Marc Ferrer (hospital Vall d'Hebron): "Muchos adolescentes se enganchan a las autolesiones, como a los porros o al alcohol"
Entrevistamos al psiquiatra Marc Ferrer, jefe de Hospitalización del Servicio de Psiquiatría del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona.
Emma Pons Valls
Barcelona--Actualizado a
La salud mental está en primer plano, y la falta de recursos para atender sus necesidades crecientes, también. El malestar emocional ha aumentado en los últimos años, sobre todo en los adolescentes.
"Estamos pidiendo a la gente joven que se adapte al cambio de forma demasiado rápida", analiza Marc Ferrer, jefe de Hospitalización del Servicio de Psiquiatría de Vall d'Hebron, en Barcelona.
En 2022, más de una cuarta parte de los adolescentes catalanes de entre 12 y 18 años (26,8%) se habían autolesionado por lo menos una vez y un 43,4% había tenido pensamientos suicidas.
"Estamos pidiendo a la gente joven que se adapte al cambio de forma demasiado rápida"
La inmediatez en la que vivimos, alimentada por la tecnología y las redes sociales, han contribuido a una "desregulación emocional" ante la que el cerebro de los adolescentes todavía no tiene herramientas.
"Hemos pensado mucho en nosotros y hemos pensado, con cerebro adulto, que les podíamos dar móviles, que les podíamos exigir, que nuestros hijos podrían ser supergenios a los 13 o 14 años... Pienso que les hemos hecho crecer demasiado rápido", resume el psiquiatra.
El Hospital Vall d'Hebron abrió hace poco más de medio año una planta de hospitalización psiquiátrica infantojuvenil, inexistente hasta ahora en Barcelona, donde afrontan buena parte de estos casos que, según Ferrer, con una buena prevención no se complicarían tanto. Por suerte, apunta que en los últimos años se ha hecho mucho trabajo y ahora ya existen más recursos.
En los últimos años ha habido un empeoramiento de la salud mental, sobre todo en los adolescentes. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
"Vamos tarde, pero con los nuevos recursos se puede compensar"
Creo que es necesario hacer autocrítica. Es lógico pensar que los niños y adolescentes no necesitan tanta ayuda, porque son felices, eres joven, no te preocupas de tantas cosas... Pero eso no es así. Seguramente por la evolución de cómo vivimos, los recursos que quizás en algún momento eran suficientes, en muy poco tiempo ya no lo son. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya lo alertaba en 2010. Hay gaps espectaculares entre las necesidades y los servicios.
¿Cuáles son los principales casos que atienden en la planta pediátrica?
Casos que no deberían ingresar porque debería haber recursos para evitarlo. Pero en el momento que llegan, debemos hacerlo. Casos ligados a la desregulación emocional y que en algunos casos hacen tentativas, autolesiones, verbalizan ideas de muerte. Los ingresamos porque existe un riesgo de nueva tentativa, porque existe una claudicación del entorno, porque a veces puede haber sintomatología depresiva grave. O a veces desarrollan problemas alimenticios, que sí puede ser una urgencia médica. Los casos que deberían ser clásicamente de ingreso en salud mental, una esquizofrenia, un primer episodio psicótico, un trastorno bipolar, que son poco frecuentes en esta edad pero también existen, representan un porcentaje pequeño.
¿Y qué debería hacerse para evitarlo?
Reforzar programas preventivos. [El Departament de] Salut se ha puesto mucho las pilas y se están creando muchísimos programas. Hay toda una serie de recursos que se han puesto en marcha en un período de tiempo cortísimo, de unos cinco años, en el que todo está claramente orientado a la prevención, a evitar que estos chicos y chicas se acaben complicando tanto como lo están haciendo ahora. El hecho de que las escuelas incorporen asignaturas de educación emocional o de uso adecuado de las redes sociales, son medidas que, desde mi punto de vista, pueden ser eficaces. Vamos algo tarde, pero sentimos que con todos estos recursos se puede compensar un poco.
¿Han tenido que adaptar el abordaje psiquiátrico para estos casos?
La verdad es que hacemos lo que podemos. Porque nosotros ya recibimos el problema, llegamos a la parte final. Cuando ya ha habido un intento de suicidio, varias autolesiones, una situación bastante evolucionada, un síndrome depresivo... Intentamos educarlos.
¿Cómo?
Tenemos un trabajo que es tratar la psicopatología, la sintomatología depresiva, lo que haya, y después empezar a realizar un trabajo psicoterapéutico o continuar el que se está haciendo en los recursos ambulatorios. Nuestra idea es hacer ingresos lo más breves posible, porque los estás sacando de su entorno. Puede que se generen dependencias. Es una planta donde los cuidamos mucho, no hacemos contenciones mecánicas, tenemos soluciones tecnológicas para poder trabajar con ellos. Esto es agradable. Pero nuestra idea es ingresar el mínimo tiempo posible y después poder poner en marcha programas específicos de reeducación emocional a nivel ambulatorio. Lo ideal es que no tuviésemos que hacerlo nosotros, pero lo hacemos también para reforzar a la atención primaria, que está supersaturada.
¿Los adultos también estamos mal?
"A nivel mental, los adultos tenemos más estrategias"
Todo ha ido muy rápido. Todos hacemos mil cosas. Los adultos tendremos hipertensión arterial, tendremos factores de riesgo de muerte cardiovascular, pero posiblemente a nivel mental tenemos más estrategias para decir 'después ya me ocupo'.
¿Por qué tenemos datos tan escalofriantes como que los intentos de suicidios en chicas adolescentes han aumentado un 195%?
La falta de respuesta hace que seguramente muchas patologías que podrían haberse parado antes no se paren. Entonces, los vemos en situaciones un poco más avanzadas o demasiado avanzadas. Son problemas que tienen causas diversas, entre ellas, la propia biología: es una conjunción entre variables biológicas y variables ambientales.
¿Y qué es lo que ha cambiado?
Dado que las variables biológicas han estado siempre, lo que han cambiado son las ambientales. Tiene mucho que ver con la rapidez. Es decir, estamos pidiendo a la gente joven que se adapte al cambio de forma demasiado rápida. Que se adapte muy rápido a cambios que ocurren también muy rápidos. Y el cerebro de un niño, si algo le caracteriza, es que tiene importantes limitaciones a la hora de hacer lo que los adultos más o menos podemos hacer, lo de 'para y piensa', 'analiza, no te precipites'. Ante esto, es más habitual que se desborden y que tengan esta clínica de desbordamiento emocional, inquietud, crisis de ansiedad...
¿Cuáles son esos cambios rápidos?
Evidentemente muy relacionados con el sistema que utilizamos ahora para comunicarnos. Primero internet, que yo creo que hay un antes y un después, y después con las primeras redes sociales. De hecho, hay estudios con Facebook donde tener muchos contactos se asociaba a la presencia de mayores indicadores de estrés. Es decir, tener muchos contactos no es bueno. Es mejor tener pocos y buenos, que es lo que siempre hemos tenido.
¿Y esto qué provoca?
El adolescente quiere estar pendiente de todo, quiere que no se le escape nada. Y estar pendiente de toda esa cantidad de personas es muy difícil. Es estresante para nosotros, imagínate para un cerebro poco maduro, con poca capacidad para decir, 'bueno, no pasa nada si se me escapa algo'. Y si le sumas que cualquier adolescente quiere tener éxito, quiere reconocimiento rápido... El cerebro de un adolescente va en base a objetivos inmediatos.
¿Qué efecto producen las redes sobre su cerebro?
"Lo que más vemos son problemas de regulación del ánimo"
Las redes sociales representan la inmediatez con el premio. Si yo cuelgo una foto, rapidísimamente esa persona que yo quiero que me dé el like me lo dará. Es un disparo directo de dopamina, es como una droga. También puede castigarme. Con un comentario negativo, con un silencio. Esto a mí me genera una emoción negativa, a un adolescente también, pero yo tengo esa capacidad que te decía relativizar las cosas, que un adolescente biológicamente no tiene. Todo esto te lo estoy planteando desde un enfoque de una persona joven sana. Pero pon ahora a una persona joven que ya de base tiene problemas de regulación emocional, que es depresiva, que tiene ansiedad. Todo esto tiene un impacto aún mayor. Yo creo que éste es el contexto en el que entendemos el por qué de lo que vemos, tanto en urgencias como incluso en la hospitalización, que son problemas de regulación del ánimo. Cuadros depresivos, cuadros ansiosos, conductas autolesivas, tentativas de suicidio, impulsivas...
O sea, las redes sociales serían el principal factor que ha cambiado.
Sí. Desde una visión muy simplista, lo positivo es dopamina. ¿Por qué la gente joven se engancha más a las drogas? Con un cerebro inmaduro, le dan una herramienta muy eficaz para gestionar el malestar, para hacer algo que normalmente le cuesta. Las redes funcionan como una droga. Es decir, yo me encuentro mal, tengo dudas... cuelgo una foto, recibo likes, dopamina, placer, y automáticamente mi duda, mi emoción negativa, ya la he calmada, ¿sabes? Pero a veces la tortilla se da la vuelta.
¿Y cómo se relaciona este malestar con las autolesiones?
"Las redes funcionan como una droga"
Las autolesiones son un mecanismo para regular emociones negativas. Funciona muy bien. Si yo tengo una frustración, tengo un malestar, me corto, me quemo con un cigarrillo... Puede que eso me dé placer, me sirva para desconectar y automáticamente dices, eso me sirve, lo iré repitiendo. Entonces nos llegan muchos chavales que se han enganchado a esto, como se han enganchado los porros, al alcohol o a lo que sea. Entonces, lo que hacemos es decir, vamos a buscar otras conductas que te permitan manejar ese malestar emocional. Las redes sociales son lo mismo. Es decir, es como acabar rápido con tu malestar, y a este cerebro debes recordarle algún día que tiene que desarrollar otras habilidades, que no pasa nada si no tiene likes.
Las autolesiones tienen mayor incidencia entre las chicas que entre los chicos. ¿Por qué?
Es una cuestión de expresión del problema: existen trastornos que se expresan diferente en función del género. Por ejemplo, los trastornos tipo Trastornos Límite de Personalidad (TLP), que tienen mucho que ver con la mala gestión de las emociones negativas, las chicas los expresan más con conductas autolesivas. En cambio, los chicos tienden más al consumo de tóxicos o a los actos violentos.
A veces se habla de adolescentes que quieren "llamar la atención".
Sí. La depresión en la adolescencia, si eres un psiquiatra de adultos no lo sabes, muchas veces se manifiesta con irritabilidad, mala leche... Y entonces [un joven que se autolesiona] puedes pensar que es desafiante, que no acepta límites, que es un mal criado... Hay muchos chicos y chicas que se hacen autolesiones de baja intensidad que son juzgados como llamadas de atención, con lo que se sienten mal y aún empeora más su malestar. La emoción negativa, la frustración aumenta aún más.
Se interpreta desde el punto de vista del adulto.
Exacto, siempre desde la visión del adulto. La buena noticia es que, por primera vez en España, que era de los pocos países del mundo que quedaba, habrá la especialidad de psiquiatría infantil y adolescente.
¿Qué cambiará esto?
Ayudará sin duda alguna. El problema como siempre es el dinero. Pero nosotros nos damos cuenta de que los chavales responden bien si tú les montas unos recursos adecuados. Terapias más breves, más estructuradas, más prácticas, incluso gamificadas, buscando el juego. Quieres modificar la conducta primero y la forma de gestionar las emociones después.
¿Qué relación existe entre conductas autolesivas y suicidio?
"A medida que se van repitiendo las conductas autolesivas, el riesgo de suicidio aumenta muchísimo"
Las autolesiones en sí son una conducta muy general, pero nos centramos en la que busca manejar la emoción negativa. Es decir, estoy tan al límite que me corto, me doy un cabezazo contra la pared para calmar el malestar.... Si el sufrimiento emocional no se soluciona, y esta conducta ha funcionado, yo lo iré haciendo, pero el sufrimiento emocional va incrementándose. Los estudios nos dicen que a medida que se van repitiendo las conductas autolesivas, el riesgo de suicidio aumenta muchísimo. El momento en el que se pasa de la autolesión no suicida a la suicida, nadie lo sabe.
¿Qué hacer ante esto?
Lo que debe hacerse, evidentemente, es tratar las autolesiones, sean una o varias. Yo siempre les pregunto. ¿Cuándo empezaste a hacer esto? ¿En qué momento se te metió en la cabeza la opción de cortarte? A veces olvidamos las preguntas tan lógicas. Me gusta ser muy curioso y preguntarles cosas de éstas. Y me dicen 'sí, me acuerdo, tal se autolesionaba y un día estaba muy agobiado y dije lo probaré'. Y así comienza. A veces hablas con ellos y se desactiva. Pero cuando tú detectas que hay cierta consolidación en la conducta, debe intervenirse lo antes posible.
¿Hay un efecto contagio?
Sí, quizás haya efecto contagio, moda... Esto ha pasado toda la vida. Los adolescentes son muy gregarios. La adolescencia es la crisis de la identidad, y lo primero que haces es hacer lo que hace el otro. Si el otro se autolesiona y está sufriendo y va bien, a mí también me irá bien.
"Intentamos reforzar la reeducación emocional"
¿Cuáles serían las señales de alarma para saber que un adolescente está pasando por un mal momento?
La lesión, la conducta, el consumo de tóxicos... El elemento clave es su funcionamiento. Si tu hijo tiene sus problemas y su crisis identitaria, pero las notas van bien, no ha habido un bajón, las relaciones con sus iguales van bien, no se ha encerrado en casa sin querer ver a nadie, la relación contigo no se deteriora más de lo que se deteriora habitualmente... Si tú observas cambios, debes preguntar, debes pedir ayuda. Sobre todo los padres, lo que debemos hacer es intentar no meter la pata. Yo siempre recomiendo esa actitud de no saber, de decir que no tengo ni idea de lo que te está pasando. Por lo que veo, deduzco que no te encuentras bien, ¿puedo ayudar con algo? Con esa actitud siempre tienes más posibilidades de que puedan compartir algo.
¿Vamos tarde, como adultos?
Hemos sido demasiado egoístas. Hemos pensado mucho en nosotros y hemos pensado, de nuevo, con cerebro adulto, que les podíamos dar móviles, que les podíamos exigir, que nuestros hijos podrían ser supergenios a los 13 o 14 años... Pienso que les hemos hecho crecer demasiado rápido. Los niños de la clase de mi hija tienen 13 años, y piensas, uau, es que ya ni juegan, no hay espacio para el juego. A veces los niños juegan de forma clandestina, sin que los demás lo sepan. El problema no son ellos: ellos se lo encuentran. Por eso hablo de egoísmo, porque hemos dedicado poco tiempo a nuestros hijos, nos hemos dedicado demasiado a nosotros. En este sentido, lo que debemos hacer es analizar el problema, que lo tenemos bien acotado, y hacer cosas.
Y más allá del abordaje puramente médico, ¿deberá haber cambios como sociedad?
Yo siempre digo que nosotros debemos adaptarnos a ellos, no ellos a nosotros. Y debemos pensar qué necesidades tienen a nivel de salud, en este caso mental y física, que van de la mano. Programas en las escuelas, trabajar más con valores... Yo creo que esto nos lleva siempre a quienes gobiernan y a quienes hacen la distribución del presupuesto. Se debe invertir en salud y en educación.
El teléfono de atención gratuito del Gobierno para personas con pensamientos suicidas es el 024, operativo las 24 horas del día y los 365 días del año. El Ayuntamiento de Barcelona también cuenta con el teléfono 900 925 555 para la prevención del suicidio.
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