacidad de actuar y reforestar el terreno dentro de la legalidad.
El árbol de Isaac
El bosque de Barajas no es sólo un espacio verde. Detrás de cada árbol hay una historia. Cada semilla que en esta década han ido depositando los vecinos bajo tierra tiene un motivo, un impulso humano. La historia de Isaac, un joven de 13 años que murió de muerte súbita en 2019, es un fiel reflejo del valor emocional y social del entorno. "Cuando mi hijo murió fue un golpe muy duro. De buenas a primeras se va y no sabes qué hacer. No sabíamos dónde dejarlo y mientras lo pensábamos, alguien nos dijo que quizá podíamos plantar un árbol para honrarlo. Yo misma llamé al Ayuntamiento y por vía telefónica se nos animó a hacerlo allí, en el Bosque Urbano. Cerca están las pistas de BMX, donde el pasaba mucho tiempo, así que nos pareció buena idea", narra Chus, la madre del menor, que dice no querer ser "un instrumento para dar pena". "Soy una vecina más, pero el vínculo con el parque y con los vecinos empieza en este punto".
"Para mí este es un lugar donde yo, después del golpe, poco a poco he podido avanzar. Era mi lugar de tranquilidad, de paz y donde poder estar en silencio. Para mi este espacio, su árbol, tiene un poder curativo y terapéutico, pero también para amigos y familiares", sostiene. "Toda la gente ha puesto allí fotos de mi hijo, mensajes, cartas, piedras de colores y de playas de diferentes partes del mundo, pulseras, mensajes de 'te quiero'... Incluso mucha gente anónima se ha acercado en todo este tiempo y, después de empatizar, ha plantado en la base del árbol una orquídea y romero", describe.
Los operarios quitaron todo. La madre del menor muestra fotos de algunos de los objetos "de escaso valor material, pero de gran peso emocional" y se cuestiona por qué y "sobre todo" para qué han decidido desmantelar todo el parque. "Me pregunto qué asesores tiene un político para hacer las cosas así. Porque puedo entender que legalmente las cosas no sean correctas, pero han tenido doce años para actuar. Creo que han fallado en las formas, no se puede aparecer así y acabar con todo de un día para otro sin notificar antes a los vecinos ni dar pie a cambiar las cosas o a poder ajustar la normativa para que se puedan mantener todos los árboles.
La historia de este árbol, un pruno de poco más de dos años, es la de muchos otros que han sido plantados en la zona. Hay viudos que salen adelante porque tienen el impulso de salir con su regadera y sus azadas a cuidar del parque. Hay quienes sólo pasean, quienes meditan y quienes no tocan ramas ni tallos, pero disfrutan de la sombra. "Cada jueves vienen personas con problemas de salud mental de la Fundación Manantial a trabajar en el parque y a ayudar a los jubilados a plantar o a fabricar compost. Hemos hecho plantaciones con los colegios de la zona, cada niño dejaba su nombre marcado y la fecha en la malla de su ejemplar. Hablamos de un sitio que ha unido mucho a los vecinos en estos años", argumenta Calzada.
Madrid, en conflicto por sus árboles
El caso del arbolado popular de Barajas es un episodio más de las políticas del Ayuntamiento de Martínez-Almeida relacionadas con la reforestación. En los últimos meses la oposición política y las organizaciones ecologistas han criticado con dureza la gestión para la reparación de daños provocados por el temporal Filomena, pues sólo se replantará el 13% de los 700.000 árboles dañados por la nevada histórica.
Además, el Consistorio ha dado la espalda a la Mesa del Árbol, un organismo público y transversal compuesto por asociaciones, profesionales de jardinería, expertos botánicos y sindicatos, que sólo ha sido convocado una vez en todo el año a pesar de que el reglamento establece que debe haber una reunión ordinaria cada tres meses. No obstante, fuentes del Área de Medio Ambiente explican a Público que este viernes habrá una nueva sesión para clausurar el año.
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