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Mujeres en la comedia De rellenar la cuota a llenar teatros: así han asaltado las mujeres la comedia 

La comedia española atraviesa uno de sus momentos más transformadores y ya es habitual ver a mujeres liderar programas de humor, llenar teatros o hablar sin ningún tabú sobre la masturbación. El feminismo ha vuelto a romper otro techo de cristal. 

De izquierda a derecha; arriba: Marta González de Vega, Eva Hache, Virginia Riezu. Abajo: Lorena Iglesias, Raquel Sastre, Penny Jay.

“Hace un tiempo había dos tipos de personajes dentro de la comedia reservados para nosotras: la fea graciosa y la guapa. Luego, ese tipo de espectáculos cambiaron y solo quedó la guapa. Durante una época no se buscaba humoristas”. Con esta reflexión  Raquel Sastre, cómica y guionista de programas como El Hormiguero u Órbita Laika, evoca un pasado no tan lejano en el humor español. 

El panorama de la risa se ha transformado de tal manera que ahora las mujeres son habituales y recurrentes tras veinte años condenadas a ser la muleta del señor gracioso. Formatos como Las que faltaban, en Movistar + o El Grupo, en la Cadena Ser, programas donde no hay hombres frente al micrófono, demuestran que las cómicas ahora son algo más que una cuota a rellenar en programas de creados por hombres. 

Virgina Riezu, actual colaboradora en Todo es Mentira, programa de Cuatro, confiesa que incluso se retiró del negocio en un principio, al verlo demasiado hostil: “Yo empecé en el 2000, participé en El Club de la Comedia el año que ganó Quequé, y por cada 100 tíos había dos tías. Empecé a actuar en bares, pero lo dejé, me parecía un ambiente muy agresivo, todo lleno de borrachos y de tíos que se reían de tíos. Lo dejé y seguí por la rama de la interpretación y el teatro". Al percibir un cambio en el mundillo, decidió volver: "Hace siete u ocho años, más curtida, decidí retomarlo, vi que la comedia había evolucionado”, cuenta con optimismo.

Conocedora de cada rincón de la comedia nacional, Eva Hache, primera mujer en España en presentar un late night, reconoce progresos en un sector tradicionalmente reservado a los hombres, aunque no niega que todavía existen trabas: “Todavía hay mucho enemigo entre los espectadores y directivos. Hay gente que sigue al mando y ve el humor de las mujeres como un ataque”, relata la humorista. 

Eva Hache. / CHRISTIAN GONZÁLEZ

Eva Hache en una imagen de archivo. CHRISTIAN GONZÁLEZ

La transformación hacia la igualdad

La cómica segoviana apunta a las redes sociales como antídoto contra esos clichés: “Las nuevas formas de comunicación han hecho que las mujeres tengan más visibilidad y no dependan de los directivos, fundamentalmente hombres”. Penny Jay, creadora de Riot Comedy, un espectáculo ambulante de humor feminista, le da la razón a la vez que reconoce su labor como exploradora y vanguardista en territorio inhóspito: “Nuestra época es totalmente diferente, gracias a las redes y al feminismo se han abierto caminos, aunque sin personas como ella no habríamos tenido referentes”, dice la cómica novel.

Virgina Riezu: "Lo dejé, me parecía un ambiente muy agresivo, todo lleno de borrachos y de tíos que se reían de tíos"

Ha llovido desde formatos como Noche Hache o El Club de la Comedia y el progreso es perceptible, aunque las humoristas no olvidan los recelos a los que han tenido que enfrentarse.  “Siempre ha habido prejuicios hacia nosotras y, sin embargo, nunca los ha habido contra las actrices”, analiza Marta González de Vega, una de las guionistas pioneras en España con exitosos proyectos como 5mujeres.com y ahora en teatros con De Caperucita a loba en solo seis tíos. “Nadie nos pone en duda cuando hacemos ficción, fíjate en Lina Morgan. El prejuicio aparece cuando hacemos stand up comedy, porque conlleva creación, y es triste que ahí sí lo haya”.

Riezu hace una reflexión sobre la escasez de mujeres en el sector, dato que es imposible desoír. Como en tantos sectores, una lista de los mejores cómicos necesitaría de una criba y generaría debate; una lista de las mejores humoristas sería difícil rellenarla. “A las mujeres nos han educado para ser comedidas y guardar la compostura para no llamar la atención. Cuando te crían así no te sale de dentro querer ser cómica”, analiza Raquel Sastre. “Nunca han potenciado en nosotras la capacidad para hacer el ridículo”, completa Marta González.

¿Una industria machista?

Penny Jay: "Muchos cómicos se reían de sus novias, de lo malas que son las mujeres..."

Por su espíritu a contracorriente, el sector del humor no es tildado a primera vista como machista. Ácido con el poder, irreverente contra el sistema e incordio de lo tradicional. Sin embargo, hay cómicas que sí perciben actitudes tóxicas: “Es una industria machista y lo seguirá siendo. Ha estado unida a una ideología; muchos de ellos se reían de sus novias, de lo malas que son las mujeres..., y creaban una guerra de sexos absurda”, declara Penny Jay. “Cualquiera que haya estado mínimamente en contacto con este negocio sabe lo machista que es. La mayoría de los monólogos mainstream están escritos por y para hombres”, asegura Lorena Iglesias, creadora de Necroshow, que realiza cada miércoles en un bar madrileño.

“He sido despreciada muchas veces y la que diga que no, miente. Ahora se me respeta más, pero, cuando empecé, había sitios donde iba a actuar y me decían, pero si tu no haces gracia, no eres un tío”, asegura Sastre, que en más de una ocasión se ha visto como la única guionista del programa en el que estaba trabajando. Una experiencia para nada especial: “Yo he sido coordinadora de guiones en muchos proyectos y todos los guionistas eran hombres”, relata Marta González.

La revolución feminista ha puesto frente al espejo al mundo y ha servido para revelar el lastre adicional que muchas mujeres tienen que arrastrar. “Mi mayor problema es que yo he entrado en el humor desde el feminismo y eso no se ha tomado bien dentro de la industria. He recibido mucho odio y mucha crítica no constructiva de gente que ni siquiera ha visto mi show”, responde tajante Penny Jay. “Mi mayor lastre ha sido ser mujer”, ataja Lorena Iglesias. “Incluso trabajando con hombres aliados me ha resultado imposible desarrollar mi personalidad cómica cien por cien”.

El Satisfyer como reflejo del nuevo lenguaje

Todas las humoristas reconocen cambios a mejor, lo que ayuda a recolocar el aún existente techo de cristal y aspirar a nuevos horizontes: “Aún queda el asalto al poder. Vamos calando en todos los estratos de la comedia, pero aún queda que el próximo Buenafuente o el próximo Broncano sea una mujer. Algo como lo que le ha pasado a Phoebe Waller-Bridge", dice Riezu en referencia a la creadora y protagonista de Fleabag, reciente ganadora del Emmy a mejor serie de comedia y firmante de un contrato millonario con Amazon Prime.

Eva Hache: "Llevo oyendo chistes de pajas toda mi vida, así que ahora toca asimilar nuevos conceptos"

El estilo y el humor al que ahora pueden optar las cómicas también ha sido objeto de transformación. Si el sexo siempre ha sido un tabú, las mujeres que se acercaban a la cuestión salían malparadas, pero cada vez es más común verlas abordar cuestiones como la masturbación, el satisfayer, la insatisfacción o el sexo sin compromiso, lo que no quita que se les siga apuntando con el dedo. “En mis monólogos hablo mucho de la depresión, pero en cuanto meto un chiste sexual me recriminan que ya esté hablando de sexo. Luego lo hace un hombre y pasa desapercibido”, relata Penny Jay. “Yo creo que los hombres hablan tanto o más de sexo como las mujeres, pero da la sensación de que nosotras abusamos más, pero es mentira”, asevera Marta González.

“En una actuación metí un chiste sexual y hubo un par de señoras a las que les sentó mal. Luego, salió un compañero humorista e hizo un chiste explícito sobre comerle el coño a su mujer y estas mismas señoras se partían de risa. Nos sigue haciendo falta un ejercicio de apertura de miras”, confiesa Sastre. “Cuando una mujer lo hace, se percibe de otra manera”, zanja Lorena Iglesias. “Intenta encontrar un especial de comedia en el que el cómico no hable de masturbación masculina”, reta la humorista.

Eva Hache, entre risas por alguna broma en torno al popular Satisfyer, zanja el debate sobre las temáticas del humor: “Antes, las mujeres tenían que mostrarse como muñequitas lindas y hablar netamente de cuestiones de chicas, pero ya nos hemos quitado el sambenito". Para concluir, aplaude el atrevimiento de las nuevas generaciones: "Se ha dado un paso adelante y ya no hay miedo. Cuestiones como la masturbación femenina han abierto las puertas para hablar de todo. Llevo oyendo chistes de pajas toda mi vida, así que ahora toca asimilar nuevos conceptos”.

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