Olot, cuna del pesebrismo: tradición y arte navideño en la Garrotxa
Figuras centenarias, dioramas innovadores y actividades culturales convierten a Olot en un referente de la Navidad en Catalunya
A.S.
Periodista
Barcelona-
Cuando llega la Navidad, Olot, la capital de la Garrotxa, se convierte en un referente indiscutible del pesebrismo artesanal en Cataluña. Desde figuras centenarias hasta creaciones innovadoras, la ciudad desprende un encanto especial gracias a una tradición que se remonta a principios del siglo XIX. Los pesebres no solo narran el nacimiento de Jesús, sino que también reflejan la historia e identidad cultural de una región rica en arte y paisaje. Además, toda la comunidad se implica en esta tradición, desde los museos hasta las iglesias.
Un legado que comienza con Ramon Amadeu
Según explica Xevi Roura, conservador del Museu dels Sants de Olot, “la tradición del pesebrismo en Olot nace a raíz de la estancia del escultor Ramon Amadeu i Grau en la ciudad entre 1809 y 1814”. Huyendo de la Guerra del Francés, Amadeu se instaló en Can Bolòs, casa de una familia de intelectuales de Olot, y comenzó a crear figuras inspiradas en personajes locales. Este hecho, anecdótico en apariencia, sentó las bases de una tradición figurativa que, años más tarde, pasaría por la Escuela de Arte de Olot y los famosos talleres de imaginería religiosa de la ciudad.
El legado de Amadeu no es un caso aislado. Durante los siglos XIX y XX, artistas y escultores locales como Josep Traité, Josep Ferrés y Modest Fluvià contribuyeron al esplendor del pesebrismo, consolidando a Olot como un referente tanto en Cataluña como en España. Su aportación no se limitó a la creación de figuras, sino que también se centró en la innovación constante de los dioramas, el formato que aún hoy caracteriza a los pesebres olotenses.
Los pesebres de Olot: el paisaje como protagonista
Una de las características que distinguen a los pesebres de Olot es su profunda conexión con la escuela paisajística olotense. “El tratamiento del fondo de los dioramas está directamente inspirado en el arte paisajístico local, donde la naturaleza y los elementos rurales tienen un papel protagonista”, destaca Roura.
Estos dioramas no son simples decoraciones, sino pequeñas obras de arte donde la luz, la perspectiva y los detalles se combinan para crear atmósferas mágicas. Figuras de barro o yeso, pintadas a mano y llenas de personalidad, dan vida a escenas que van desde las más tradicionales hasta interpretaciones contemporáneas.
Ejemplos como los dioramas de Lluís Badosa en Can Trincherai, inspirados en un cuadro de Joaquim Vayreda y en fotografías en blanco y negro, demuestran cómo el pesebrismo olotense es capaz de combinar tradición y modernidad en una sola escena.
Talleres históricos: el corazón del pesebrismo olotense
Los famosos talleres de imaginería religiosa, como L’Art Cristià y El Arte Cristiano, han sido clave en el desarrollo y la conservación de esta tradición. Estos espacios, que durante años produjeron figuras para toda la península y más allá, son auténticas fábricas de arte. Nombres como Manuel Traité y su hijo Josep Traité resuenan en este universo artístico. Cada Navidad, estos talleres ofrecían figuras singulares y dioramas que se exponían en la ciudad, atrayendo a visitantes y amantes del arte de todas partes. El trabajo manual y la atención al detalle hicieron que las figuras creadas en estos talleres se convirtieran en auténticas piezas de coleccionista.
Actualmente, uno de los lugares clave para entender la importancia del pesebrismo en Olot es el Museu dels Sants, que conserva un espacio dedicado a Ramon Amadeu y a otros escultores destacados. “El museo permite ver una treintena de piezas de Amadeu, un legado esencial para entender el origen del pesebrismo en la ciudad”, comenta el conservador Xevi Roura. También se exponen figuras originales de Manuel Traïté y piezas de la colección Renart, un tesoro que muestra la evolución del pesebrismo olotense a lo largo del tiempo.
Innovación y tradición: los pesebres de hoy
“Actualmente, quien visite la muestra encontrará desde pesebres tradicionales hasta los más innovadores”, destaca Roura. “Figuras hechas de ganchillo, pesebres con movimiento, luz o incluso sin color” son ejemplos claros de cómo la tradición se reinventa sin perder su esencia. Un ejemplo curioso de esta creatividad es la actividad familiar gratuita "No la caguis", que organiza el Museu dels Sants durante estas fechas. En esta peculiar propuesta, los visitantes deben encontrar 100 caganers escondidos dentro del museo, una experiencia divertida y totalmente arraigada al humor típicamente catalán.
Ferias y actividades navideñas: más allá de los pesebres
Los pesebres de Olot no son el único atractivo de la ciudad durante la Navidad. La Fira del Pessebre, celebrada cada diciembre, reúne a artesanos, talleres y amantes de esta tradición.
Calles llenas de paradas, actividades culturales y espectáculos convierten esta feria en un evento imprescindible. También destacan otras iniciativas culturales, como las representaciones de Els Pastorets y las muestras de arte local, que complementan la experiencia navideña en la Garrotxa.