Este artículo se publicó hace 8 años.
El pequeño Nicolás esquilmó 830.000 euros a empresarios, nobles y compañeros de clase
Arturo Fernández, Catalina Hoffman y José Luis Balbas, entre otros, financiaron al presunto estafador mientras tramaban negocios con él de lo más variopintos. Pero nunca lo declaró a Hacienda y, aunque devolvió parte, aún debía medio millón antes de ser detenido.
Patricia López
MADRID.- Los mensajes de diferentes empresarios se repiten en el teléfono del pequeño Nicolás con un mismo contenido: “Fran, ¿me has vuelto a engañar?”. Numerosas notas tanto del teléfono móvil como de los cuadernos encontrados en el registro de su habitación o los aportados por Público han servido a los investigadores para descifrar el galimatías de los gastos e ingresos que tenía Francisco Nicolás. En agosto de 2014, según el informe de la comisión judicial que dirige el juez Arturo Zamarriego, las deudas totales del presunto estafador ascendían a 830.000 euros que consiguió reducir a 510.000 antes de su detención en octubre de ese año.
Negocios que nunca terminaron de gestarse en la mayoría de los casos, pero mediante los cuales consiguió manejar cifras desorbitadas para un joven de 20 años. Los mensajes reclamando las deudas, también han sido claves para aclarar las cifras que escribía el veinteañero. El abogado Arturo Baldasano, amigo personal del hostelero Arturo Fernández, intermedió por el expresidente de la CEIM en mayo de 2014. Incluso a él le debía 10.000 euros, según las anotaciones. En un mensaje le escribe: “Ayer me contó Arturo la segunda que haces y la frustración que supone. No puedo entender que te lleva a mentir de esta manera, ni si eres consciente de los riesgos incluso legales que estás asumiendo…” (sic)
Otro de sus grandes aportadores de dinero era el ex dirigente socialista José Luis Balbas y es de los pocos que no se queja por las deudas contraídas. En julio de 2014 Nicolás le pide dinero: “Si puedes algo bien, poco pero algo me sería de gran ayuda 2,3, aunque sea poco. Eres la mejor persona que he conocido en mi vida y que mejor se ha portado, si no puedes nada lo entenderé…” (sic). El cerebro del tamayazo llevaba ya casi un año de relaciones con el presunto estafador. En 2013 le entregó un poder para vender la Colección Zanchi, valorada en 500.000 millones de euros.
Francisco Nicolás utiliza todas las artimañas posibles, apelando habitualmente a “crisis de ansiedad” para conseguir que le presten más dinero a pesar de las deudas. Por ejemplo, a un empresario de ópticos andaluz le asegura que saldará su deuda con el dinero que recibe del ex directivo del Banco Santander, Javier Martínez de la Hidalga, de quien escribe “que aunque está mal económicamente tiene tanto que me va a ayudar”. Y finaliza el mensaje con un “tengo que aguantar hoy… sin que me haga nada nadie, me va a dar algo a mi solo…”.
Algunos como el marqués de Torneros, Carlos Roca de Togores, con quien comía en el Club Puerta de Hierro, comenzaron pensando que Francisco Nicolás iba a invertir 38.000 euros en un equipo de polo y meses después le envió un mensaje que indica que a quien le sacó el dinero fue al miembro de la nobleza: “Me das los 7.500 euros que me ha costado tu bromita o no quiero saber nada más de gentuza como tú”. A lo que Fran responde: “Si retiras lo de gentuza sí”.
En algunos casos el dinero venía de empresas con problemas judiciales, como Sara Fernández Frutos, administradora de DRACON Partners que aparece en multitud de ocasiones. Otra de sus presuntas víctimas fue el director de gabinete de la Presidencia de Renfe, Enrique Peña, a quien quería sumar a uno de sus futuros negocios ferroviarios. A pesar de tener la ayuda económica de la empresa Executive Fórum, de César Chiva, que organizaba los desayunos en los que Francisco Nicolás ejercía de relaciones públicas, tuvo varios problemas con empresarios asistentes a los mismos. Antonio Puyol, de Airtren, le reclamaba casi un año después los 10.000 euros que le había dejado y registrado en un contrato privado que tiene como concepto “préstamos a un amigo”, aunque la cantidad total llegó a ascender a los 16.000. En mayo de 2014 el empresario le escribía: “Fran, sigues igual. No me haces ni caso. No sé lo que te ocurre. Si es porque no tiene los 10k me das los 5 que tienes y para el resto ponemos otros plazo” (sic).
Los 15.000 euros que le prestó Esther Gómez, del Grupo Civilia, se los reclamó su marido con un mensaje muy claro: “Buenas tardes. Como no sé nada de ti, no me queda más remedio que tener que volver a preguntarte por los 15.000 euros que me debes. Piensa que yo no soy Esther y que estar pidiéndote lo que es mío me está empezando a cansar. Un saludo”. Tres horas después vuelve a escribirle: “Espero que me des una respuesta para evitar dirigirme a personas de tu entorno para poder cobrar”.
Un mes después, el marido de esta empresaria le da el ultimátum: “Hoy es 4 de febrero y todavía no sé nada de los 15.000 que le debes a mi mujer. Una vez más nos han mentido, lo cual pone claramente de manifiesto que vives del engaño y la estafa”. Y añade: “No me dejas más opción que comunicar a tus padres, a la Universidad y al partido de las prácticas que tienes”.
En junio de 2014, Francisco Nicolás solicita dinero a Juan Munguira, de la CNMV, José Luis Blabas, Catalina Hoffman, Daniel Li o Ángel Martín de ACO. Por ejemplo, el pequeño Nicolás consigue que inviten a Catalina Hoffman al pasamanos de la coronación del rey y después le solicita un favor importante, 60.000 euros que necesita para pagar una deuda de 380.000.
El mayor cebo de Nicolás es su amigo el secretario de Estado de Comercio, Jaime García Legaz. Es lo que hace con el ex directivo de Air Europa y ahora con negocio en Hong Kong, Daniel Li, que le reprocha en un mensaje: “Que hay de los 5000 euros? Según Jaime, no ha pedido nada” (sic). El presunto estafador le había pedido ese dinero en nombre de Legaz, aunque según los mensajes del empresario la deuda podría ser mayor. En un mensaje posterior le reclama: “qué voy a decir ahora a la gente? Que me fie de un tal Fran?” (sic). Un mes después, Daniel escribe que le presentará a varios amigos, entre ellos a un comisario de la policía, pero “lo malo es que ya van acumulados 200 pasaportes y hay que desbloquear la situación”.
A mediados de septiembre, Ángel Martín, el dueño de la empresa ACO (Asistencia y Consultores de Obras) escribe: “Mañana a las 12 me voy de pobre viaje de aniversario. Vas acumulando maldad y penas. No te salió de los huevos transferencia para la empresa y proveedores”. Y a finales de ese mes le dice: “Vete a la mierda imbécil”, “tiene la razón todo el mundo menos yo. Se va a enterar de que clase de timador eres”, “estoy fuera de límite y desesperado”. El pequeño Nicolás llegó a adeudar al empresario 70.000 euros por un chalé que le alquiló en El Viso ─donde “organizabais saraos y orgías”, según escribe Martín─.
Nicolás intenta calmar a Ángel Martín en el mes de octubre, diez días antes de ser detenido, y también a la empresa Edhinor a la que le propuso la obtención de obras tanto públicas como privadas, según los audios de las reuniones que grabó con empleados de los hermanos Buendía. “Voy a darte 60… para que vayas tirando y 40 a Edh” (sic).
Las primeras víctimas de Francisco Nicolás fueron sus propios compañeros y amigos de Cunef, de quienes se sospecha por los mensajes que pagaron para aprobar asignaturas. A algunos como Bosco López-Madrid, nieto del dueño de OHL, el dinero no les hacía falta. Bosco le dejó 2.000 euros que finalmente desiste en cobrar: “Lo del dinero no te preocupes. Quédatelo”.
El hijo de una exconsejera de la Comunidad de Madrid, Elena González-Muñux, le prestó más de 7.000 euros. En julio de 2013 el chico escribe a Francisco Nicolás: “He confiado en ti pero he realizado una serie de cosas pensando que disponía de ese dinero y me estoy metiendo en problemas. Si sigues sin tener el dinero y me quieres seguir vacilando dímelo y me buscaré la vida por otro lado”. O este otro mensaje : “No he cumplido. Por lo que el dinero que me debes, desde hace más de un año. Queda cerrada la deuda. Siempre te he ayudado, Te he comprado ropa, te he presentado a gente que te ha comprado ropa. Y siempre que puedo te hago los favores que me pides. Cuando hiciste los exámenes presioné por esa cantidad, porque la primera sabes que era mucho menos” (sic).
Meses después, firma un contrato privado con el mismo compañero en el que éste le presta 30.000 euros a pagar en un año. De no cumplir el acuerdo, Francisco Nicolás tendrá una penalización del 20% de interés.
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