Este artículo se publicó hace 5 años.
Cumbre del ClimaMaría Neira: "Es el momento de decidir si en las ciudades damos prioridad a los coches o a las personas"
La directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) habla con 'Público' sobre la Cumbre del Clima de Madrid y sobre los efectos negativos del cambio climático en la salud.
Alejandro Tena
Madrid-
La Cumbre del Clima ha puesto en el foco mediático la crisis climática atrayendo a los pabellones de IFEMA –lugar donde se desarrolla el evento– a multitud de colectivos ecologistas del mundo y a diferentes organismos públicos internacionales. Madrid se ha convertido en un lugar de diálogo y debate sobre las diferentes consecuencias que genera el calentamiento del planeta. La sequía, el aumento de los niveles del mar, la regularización de los fenómenos meteorológicos extremos son algunos de los elementos que se estudian en este encuentro internacional que trasciende a lo político. Todo ello, en cualquier caso, termina convirtiéndose en un problema de salud pública.
María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), habla con Público sobre los impactos que el cambio climático puede tener en la vida de las personas y de cómo la desigualdad global genera diferencias a la hora de hacer frente a la coyuntura actual.
¿Qué espera de esta cumbre a nivel de salud ambiental?
Creo que siempre hay que pensar de manera positiva. El hecho de que se consiga movilizar a tanta gente de la sociedad sirve de algo. Todo lo que se haga para luchar contra el cambio climático es bueno para proteger la salud de las personas. Es importante entender que las causas del calentamiento global están ligadas a la contaminación del aire, que es algo que provoca muchísimas muertes prematuras al año. En cuanto a la imagen de España en esta cumbre, estoy muy orgullosa de ver que se ha conseguido organizar algo tan complejo en tres semanas cuando el resto de países suelen planificar el evento durante todo un año.
Hay cierto consenso en que las emisiones de CO2 son un problema para la salud pública, pero los gobiernos no terminan de actuar con rapidez, ¿por qué?
No se actúa con la rapidez con la que se debería actuar, es verdad. Si en vez de decir que el cambio climático provoca 7 millones de muertes , dijésemos que sus efectos equivalen a la desaparición anual de una gran ciudad, como Londres o Madrid, todos los telediarios estarían hablando de ello y no habría tanta calma. Me gusta decir que hay que actuar ya, aunque sea por nuestros pulmones.
¿Qué medidas concretas pide a los dirigentes mundiales que acuden a la COP 25?
Lo primero que se debe hacer es acelerar los planes de descarbonización, pero hay más cosas. Tenemos que poner en marcha un sistema de transporte público que sea asequible, invertir en renovables para generar energía, impulsar medidas de eficiencia energética... Hay miles de iniciativas, las soluciones están ahí.
¿Cree que medidas como Madrid Central son imprescindibles en la lucha contra el cambio climático y para asegurar la salud de los ciudadanos?
Son irreversibles. Todas las grandes ciudades tienen que poner en marcha zonas de bajas emisiones y además deben de ser cada vez más extendidas en el espacio. En 20 años, el 70% de la población vivirá en zonas urbanas, por lo que es el momento de decidir si vamos a dar prioridad a los coches y legislar para ellos o si las personas van a ser dueñas de la ciudad. Es importante que podamos caminar tranquilas, hablar en la calle sin ruido y no estar rodeados de coches.
¿Qué le han parecido los intentos del alcalde de Madrid para revertir la zona de bajas emisiones?
Me parece que todo lo que tenga un impacto negativo en la salud se debe combatir. Es importante que se proteja cualquier iniciativa que venga a mejorar la calidad de vida y a luchar contra la contaminación. He visto al alcalde hacer declaraciones en la cumbre y comprometerse a que Madrid sea una ciudad cada vez más verde y quiero creerle. Al final, él hará lo que pidan los ciudadanos y dudo que alguien quiera respirar aire tóxico.
Se habla de las emisiones y su impacto en la salud, pero la Organización Mundial de Meteorología informó en la COP25 de que las olas de calor cada vez se repiten con mayor frecuencia e intensidad... ¿Ésto también termina afectando a la salud de la población?
Sí. Todos nos acordamos de la famosa ola de calor de hace unos años en Europa. Ahora se está repitiendo cada vez con más frecuencia, cualquier ciudadano puede consultarlo. La gente confunde la temperatura del día con el clima, pero las tendencias indican que los grados están subiendo. Esto significa que los países ricos vamos a estar mejor preparados ante estos fenómenos extremos, pero los países pobres lo van a tener difícil. Para que nos hagamos a la idea: un aumento de tan sólo 1º C significa un incremento del 13% de los casos de diarrea en los países en vías de desarrollo, ya que tienen peores condiciones para acceder al agua.
El cambio climático afecta de manera diferente a las personas según su clase social y el lugar del planeta en el que viven, ¿cómo se puede combatir esta desigualdad?
Se habla de la transición justa, es decir, hay que asegurarse que cuando una ciudad decide tomar medidas para reducir la contaminación no se penalice a la gente modesta. Un ejemplo es la Ciudad de México que decidió restringir el tráfico de los vehículos con más de diez años de antigüedad, lo que supuso que sólo unos pocos pudieran ir en coche, los que tenían recursos para renovarlo. Hay que asegurarse de que cuando se cierren plazas de carbón se generen nuevos empleos. Se supone que, por un empleo eliminado de los combustibles fósiles, se pueden generar cuatro de energías renovables.
¿Cree que trabajar menos horas a la semana puede mejorar la salud de las personas y luchar contra la crisis climática a la vez?
Está claro que tiene que haber una transformación de políticas de empleo, pero no sólo de cara al cambio climático. La gente va a empezar a trabajar desde casa y se van a fomentar nuevos tipos de empleo, es evidente. Hay dos opciones: negarse al cambio y permanecer donde estamos o liderarlo y avanzar. Al final, todo termina siendo una cuestión de supervivencia, no podemos contaminar los ríos donde bebemos el agua ni llenar de plásticos los mares donde después pescamos. ¿Alguien defendería lo contrario?
Se habla mucho de los problemas respiratorios y cardiovasculares, pero, ¿qué ocurre con los efectos de la crisis climática en la salud mental?
No los dejamos fuera. Cada vez más reconocemos el impacto del cambio climático en la salud mental. Es evidente que donde se produce un desastre natural hay ansiedad.
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