¿Por qué la ría de Arousa está al límite?
La contaminación, la presión demográfica y la desidia administrativa cercan a la mayor zona productora de marisco de España, amenazada además por los proyectos mineros e industriales avalados por la Xunta.

A Coruña--Actualizado a
La ría de Arousa, ese inmenso brazo de mar que se adentra casi 30 kilómetros en el interior de Galicia hasta la desembocadura del río Ulla, formando uno de los espacios naturales y paisajísticos más emblemáticos del país, se encuentra en una situación límite debido a la contaminación y a la creciente presión demográfica que padece. Ante la desidia de una Administración autonómica que lleva decenios desoyendo las advertencias de científicas, ecologistas y mariscadoras, la ría se enfrenta además a dos proyectos industriales avalados por la Xunta que, según esos colectivos, podrían representar su puntilla definitiva.
Las rías gallegas se formaron hace 110 millones de años y eran una de las mayores reservas de fitoplacton de la Tierra. Especialmente la de Arousa, cuyos ecosistemas dieron lugar a una sólida producción marisquera, la mayor de España en almejas, mejillones y berberechos, encabezada mayoritariamente por mujeres y sobre la que se conformó la estructura social de las comarcas que rodean el estuario. A su alrededor no hay ni una gran ciudad, sino una multitud de núcleos de población de los que el municipio más grande, Vilagarcía (Pontevedra), con 37.000 habitantes empadronados, no superó los 10.000 hasta bien entrada la segunda década del siglo XX.
La semana pasada, la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa (PDRA), las cofradías y las agrupaciones de mejilloneros presentaron los datos de producción de 2024, que señalan un descenso tan brutal que cabría calificarlo de catastrófico, teniendo en cuenta que ocurre tras varios lustros de caídas consecutivas. El año pasado extrajeron casi un 93% menos de berberecho que la media del quinquenio anterior, y cerca de la mitad de almeja con algunas subespecies por encima del 85% de bajada.
"Nos están dejando sin futuro para que desaparezca el marisquero artesanal"
"Es verdad que el cambio climático tiene que ver, pero el verdadero problema de esta ría son los vertidos contaminantes", cuenta María Porto, presidenta de la Agrupación de Mariscadoras de A Pé de Carril, en Vilagarcía. Explota en concesión un parque de almejas y advierte de que la pasividad de la Xunta del PP frente a la situación del estuario no es casual: "Su modelo es la acuicultura industrial. Nos están dejando sin futuro para que desaparezca el marisquero artesanal", afirma.
16,2 millones menos en facturación
Según la PDRA, las pérdidas económicas globales de todas las lonjas de la ría en 2024 fueron de 16,2 millones de euros. Se facturaron 69 millones, frente a los 85,2 millones de la media del período anterior. Sólo en lo que se refiere a los bivalvos, se pasó de 29,4 millones de euros a 14,7 millones el año pasado. Es decir la mitad. "La Xunta debe dejar de mirar hacia otro lado, reconocer el problema y tomar medidas reales y no propagandísticas”, reclama Xaquín Rubido, biólogo y portavoz de la plataforma.
Los ecosistemas de Arousa son enormemente frágiles. Les afecta cualquier variación en el caudal de agua dulce que llega a través del Ulla, el Umia y otros afluentes menores. Pero los cambios en la salinidad son frecuentes por el descontrol en la apertura y cierres de las decenas de explotaciones hidroeléctricas a lo largo de los ríos que la alimentan. Las cenizas que arrastran las lluvias tras los incendios también matan al marisco, como los vertidos químicos de las industrias conserveras instaladas en las poblaciones ribereñas o junto a esos cauces.
Una de esas explotaciones contaminantes, la mina de cobre de Touro, 40 kilómetros río arriba, intoxicó la ría durante años con metales pesados y aguas ácidas. La Xunta estudia ahora un proyecto de la empresa Cobre San Rafael, vinculada a la multinacional canadiense Atalaya Mining, para reabrirla. A 80 kilómetros de Touro, en Palas de Rei (Lugo), el Gobierno de Alfonso Rueda también apoya la construcción de una macrofábrica de celulosa de la papelera portuguesa Altri, que detraerá cada día 16 millones de litros de agua del Ulla y verterá otros 30 millones de litros diarios depurados pero aún contaminados.
Hace catorce años, un estudio de la Universidade de Vigo y del Instituto de Investigacións Mariñas del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) alertó de que las aguas y el lecho de la ría estaban gravemente contaminadas con elevados niveles de plomo, arsénico y cobre, incluidas extensas zonas que quedan al descubierto durante la bajamar. En marzo de 2023, otro informe avalado por el CSIC detectó también cobre y zinc en varios afluentes del estuario, y advirtió de la afectación que representan las aguas residuales y, sobre todo, los tóxicos acumulados en el embalse de Portodeumouros, sobre el Ulla, donde Altri prevé verter las procesadas tras la fabricación de celulosa.
Depuradoras
"La menor tasa de renovación provocará un mayor impacto de los vertidos de las minas y las fábricas y también de las estaciones depuradoras de aguas residuales" de las centenares de localidades que se nutren del agua del río y que, asegura la PDRA, "no están preparadas para afrontarlo".
La población de los 11 municipios que baña la ría –Boiro, A Pobra do Caramiñal, Rianxo y Ribeira, en la provincia de A Coruña, y Cambados, Catoira, O Grove, A Illa de Arousa, Sanxenxo, Vilagarcía y Vilanova de Arousa, en la de Pontevedra–, han mantenido más o menos estable su población, de unas 157.000 personas, que ha crecido en torno a un 5% en los últimos 40 años. Pero la reciente explosión turística ha agravado la presión demográfica.
Según el Instituto Galego de Estatística (IGE), esos municipios son los que soportan la mayor intensidad de visitantes estacionales de toda Galicia. Cerca de medio millón de personas sólo el verano pasado, es decir el triple de la población residente, en una tendencia que no deja de crecer. Desde 2020, esos ayuntamientos han concedido más de 2.900 licencias de construcción de nuevos edificios y viviendas. En cinco años, entre 2019 y 2023, sus municipios han pasado de menos de 42.000 plazas hoteleras y en alojamientos turísticos a más de 58.000.
"La ría está sufriendo un deterioro progresivo desde hace años y hace falta una acción conjunta de saneamiento y regeneración", dice el biólogo y portavoz de la PDRA. "Un deterioro en todos los aspectos", subraya: "Pérdidas de toneladas de bivalvos, de milones de euros, con los bancos marisqueros sin capacidad de recuperación y cada vez menos permex".
Descenso del porcentaje de mujeres
Los permex son los permisos de explotación marisquera, una actividad que en Arousa, con 1.544 licencias en enero de 2024, está muy feminizada. Aunque las mujeres están perdiendo ese peso en el sector a medida que avanza la decadencia de la ría. En 2011 ellas tenían 1.635 de los 1.731 permex de la zona, es decir más del 94%. Hoy son 1.238 de los 1.544 permisos de Arousa, es decir el 80%, y con con un relevo generacional que parece condenado.
"En nuestra cofradía empezamos el año 95 mariscadoras y no creo que lleguemos a final de 2025 más de 56", confirma María Porto, la presidenta de la agrupación de productoras de Carril. Hace 14 años, las productoras arousanas de menos de 40 años eran el 38% del total, pero hoy son poco más de 200, es decir menos del 14%. Sólo 26 tienen menos de 30 años y sólo una, menos de 20.
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