Este artículo se publicó hace 6 años.
Órdago de Sanidad a las pseudoterapias y, con ellas, a la Unión Europea
Colectivos como la homeopatía se desmarcan reivindicando la evidencia científica que la Organización Médica Colegial les niega
Madrid-
El ministerio de Sanidad, consciente de que “la utilización de pseudoterapias no es residual” en España, ha decidido tomar cartas en el asunto y el pasado miércoles, el ministerio de Sanidad daba a conocer su ‘Plan para la protección de la salud frente a las pseudoterapias’. El anuncio ha provocado un gran revuelo entre quienes ejercen y consumen estas prácticas.
El ministerio considera pseudoterapia a toda “sustancia, producto, actividad o servicio con pretendida finalidad sanitaria que no tenga soporte en el conocimiento científico ni evidencia científica que avale su eficacia y su seguridad”. Días antes de la publicación del Plan, el Gobierno ya había avanzado que los medicamentos homeopáticos deberán contar con las mismas evidencias científicas que cualquier otro fármaco, instando a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) que paute un procedimiento para que los productos que no especifiquen evidencias científicas tengan un etiquetado especial.
Ahora, riza el rizo con líneas de actuación más duras, como su intención de prohibir que los profesionales médicos prescriban pseudoterapias tanto dentro del sistema sanitario público como privado. Prohibiciones, además, que se extenderán al modo en que se publicitan estos productos y eliminará los títulos universitarios de estudios que no se basen en la evidencia científica.
¿Hay evidencia científica?
Carlos Alonso, presidente de Farmaciencia —una de las asociaciones que ha participado en la elaboración del Plan del Gobierno— asegura que “absolutamente ningún producto homeopático ha podido probar científicamente su efectividad”. A pesar de ello y según los datos que maneja el propio ministerio de Sanidad, en España existe un gran número de personas que creen que algunos tratamientos son efectivos. Así, y según datos de 2016 de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), un 59,8% cree en la utilidad terapéutica de la acupuntura, mientras que en el caso de los productos homeopáticos, el porcentaje se sitúa en el 52,7%.
El debate es doble: En primer lugar, ¿son efectivos productos como los homeopáticos? y, en segundo, ¿está demostrada científicamente su eficacia en caso de tenerla? Para el presidente de Farmaciencia la respuesta en ambos casos es un no rotundo: “no se hacen pruebas de doble ciego [técnica para evitar los resultados influidos por el efecto placebo o el sesgo de la experiencia del propio personal investigador]; en realidad, funcionan como placebo con enfermedades que se curan por sí solas. La apariencia es de un medicamento, pero para lo único que sirven es para perder dinero”.
Por su parte, José Ignacio García Acosta, médico homeopático que ejerce en Málaga desde hace casi dos décadas, rebate estos argumentos, asegurando la existencia de centenares de estudios que avalan la eficacia de los medicamentos homeopáticos. “El problema”, según explica, “es que en muchos casos desconocemos el mecanismo de acción del medicamento”, es decir, “sabemos que es beneficioso pero no sabemos por qué”.
Para apoyar sus palabras, García Acosta remite a un artículo publicado el pasado mes de septiembre en la prestigiosa revista Nature, en la que se compartían los hallazgos de cómo un extracto muy diluido de Toxicodendron pubescens, una planta conocida comúnmente como roble venenoso del Atlántico, es tan eficaz como el medicamento gabapentina a la hora de reducir la inflamación y las respuestas al dolor. El experimento se había realizado únicamente en ratas de laboratorio, por lo que los propios autores alentaban a la realización de ensayos clínicos.
Sin embargo, unas semanas después, la propia Nature publicaba que un grupo de científicos italianos ponían en duda las afirmaciones del estudio. Entre las críticas vertidas contra el artículo destacan que únicamente se utilizaran ocho animales o que no se empleara el doble ciego. Asimismo, Enrico Bucci, el biólogo que descubrió la inconsistencias en el experimento, también detectó irregularidades en la forma en que se informaron las dosis del producto homeopático administrado a las ratas, duplicidad de imágenes de diferentes experimentos e, incluso, lo que parecen ser los mismos datos para dos experimentos diferentes. La polémica ha estallado en Italia, precisamente, en un momento en el que se está debatiendo el modo de etiquetar los productos homeopáticos.
Contradicciones
La determinación de la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, contra la homeopatía ya ha dado sus frutos antes, incluso, de que su nuevo Plan eche a andar. El pasado mes de octubre, el Gobierno sacó del mercado miles de productos homeopáticos después de que terminara el plazo para que los laboratorios del ramo se comprometieran a adecuarse a la nueva regulación de la AEMPS. Con todo, la postura gubernamental está enfrentada con la misma Unión Europea, que defiende la denominación de medicamento homeopático.
De los 2.008 productos homeopáticos que han solicitado su regulación (y que según Alonso pueden suponer hasta 15.000 referencias distintas), únicamente 12 lo han hecho como medicamentos con indicación terapéutica, es decir, que tienen utilidad en alguna dolencia o enfermedad. Todos ellos habrán de ser estudiados en los próximos meses para garantizar o no su continuidad en el mercado. El presidente de Farmaciencia avanza que “la semana que viene mantendremos una reunión con la ministra para ver cómo se va a producir todo este proceso de etiquetado”.
“Somos los médicos quienes tenemos los conocimientos para evaluar o no los riesgos y prescribir esos productos”
Uno de los primeros escollos que aparece con el Plan afecta a la prescripción. El que fuera el último director del Máster de Medicina Homeopática de la Universidad de Barcelona y que actualmente trabaja desde su consulta, Gonzalo Fernández Quiroga, ironiza con el nuevo escenario que se aparece: “Si no podemos prescribir en los centros sanitarios, ya sean públicos o privados, ¿qué tendremos que hacerlo, en un parque, en un bar?”.
Críticas a las que se suma su colega, García Acosta, indicando que “somos los médicos quienes tenemos los conocimientos para evaluar o no los riesgos y prescribir esos productos”. En este punto, Fernández Quiroga insiste en que “la farmacología convencional y la homeopática no son excluyentes, sino complementarios y cuando vemos que el paciente no responde con unos, optamos por los otros”. Sin embargo, Alonso niega tal extremo al señalar que “las máximas de los medicamentos es que sean necesario, seguros y efectivos, y los homeopáticos no cumplen ninguna de ellas”. En su opinión, “los productos homeopáticos están hiperdiluídos en agua; si fueran tan efectivos y considerando lo barata que es su producción frente al I+D de los fármacos convencionales, ¿por qué las grandes farmacéuticas no iban a lucrarse por esa vía?”.
En contra de otras teorías de la conspiración, Gonzalo Quiroga no cree que el lobby farmacéutico se encuentre detrás de este cercamiento a la llamada pseudociencia, pero “de lo que sí estoy convencido es de que se ha orquestado una campaña, lo que desconozco es quién está detrás de ella”.
Fuera de la Universidad
Otro de los puntos recogidos en el Plan del Gobierno es el que apunta la Educación, buscando sacar por completo de las Universidades cualquier estudio de pseudoterapias, algo que Fernández Quiroga considera un retraso. “Precisamente lo que necesitamos son profesionales bien formados”, asegura, “para evitar el intrusismo de personas sin cualificación que son, además, los únicos casos que saltan a las portadas de los periódicos”.
A pesar de que desde colectivos como la Asamblea Nacional de Homeopatía secundan la iniciativa del ministerio de Sanidad contra las pseudociencias (porque, en su caso, recuerda que la homeopatía sí dispone de evidencias científicas), lo cierto es con este cambio de rumbo médicos y pacientes se hayan algo desconcertados. Así, García Acosta recuerda que “en el despacho de mi consulta tengo colgado un diploma del Colegio de Médicos de Málaga certificándome como homeópata y ahora dicen que no sirve”.
Y es que desde la Organización Médica Colegial, el coordinador del Observatorio contra las pseudociencias, pseudoterapias, intrusismo y sectas sanitarias, el doctor Jerónimo Fernández Torrente, se ha posicionado como uno de los más combativos, llegando a afirmar que "creer en la homeopatía es más propio de la Edad Media que del siglo XXI". El propio Fernández Torrente, en relación a los médicos homeópatas registrados en Colegios provinciales como García Acosta, indica que “los reconocemos como una actuación médica, pero no como un acto médico ni como parte de la medicina”.
En lo que al futuro se refiere, el optimismo va por barrios: la determinación de colectivos como el representado por Farmaciencia se encamina a “la prohibición de la homeopatía”, mientras que algunos médicos, como Gonzalo Quiroga, consideran que se está produciendo cierto ‘efecto Streisand’, amplificándose el conocimiento acerca de la homeopatía. Otros profesionales titulados, como García Acosta asegura que “no se me caerán los anillos si tengo que darme de baja del Colegio de Médicos y darme de alta en el epígrafe de naturópata para poder seguir con mi labor”.
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