Este artículo se publicó hace 8 años.
“No hay una sola forma de amar, y el poliamor engloba a muchas de ellas”
“Hay muchas formas de amar y de querer al margen de la pareja monógama tradicional”. Son las palabras de Jorge Roldán, miembro de Poliamor Madrid, que explicó y defendió este miércoles en La Tuerka cómo funcionan las relaciones poliamorosas.
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MADRID.- Nadie conoce la fórmula perfecta para el amor, menos aún para mantenerlo vivo y alegre durante años. Los datos entorno a las relaciones de pareja no son positivos en nuestro país. Más del 60% de los matrimonios termina en divorcio y casi una de cada tres personas reconoce haber sido infiel a su compañero o compañera. Surgen entonces muchas preguntas y también algunas respuestas, individuales y colectivas.
Entre ellas la del poliamor, una forma de entender la relación amorosa donde no caben los celos ni las exclusividades, y que consiste en “amar a varias personas a la vez de forma consensuada, consciente y ética”. [VER EL PROGRAMA COMPLETO]
“En el poliamor cada relación se crea a sí misma a base de diálogo y de acuerdos. Puede ser poliamor jerárquico, con una pareja principal y otras alternativas o secundarias. Puede ser también polifidelidad, donde se acuerda el contacto sexual y afectivo entre varios miembros pero no fuera, o también otras fórmulas como la anarquía relacional, más compleja. Pero sí es necesario que haya igualdad entre los miembros y que unos no se impongan a otros. Si esto pasa no es poliamor”, sentencia Jorge Roldán, miembro de Poliamor Madrid, quién abordó también una de los temas que más inquietudes genera entre quienes se acercan a preguntar a su asociación: los celos. “Los celos es una palabra que no dice nada en sí misma, engloba muchas emociones que hay que localizar y trabajar. Se pueden gestionar muy bien. Se puede llegar a la compersión, a la capacidad de disfrutar con el goce de alguien a quien quieres”.
Poliamor Madrid, la asociación a la que pertenece Jorge Roldán, nació hace 3 años, y cuenta con cerca de 3.000 seguidores en Facebook. Organizan además dos encuentros al mes: las poli-cañas y un cine-forum temático. El primero, las poli-cañas, reúne entorno a 80 personas que conversan y debaten sobre su forma de entender el amor. Sin prescripciones ni prejuicios, ni fórmulas prefabricadas, y por supuesto, sin exclusividades.
Una exclusividad que tampoco forma parte de la visión del amor de Miguel Vagalume, sexólogo y activista, que afirmó que “el amor es mejor repartido. Tenemos una cultura de vínculos amorosos exclusivos, que no tiene porqué ser la única, y es importante saber qué valores son los importantes en cada relación, si son los cuidados, la ayuda mutua, el sexo. Son historias muy diferentes que van debajo de una misma etiqueta, pero que determinarán mucho el futuro de esa relación”.
Ahora bien, Vagalume nos advierte también sobre los obstáculos que podemos encontrar por el proceso, “no es un camino de rosas. No todos los que se acercan a esta forma de amar lo hacen por los mismos motivos: “Unos vienen por probar, otros por cuestionamiento político. Otros para los que el valor supremo es la libertad, y otros en cambio muy volcados hacia los cuidados”. Y esto influirá a su vez, nos dice, en los problemas que cada relación termine por encontrarse.
Porque, eso sí, para Vagalume todo es cultural y depende del significado que queramos darle.
Una visión distinta a la de Miren Larrazabal, psicóloga y sexóloga que aseguró que “a lo largo de la historia se han ido buscando distintas soluciones a la cuestión del amor. El poliamor no es nuevo. No hay una mejor que otra, todas tienen sus problemas”. Además, explicó que “la sexualidad no es sólo la genitalidad, entra también el erotismo, y ahora hay diversas formas de amarse. Por lo que es mejor hablar de relaciones no monógamas o no normativas” en lo tocante al poliamor.
Nuestra conducta, afirmó Larrazabal, está determinada por “factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales. Además hay que ser muy consciente que la primera parte de casi cualquier relación amorosa se basa en un estado alterado de nuestra conciencia y eso es un truco que nos hace la biología, y que provoca que muchas veces vivamos las situaciones de forma muy distorsionada”.
Por su parte, Ana de Miguel, Profesora de Filosofía Moral y Política en la Universidad Rey Juan Carlos, quiso poner el acento en que “el amor es un sentimiento que está ligado al sentido mismo de la vida. Pero el amor no es en absoluto lo mismo para los hombres que para las mujeres. Hasta ahora los hombres siempre han querido deshacerse de la idea de monogamia y esto las mujeres han tenido que consentirlo demasiadas veces. Por tanto lo nuevo para las mujeres sería que ellas lo eligieran por voluntad propia, no porque se lo pida un hombre”.
“Las feministas siempre consideraron que había una injusticia en el amor, que había algo en lo que se explotada su capacidad de amor, que eran ellas las que ponían más en las relaciones. Yo preguntaría, desde el feminismo ¿Cómo el poliamor va a quitar las jerarquías y las relaciones de poder que existen en las relaciones humanas? ¿Cómo la diversidad de amar va a borrar estas relaciones de poder entre hombres y mujeres? No hay un truco de magia para ello”, afirmó De Miguel.
Algo que comparte con Coral Herrera, Doctora en Humanidades y especializada en Teoría de Género, que participó en el debate a través del teléfono, y que aseguró que siempre ha habido una doble moral, en la que se decía que los hombres tenían más deseo sexual que las mujeres. Ya se sabe que no es así. Por lo que en un mundo poliamoroso feminista no debería hacerse cuestión sobre esto. Sin embargo, el problema es que las nuevas relaciones y la poliamoría se ha convertido en una religión en la que creemos que vamos a solucionar todos los problemas del amor. Por tanto, hay que desmitificar la monogamía, pero también la poliamoría.
El amor romántico es una construcción social y en estos momentos es completamente patriarcal. Se trataría de colectivizarlo, de expandirlo. No tanto de tener relaciones sexuales, sino de trabajar sobre una ética más amorosa y vinculada al de cuidado de los unos a los otros.
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