"No entré en la Guardia Civil para esto": hablan los agentes desplegados en la frontera de Melilla el 24J
'Público' y 'Fundación porCausa' recaban los testimonios de cinco guardias civiles que, por
primera vez, cuentan lo que vivieron en la valla de Melilla el 24 de junio de 2022.
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"Yo no entré en la Guardia Civil para esto". El joven que hace esta afirmación todavía recuerda el olor a leña y los ojos rojos de los migrantes que trataron de saltar la valla de Melilla el 24 de junio de 2022. Es miembro de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS) de la Guardia Civil y está entre los más de 100 agentes del operativo desplegado durante el episodio más mortífero hasta la fecha en una frontera terrestre de la Unión Europea.
Cuando se cumple un año de la masacre de Melilla, Público, en colaboración con la Fundación porCausa, reproduce los testimonios de cinco agentes que fueron testigos de lo que ocurrió aquel día.
Los cinco estuvieron presentes desde primera hora de la mañana y son hombres con edades comprendidas entre los 30 y 50 años. Comparten su experiencia a condición de mantener el más estricto anonimato. Con este paso, los agentes quiebran la orden de silencio impuesta desde entonces por el Ministerio del Interior y evitan así pasar por la supervisión del departamento de prensa de la Guardia Civil.
Estos testimonios fueron recabados entre octubre de 2022 y junio de 2023. Los cinco afirman que lo sucedido el 24 de junio del año pasado podría repetirse en cualquier momento. Cuatro interpretan que, aquel día, Marruecos quiso hacer una demostración de fuerza como guardián fronterizo, pero sus agentes perdieron el control.
Hasta ahora la opinión pública había podido conocer el punto de vista de algunos supervivientes; del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y de otras fuentes oficiales. Faltaban ellos. Esta es su versión.
Agente número 1
El guardia civil que abre este reportaje ha necesitado cuatro meses para tomar la decisión de autorizar que sus palabras aparezcan aquí. Afirma sentirse "muy incómodo" en actuaciones como la que tuvo lugar aquel 24 de junio, tanto que se pregunta por qué entró en este cuerpo de la seguridad del Estado.
Asegura que él y sus compañeros son conscientes de la desesperación de quienes intentan saltar la valla. No lo dice para justificar el nivel de violencia que, según su punto de vista, caracterizó a los migrantes que trataron de saltar aquel día. Este agente ha participado en decenas de operativos en frontera, pero asegura que jamás había visto tanta angustia.
Explica que están entrenados para obedecer órdenes, pero no puede evitar sentirse mal. "Los ves y son de mi edad más o menos, tíos con los que podría estar jugando al fútbol", indica en referencia a los jóvenes a los que golpeó durante el "operativo de contención".
A finales de noviembre, en coincidencia con la comparecencia de Marlaska ante el Congreso de los Diputados, la entonces directora general de la Guardia Civil, María Gámez, remitió un email interno a los guardias civiles que estuvieron a pie de valla ese 24 de junio.
El agente número 1 muestra en su teléfono móvil una captura de pantalla del mensaje en el que la directora de la Guardia Civil les agradece y felicita por su actuación aquel fatídico día
Este agente muestra en su teléfono móvil una captura de pantalla del mensaje en el que la directora les agradece y les felicita por su actuación aquel fatídico día. A su parecer, el email tenía un objetivo distinto al que refleja en su texto: se trataba de "calmar los ánimos" de los guardias en un contexto en el que estaba en entredicho la actuación de las fuerzas de seguridad y la versión oficial de lo sucedido.
La fuente pide que no aparezca ninguna cita literal de ese mensaje en este reportaje por miedo a que haya particularidades en el texto ideadas para detectar filtraciones a la prensa.
Este agente reconoce ser consciente del nivel de tensión que la masacre de Melilla produce en sus superiores y expresa simpatía por el teniente coronel Arturo Ortega, jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Melilla.
En su opinión, el ministro Marlaska defendió a los agentes en sus discursos y declaraciones a los periodistas, pero escurría sutilmente la responsabilidad hacia sus subordinados en la Comandancia de Melilla. "Cuando habla se nota que era juez, habla como si estuviera leyendo", declara.
"Aquel día todos estábamos muy nerviosos". Los vídeos que el fotoperiodista Javier Bernardo publicó en este medio muestran a varios agentes de la Benemérita lanzando piedras y golpeando de manera injustificada a migrantes agolpados a los pies de la valla fronteriza.
Este agente reconoce los excesos de varios de sus compañeros, pero insiste: "La mayoría solo queríamos calmar los ánimos, contener, devolverlos y marcharnos".
Agente número 2
"Al principio, los marroquíes los mataban o los medio mataban ahí mismo. Uniformes llenos de sangre, todo lleno de sangre, lo peor que he podido vivir, salvaje, lo demás es que ni se acerca". El segundo agente que presta testimonio también es del cuerpo de antidisturbios de la Guardia Civil, los GRS. Insiste una y otra vez que aquel 24J fue un día de tensión extrema. Repite constantemente la palabra "salvaje" para definir lo que sucedió.
Las unidades de intervención rápida desplegadas en Melilla van rotando "para que no petemos", explica este padre primerizo, aunque las rotaciones no siempre se respetan. "En Melilla no nos pueden tener mucho tiempo, son comisiones de unos veintitantos días, pero a veces sí estamos más tiempo".
Afirma que algunos compañeros sufren cuadros de ansiedad y otros desórdenes psicológicos debido al trabajo en la frontera, y agrega que sus superiores no saben cómo reducir el número de suicidios entre los agentes.
Agente número 2: "Uniformes llenos de sangre, todo lleno de sangre, lo peor que he podido vivir, salvaje"
"El peor momento es el de después [de la actuación en frontera], cuando te quedas solo. Pasas de los chillidos al silencio. Te quitas el uniforme y ves la sangre", relata. Este guardia civil, menor de 40 años, reconoce que hay situaciones en las que él y sus compañeros desobedecen algunas órdenes.
Recuerda, por ejemplo, que en una ocasión divisaron a una mujer africana entre quienes intentaban saltar la valla. Justo después vieron a varios agentes de las fuerzas auxiliares marroquíes ir a por ella.
"Le estaban tirando del brazo para ver si la violaban y la dejamos pasar. Era salvaje, cada vez que lo recuerdo se me ponen los vellos de punta. Eso era una guerra y nosotros no sabíamos que íbamos a la guerra. Aquí en la península no hacemos esas barbaridades", narra.
"No hay protocolos. No sabes ni lo que tienes que hacer. Tú piensa que ahora se han puesto un poco las pilas, pero en 2012 y 2013, con los primeros saltos, no sabíamos ni qué hacer ni qué nada. Sobre la marcha nos decían devolvedlos y abríamos las puertas y los pasábamos. Con las mujeres era salvaje", relata el agente número 2.
El destino de los migrantes devueltos a Marruecos le preocupa, pero cree que, a pesar de lo que se vio el 24J, "la situación ha mejorado un poco".
No tiene la conciencia tranquila pero jura que sus compañeros y él fueron conscientes a posteriori de la gravedad de lo que pasó aquel día, cuando ya habían terminado todas las devoluciones en caliente, un total de 470, todas ilegales, según el Defensor del Pueblo.
Este agente sostiene que las muertes en la valla no son habituales, pero tampoco excepcionales. Reclama canales oficiales y seguros para que los agentes puedan expresarse y quejarse.
"¿Qué haces? Es una cosa muy difícil. Si hablas, metes la pata, y a ver con quién hablas... Es un tema político, a un nivel muy alto. Y a ver, ¿qué haces? Te la juegas. Lo primero, que te corrigen. Era salvaje. Yo encantado de que llegaran las cámaras [a la valla] y con todo y con eso fíjate en lo que pasó hace un año", afirma.
Agente número 2: "A mí me sobran la mayoría de medios antidisturbios porque ahí no tienes ni que emplearlos"
Cuando se producen saltos grandes en la valla, algunas tertulias televisivas esgrimen argumentos que criminalizan a los migrantes para tratar de justificar la violencia de la respuesta policial. La versión de este agente apunta en sentido opuesto: "Hay cosas que se adornan mucho porque interesa. A veces cuando había un [agente] herido decían: Venga, un herido, que haya mucha publicidad, pero el herido no estaba tan grave ni nada".
Este antidisturbios cree que aumentar el nivel de violencia o la peligrosidad de la valla no sirve para nada: "A mí me sobran la mayoría de medios [antidisturbios] porque ahí no tienes ni que emplearlos. No te puedes fiar [cuando están saltando], pero no son radicales ni nada
así. Ellos lo que quieren es pasar, no van buscando gresca ni enfrentamiento", opina.
Agente número 3
El momento crítico "fue cuestión de exactamente tres minutos", cuenta el tercer agente. "Los llamamos nosotros a ellos", asegura sobre aquella mañana.
La versión del Gobierno de España dice que Marruecos sí avisó. Según su propia experiencia, la comunicación entre agentes a ambos lados de la valla la lleva en exclusiva la Guardia Civil, en concreto la
Brigada de Información, y a veces incluso el jefe de la Comandancia.
Esa mañana los guardias se desplegaron en la única zona del perímetro que no estaba equipada con peines invertidos –"estábamos desplegados ahí y los marroquíes también, ahí había como 10 o 12 coches de los marroquíes"–, pero, al llegar, cambiaron de rumbo y corrieron en paralelo a la valla, en dirección al paso de Barrio Chino, revela.
La Guardia Civil pensó que los migrantes pasarían de largo, hacia una zona de más fácil de acceso de la valla, pero entraron en el paso fronterizo. "Yo creo que no estaba premeditado. No sabían lo que les esperaba". La versión oficial del Gobierno afirma que el salto sí fue premeditado. El ministro Marlaska señaló que "hay que poner el acento en las mafias de la migración".
Esta fuente define el paso fronterizo de Barrio Chino como "una ratonera" y rememora que antes de la tragedia había una docena de guardias civiles dentro, pero el sargento al mando dio orden de abandonar el lugar a toda prisa porque desde el techado les estaban tirando piedras y dos agentes resultaron heridos de gravedad.
No hay grabaciones de ese momento porque –prosigue– las cámaras que tenía la Policía Nacional en el paso fronterizo estaban desactivadas desde que en 2019 Marruecos decidió, de forma unilateral y sin previo aviso, bloquear el tránsito en ese punto.
El agente número 3 define el paso fronterizo de Barrio Chino como "una ratonera"
Justo después, cuando ya estaban fuera, la puerta cedió y se creó la montaña de cuerpos que aparece en el vídeo de la investigación coordinada por Lighthouse Reports. A partir de imágenes inéditas y diversos testimonios, la investigación demostró que al menos una
persona murió en territorio español aquel día. Se llamaba Abdul Aziz Yacoub, sus amigos le conocían por Anwar, tenía 27 años y huía de la guerra de Sudán.
Tras ver el vídeo, este agente opina que se trata de una reconstrucción fiel, pero se muestra crítico porque, a su parecer, se "responsabiliza" a la Guardia Civil de la masacre.
"Cuando la puerta se rompe van todos [los migrantes] para allá corriendo y se forma una avalancha, un embudo", dice. "No había ningún agente [de la Guardia Civil dentro de Barrio Chino] y no tengo ningún riesgo a equivocarme porque lo viví en persona".
Este agente cree que todo hubiera sido peor si la puerta hubiera estallado cuando estaban los guardias dentro del paso fronterizo, armados con su pistola reglamentaria y viéndose en una situación de vida o muerte ante cientos de personas desesperadas por entrar: "A la virgen del Pilar, que es a la que le pido de vez en cuando, no sabes ni cuántas veces le he dado las gracias ya".
Concluye que tras el operativo, cuando todos los migrantes detenidos habían sido devueltos a Marruecos y la Guardia Civil accedió de nuevo al paso fronterizo, el lugar "ya estaba limpio" y no quedaba nadie.
Agente número 4
La cooperación entre España y Marruecos en torno a la valla de Melilla cambia de un día para otro. La información de las autoridades marroquíes no siempre es vital porque "los camaristas [de la Guardia Civil] detectan movimiento mucho antes de que [los migrantes]
lleguen a la valla, hasta notas el temblor en el suelo", explica el cuarto agente, el de mayor edad de los cinco que prestan testimonio.
"Desde el día de antes [al 24J] teníamos noticia de que estaban los militares marroquíes con los migrantes, que había movimiento, estábamos alerta", afirma. En cuestión de minutos, despega el helicóptero de la Guardia Civil, se activan las sirenas y los agentes se equipan con guantes, defensas y cascos.
Este agente comparte un mensaje anónimo escrito por otro guardia civil y enviado por grupos de WhatsApp en el que se lee: "Lo peor no son los palos o las piedras, lo peor es el hambre, la desesperación". Cree que resume bien la opinión de muchos de sus compañeros.
Este servidor público admite que "todos" en el cuerpo son conscientes del trato que reciben los migrantes en territorio marroquí. El 24J, en el lado español de la valla, solo hubo una ambulancia, enviada por Cruz Roja, que no se acercó al lugar crítico porque, según explica este agente –y coincide con la versión oficial–, era peligroso ya que sobrevolaban piedras y otros objetos.
Agente número 4: "Desde el día de antes teníamos noticia de que estaban los militares marroquíes con los migrantes, que había movimiento, estábamos alerta"
Por el contrario, las imágenes de aquel día muestran un amplio despliegue de ambulancias en el lado marroquí. Esta fuente cree que esas ambulancias no estaban ahí para prestar atención sanitaria, sino para tapar los cuerpos tendidos en el suelo. "No se les ve estrés", indica en referencia a los operarios de esas ambulancias que dormían o tenían los pies estirados sobre el bastidor, a escasos metros de la explanada repleta de cuerpos boca abajo. Así se vio en los vídeos.
"Ellos [las fuerzas marroquíes] son muy lentos, no sabíamos por qué. De hecho, estuvimos mucho rato intentando rechazar", dice en referencia a las horas durante las que la Guardia Civil ejecutó, junto a los agentes marroquíes que ingresaron en suelo español.
Agente número 5
"Nosotros cumplimos órdenes, hay una cadena de mando. Si hay que depurar responsabilidades, los que tienen que dar explicaciones son los políticos". El quinto agente que presta testimonio incide en que la mayoría de sus compañeros son "apolíticos". No oculta su malestar –"estamos solos al pie del cañón"–.
Su prisa al hablar denota cierta necesidad de expresarse. Afirma que hay compañeros que son condecorados tras episodios de crisis en la valla, pero se niegan a ir a los actos a recoger su medalla. "Se limitan a hacer su trabajo porque no estamos en esto para que nos den medallas; pero otros sí que lo hacen [no recoger su medalla] para dejar claro que están jodidos".
Agente número 5: "Nosotros cumplimos órdenes. Si hay que depurar responsabilidades, los que tienen que dar explicaciones son los políticos"
"Cuando hay problemas, vienen de Madrid, se hacen la foto y se van; y aquí todo sigue igual". Este agente evita criticar a la que entonces era directora de la Guardia Civil, pero sí expresa una opinión negativa sobre el ministro Marlaska.
El agente número 5, que se refiere a los migrantes como "negritos", también pone el acento en que "hay un conflicto entre los planes de seguridad nacional y la defensa de los derechos [humanos]". A su parecer, con las devoluciones en caliente –"rechazos", en la jerga de los agentes– "el problema no se ha resuelto".
¿Cómo se podría solucionar todo esto? "No tengo la solución", responde. Tras una pausa, añade: "En las fronteras de Ceuta y Melilla se puede pedir asilo. Aquí vinieron muchos sirios y pidieron asilo en [el paso fronterizo de] Beni Enzar y les dieron protección. La putada es que Marruecos no les deja llegar hasta el paso fronterizo donde está la oficina de la Policía".
* La Dirección General de la Guardia Civil no ha respondido a ninguna de las cuestiones formuladas en relación con este artículo. El Instituto Armado tampoco ha facilitado ninguno de los documentos solicitados para contrastar la veracidad de algunas afirmaciones ni explicita si esos documentos existen.
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