El malestar vecinal crece en Barcelona ante el temor de que Collboni incremente la privatización del espacio público
Las recientes protestas contra el desfile de Louis Vuitton en el Park Güell son un "vehículo simbólico" para denunciar un hartazgo social a causa de la masificación turística y la continua mercantilización de la ciudad, señala el antropólogo urbano José Mansilla.
Barcelona--Actualizado a
Si hay dos elementos que caracterizan la privatización de un espacio público, según el antropólogo urbano y profesor de la UAB, José Mansilla, son la "limitación de acceso al espacio" y su "mercantilización". Dos condiciones que se han cumplido, y con creces, en el desfile de Louis Vuitton en el Park Güell el pasado 23 de mayo.
Este escenario, sin embargo, no es la primera vez que se da en la capital catalana. De hecho, el "famoso modelo Barcelona" se caracteriza por la "colaboración público-privada", es decir, la "cesión parcial, temporal o más o menos estable en el tiempo de los espacios públicos".
Mansilla asegura que este modelo forma parte "de una dinámica económica general" que, más allá de casos tan flagrantes como el de hace un par de semanas, se evidencia en acciones "más frecuentes y no tan visibles", como la limitación del acceso al Fórum donde se celebran conciertos o la tasa que se hizo pagar a las editoriales por poner un puesto en la calle para Sant Jordi.
Llegados a este punto, si se trata de una dinámica que sobrevuela la ciudad de forma continua, ¿por qué los vecinos de los barrios de los Tres Turons se han movilizado con tanta fuerza esta vez y han generado un gran revuelo en la calle, en las redes sociales y en los medios de comunicación?
Mansilla lo tiene claro: el vecindario ha utilizado el cierre del Park Güell y la acogida de un desfile de una marca de ropa de lujo como un "vehículo simbólico" para denunciar otros malestares. "Mediante un elemento que parece que no tiene una importancia tan grande como para ser protagonista, se protesta por otros conflictos que están sobre la mesa, pero que no acaban de precipitarse", añade.
El vecindario barcelonés ha utilizado el desfile de Louis Vuitton para denunciar varios malestares
De hecho, las concentraciones no solo acogieron a vecinos de los alrededores, sino también a miembros de otros movimientos y entidades sociales de la ciudad que protestaban, según el antropólogo, contra "el modelo turístico, la falta de comunicación y participación del vecindario en las decisiones que se toman, la dirección que está tomando la ciudad y su continua mercantilización con la acogida de la Copa América".
El director de la Escola d'Administració Pública de Catalunya, Ismael Peña-López, apuntó de forma lúcida en un hilo en X como el desfile de Louis Vuitton es la "guinda de la privatización", que puede acabar con la "desposesión del espacio público" y que, además, se da en un contexto de encarecimiento del espacio privado necesario para vivir, es decir, la vivienda.
Un malestar que viene de lejos
David Mar, miembro del Consejo Vecinal del Turó de la Rovira, afirma que ellos son "la línea de batalla para frenar la expansión del modelo turístico hacia el resto de la zona norte de Barcelona". Explica que su malestar más firme se remonta al año 2011, cuando las baterías antiaéreas del Turó de la Rovira —conocidas popularmente como los Bunkers del Carmel— fueron recuperadas patrimonialmente.
"Era una zona degradada y llena de escombros, donde había chabolismo, pero era un espacio tranquilo y desconocido donde vivía gente al lado. Lo restauraron, se gastaron un millón y pico de euros y, al cabo de poco, entró Xavier Trias y puso en marcha un plan que iba en la línea del PSC y que supuestamente serviría para descongestionar el turismo del centro de la ciudad", recuerda.
Esta estrategia no solo no fue efectiva, sino que, "para sorpresa de nadie", "congestionó otros puntos concretos" de la ciudad, como en el caso de los Tres Turons. Y añade: "El Park Güell se disparó de una manera brutal. Lo notamos mucho, sobre todo con el transporte público, las líneas de autobuses iban cada vez más saturadas y había más conflictos con el vecindario".
Mansilla: "El PSC no gobierna, ellos gestionan, que es diferente"
Ante una situación cada vez más "insostenible", con miles de taxis sobresaturando las calles de la zona y fiestas multitudinarias en las baterías antiaéreas, los vecinos se organizaron y lograron eliminar la línea 116 de autobús de Google Maps y presionaron para cerrar los Bunkers a partir de las 19:30 h en verano y a las 17:30 h en invierno.
Una solución que, hasta cierto punto, habría que analizar si es óptima, porque al fin y al cabo se está restringiendo el paso a todos, también a los barceloneses. Mar asegura que ha habido una "flagrante desatención del poder ejecutivo", ya que "todo lo que está bajo el paraguas del sector turístico es intocable".
Los vecinos temen que un desfile como el de Louis Vuitton —que cerró el Park Güell durante dos días, entorpeció que los niños fueran a la escuela Baldiri con normalidad y que destrozó parte del patrimonio arquitectónico del parque— se repita: "Se han cruzado todas las líneas rojas. El Ayuntamiento ha pisado el acelerador de manera descarada".
Mansilla coincide con Mar y carga contra el PSC y el alcalde Jaume Collboni: "El Partido Socialista entiende el Ayuntamiento como un consejo de administración. Ellos no gobiernan, ellos gestionan, que es diferente".
Dice que gobernar una ciudad significa "hacer políticas públicas y beneficiar a la mayoría de la población", mientras que gestionar una ciudad es "manejarla para ponerla al servicio de los intereses privados".
"El PSC siempre ha sido así, sobre todo desde la designación de Barcelona como sede olímpica en 1986. En ese momento había un gobierno de coalición del PSC con el PSUC y Barcelona se transformó en una especie de laboratorio urbano neoliberal, que sufrió una aceleración durante los años del alcalde Trias", continúa.
Las justificaciones del Ayuntamiento de Barcelona
El argumento principal para justificar la celebración de Louis Vuitton, asegura Mansilla, es que implica "proyectar Barcelona a nivel internacional" y permite "atraer más turistas e inversiones a la capital, que, de alguna manera mágica, supondrán un reparto de la riqueza para toda la ciudad".
El antropólogo niega que este modelo turístico repercuta económicamente en los barrios, un pensamiento que concuerda con las reivindicaciones de David Mar y del Consejo Vecinal del Turó de la Rovira.
Mar: "El modelo turístico de Barcelona solo ha servido para enfrentar a las asociaciones de vecinos"
"Dicen que es de interés general para la ciudad, que aporta mucho dinero, pero solo ha servido para enfrentar a las asociaciones de vecinos. La diferencia de renta entre los barrios de los Tres Turons es amplia y si alguien quiere creer que todo esto repercutirá en su zona y que justifica todo lo que sufrimos, que se lo haga mirar", sentencia Mar.
A pesar de las peticiones de este medio, el Ayuntamiento de Barcelona no ha concedido ninguna entrevista a Público para hablar del tema alegando problemas de agenda.
La única comunicación que envió para justificar la privatización del parque decía que la decisión se había tomado a través de la Comisión Técnica de Eventos del Park Güell y el Ayuntamiento y que el desfile se enmarcaba "dentro del programa de eventos vinculados a la 37ª edición de la Copa América de Vela, que se celebrará en Barcelona y que ha sido declarada Evento de Excepcional Interés Público".
Según asegura, esta Comisión Técnica "solo prevé autorizaciones excepcionales en casos de eventos que se consideren de especial interés para la ciudad". Una justificación más bien sobria, que abre la puerta a futuras privatizaciones y a montar eventos de lujo para una minoría adinerada. Los acuerdos con el consistorio y el coste del desfile no han sido revelados públicamente y la gestión ha sido tildada de "opaca".
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