Este artículo se publicó hace 4 años.
Los guardias civiles podrán llevar tatuajes siempre que respeten valores constitucionales
La tramitación de la norma ha generado algunas críticas internas de asociaciones profesionales por el plazo de un año para eliminar los tatuajes que se lucieran en cabeza, cuello y manos.
La proliferación de tatuajes ya cuenta con su correspondiente regulación. Al menos en el caso de los guardias civiles. En un real decreto aprobado este martes, se autoriza a los agentes a llevar tatuajes visibles, siempre que estos no contengan expresiones que puedan resultar contrarias a los valores constitucionales o que atenten contra la disciplina o la imagen del cuerpo.
Esta regulación afecta también al uso de piercings, en todas sus variedades –argollas, espigas, inserciones y similares–, que quedarán prohibidas cuando no estén destinados al uso de pendientes y sean visibles al vestir uniforme, tanto en el caso de hombres como de mujeres.
Se trata de un real decreto que se aplica no sólo al personal del cuerpo, sino también al alumnado, a los retirados y a las personas ajenas a la Guardia Civil a las que se les autorice "de forma expresa y excepcionalmente" a hacer uso del uniforme o de réplicas del mismo para representaciones u otras actividades de carácter cultural o social.
El real decreto regula también los casos en los que los guardias no podrán hacer uso del uniforme, con una referencia especial a su empleo en redes sociales, medios de comunicación o actos publicitarios para los que no se cuente con autorización expresa.
Se prohíbe asimismo con carácter general a todas las personas ajenas al cuerpo no autorizadas a hacer uso "público e indebido" en cualquier medio del uniforme, sus insignias, emblemas y condecoraciones oficiales, incluso de réplicas, accesorios o complementos "que puedan generar engaño acerca de la condición de quien los use".
Críticas a la tramitación
La tramitación de la norma ha generado algunas críticas internas de asociaciones profesionales por el plazo de un año para eliminar los tatuajes que se lucieran en cabeza, cuello y manos. A finales de octubre, el Ministerio del Interior renunció finalmente a su prohibición, a pesar de contar con el aval del Consejo de Estado, que veía "prudente" ese plazo de un año al considerar necesario resguardar el servicio que se presta al ciudadano.
Según explicaron entonces fuentes de Interior, la decisión de retirar la prohibición la ordenó el ministro Fernando Grande-Marlaska tras evaluarse el número "tan limitado" de agentes a los que le afectaría la entrada en vigor del real decreto por tener tatuajes visibles en cabeza, cuello y manos. En su trámite, el Ministerio de Defensa se mostró disconforme con algunos aspectos de la norma, pero el Consejo de Estado resolvió que se trataba de una "copropuesta" de ambos ministerios –Interior y Defensa– con el objetivo de preservar que el "aspecto externo del guardia civil (en especial, en lo referente al uso de tatuajes en las zonas prohibidas) no induzca a error, desconcierto o confusión en cuanto a la condición del agente actuante".
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