ZARAGOZA
Una de cada cuatro masas de agua superficial de la cuenca del Ebro, 195 de sus 820 ríos y lagos, están invadidos en mayor o menor medida por animales o vegetales alóctonas que han alterado sus ecosistemas, según indica el Esquema de Temas Importantes del nuevo Plan Hidrológico, que explica cómo la presión de estas especies exóticas, que “se consideran el segundo problema medioambiental del planeta después del calentamiento global” por suponer “una de las principales causas de pérdida de biodiversidad”, resulta alta en 120 de ellas (una de cada siete), media en otras 39 y poco significativa en 35 más.
Parece claro que la extensión de las especies exóticas es mucho mayor de lo que se estima”, anota el estudio, que reseña la elevada presencia en la demarcación hidrográfica de vegetales y animales incluidas en el catálogo del Ministerio para la Transición Ecológica: un alga (el moco de roca) de catorce, el único hongo (el quitridio) de la lista, doce plantas y árboles de 66, cinco invertebrados (el mejillón cebra, la almeja asiática de río y la del cieno y el caracol manzana y del cieno) de diecisiete, dos insectos (el mosquito tigre) y la avispa spp de catorce, tres crustáceos (el cangrejo americano) y el señal y los yabbie de doce, 17 peces de 21, cuatro aves (ganso del Nilo), cotorra de Kramer y americana y malvasía canela de 17 y dos mamíferos (el visón americano y la nutria roedora) de quince, además de la rana toro y el galápago americano.
Suman 43 de un total de 173, aunque el grado de invasión de las especies alóctonas es en realidad superior al ir por delante de la normativa. “Recientemente se han detectado especies invasoras que no se han integrado todavía en el catálogo español de especies exóticas invasoras”, como el cangrejo azul de mar, mientras planteas como el jacinto de agua y el camalote o un mamífero como el mapache suponen una “amenaza futura por su existencia en cuencas próxima”,
Las más extendidas son el mejillón cebra, presente en 104 masas de agua y que cada año provoca daños millonarios en los sistemas de riego y de distribución de agua al obturarlos; el caracol de agua dulce (62), el cangrejo americano (39), el ‘moco de roca’ (38), la almeja asiática (21), el cangrejo señal (20), el siluro (15), la azolla (12) y el caracol manzana, localizado por ahora únicamente en el delta, cuyos arrozales devora.
La presencia de especies invasoras es especialmente intensa en el delta del Ebro, el cual, “dadas las óptimas condiciones ambientales así como la gran diversidad de hábitats que presenta, contiene del orden de 200” entre las que “destacan por su afección al medio hídrico y sus ecosistemas asociados el cangrejo rojo, la gambusia, el caracol manzana y, más recientemente, el cangrejo azul o la rana toro”. Esa densidad, señala el estudio, constituye “un problema importante” que “puede llegar a causar [un] elevado impacto ecológico, social y económico".
Ato coste económico, grave impacto ecológico
La presencia de algunas de esas especies, como el mejillón cebra, ha provocado elevados impactos económicos, con una estimación de 2,7 millones de euros para el periodo 2001-2005 que subió a 11,7 en los cuatro años siguientes para dispararse a “un coste estimado global” de 105 entre 2016 y 2025.
Este molusco, que llegó al delta del Ebro de manera accidental, provoca “graves impactos medioambientales” entre los que se incluyen la alteración del plancton con el que se alimentan otras especies, el incremento de la transparencia del agua, la disminución de la concentración de oxígeno en esta y el desplazamiento de especies nativas. “La gran explosión demográfica que experimenta (…) hace prácticamente imparable la progresiva colonización” de los ríos, lagos, pantanos y redes de distribución de agua donde se instala, “suponiendo un grave riesgo de desastre ecológico y socioeconómico a corto o a medio plazo allí donde se produce".
Otras, por el contrario, han generado beneficios. Es el caso del siluro en los embalses de Mequinenza, Ribarroja y Caspe, en torno al cual “se ha creado un turismo de pesca de alta capacidad de inversión que supone en la actualidad unos ingresos de 100.000 pescadores al año. De ellos el 15% son extranjeros de los que se estima un gasto medio de 7.000 euros por persona”.
Este pez, introducido en los pantanos del tramo final de Ebro en los años 70 por pescadores alemanes, se ha ido expandiendo por la cuenca hasta ser detectado en Castejón de Ebro, más de 200 kilómetros aguas arriba, y penetrar en el Cinca, el Matarraña y el Guadalope.
En cualquier caso, el ETI señala que “el impacto en los ecosistemas y en las especies autóctonas puede llegar a ser muy notable y supone una alteración del ecosistema, aunque faltan estudios científicos sobre estas afecciones”, si bien hechos como que en la cuenca convivan 23 especies autóctonas de peces con 17 invasoras, o que las segundas sean las predominantes en algunas zonas, como ocurre con la gambusia y el alburno en los tramos bajos del Guadalope y el Segre, da idea de esos desequilibrios.
Paralelamente, las características biológicas hacen de otros como la almeja asiática “una especie con gran capacidad invasora”, capaz de producir “una gran transformación del ecosistema acuático” que “afecta a las especies nativas, principalmente moluscos”, al tiempo que “produce grandes pérdidas económicas por su afección a sistemas hidráulicos por colapsos en filtros y tuberías de pequeño calibre".
La pesca, los acuarios y la prevención de la malaria
¿Y cómo ha llegado a la cuenca del Ebro tal número de especies alóctonas. El Esquema de Temas Importantes destaca como “la principal” entre las “numerosas actividades que han causado la introducción” de especies exóticas la pesca deportiva, que está en el origen de la llegada del siluro, el black-bass o la lucioperca, y también la navegación, aunque esta última actúa más como vector de propagación.
Paralelamente, la llegada del cangrejo rojo americano se debe a “motivos comerciales”, ya que fue utilizado para repoblar ríos con el fin de pescarlo, mientras que un pez como la gambusia comenzó a soltarse en los años veinte para combatir la malaria o paludismo “ya que es un voraz devorador de larvas de mosquito”.
La expansión del visón americano es consecuencia de la fuga de ejemplares en las granjas en las que se criaba para explotar sus pieles y su posterior aclimatación al medio, y la del caracol manzana tiene su origen en “escapes o sueltas” tras haberlos adquirido inicialmente con el fin de poseerlos en acuarios.
Por último, añade, “la flora [invasora] normalmente ha sido introducida por motivos ornamentales, por ejemplo la falsa acacia, o para su cultivo, como la caña, aunque también puede aparecer de forma no intencionada".
Una orden para destripar cangrejos y degollar peces
La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) tiene previsto para los próximos años “incrementar ligeramente el seguimiento de las especies invasoras” y “realizar campañas de extracción en zonas puntuales donde la problemática es más aguda o en aquellos momentos en los que se detecta un brote inicial”, junto con el lanzamiento de campañas de difusión y el fomento de las acciones de I+D+I, un plan que requeriría un presupuesto de 6,4 millones de euros.
El ETI hace referencia a un ‘plan b’ más intenso cuya financiación se elevaría a 63,9 millones, aunque el propio documento la descarta de entrada al considerarla “inviable por el elevado coste económico” y por incluir “medidas cuya efectividad no está probada, tales como la de las campanas de extracción generalizadas de especies invasoras".
Por otro lado, la normativa comunitaria obliga a coordinar su gestión a las administraciones con competencia sobre especies invasoras, algo que en España “recae sobre las comunidades autónomas, por lo que las medidas propuestas (…) deben ser validadas y completadas por ellas”, ya que la responsabilidad de la CHE se limita a “aquellas relativas a evitar el deterioro del dominio público hidráulico provocado por la navegación".
En este sentido el Gobierno de Aragón acaba de incluir en su Plan de Pesca, por tercer año consecutivo, la prohibición de devolver a los ríos, embalses y lagunas los ejemplares de especies invasoras, y lo ha hecho manteniendo las instrucciones que estableció en 2018 para eliminarlos.
Para los peces propone dos métodos: “la sección completa de la unión del tronco encefálico con la médula espinal con la ayuda de un instrumento cortante afilado o, si su tamaño lo permite, por elongación cervical”, es decir, decapitándolos con un cuchillo, tijera o similar o partirles el espinazo doblándolos.
Para los cangrejos recomienda la “tracción y torsión simultanea de la aleta central de la cola con el fin de extraer su intestino”, que se traduce en retorcer ese miembro y destripar al animal arrastrando con él las vísceras al estirar.
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