Este artículo se publicó hace 5 años.
Gota fríaNo es sólo gota fría: un desarrollo inmobiliario "explosivo" y la "dejadez" del Estado, grandes causas de la devastación
Las lluvias torrenciales han dejado seis muertos y miles de desperfectos materiales en la costa mediterránea. La devastación no es fruto del azar, los expertos señalan que todo es fruto de una política territorial ligada al uso de la tierra con fines turísticos. Tanto es así, que en España hay 50.000 viviendas construidas en zonas de riesgo por inundación.
Alejandro Tena
Madrid--Actualizado a
El temporal parece haber amainado. La gota fría parece remitir y la costa valenciana y murciana comienza a respirar tranquila. Después de varios días, el balance no es nada positivo, en tanto que se contabilizan siete muertes por causa de las lluvias y las inundaciones, por no hablar de los destrozos que el agua ha podido causar en casas, locales y comercios de la zona, además de la situación dramática en la que queda la denominada huerta de Europa.
En los informativos y en la prensa, las noticias han apuntado al fenómeno en cuestión pero apenas se ha profundizado en las causas que explican cómo las inundaciones provocadas por la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) han podido, una vez más, paralizar una región durante días. La respuesta está en el uso del suelo y en el modelo urbano de la zona que “hacen que las afecciones sean mayores”, explica a Público Raúl Estévez, técnico del Observatorio de la Sostenibilidad (OS).
Desde el OS señalan en un informe reciente que el “explosivo desarrollo inmobiliario” en la costa ha propiciado que se hayan ido generando nuevos núcleos urbanos en zonas “poco adecuadas” por riesgo de inundación. Hablamos aquí de las edificaciones ubicadas dentro de cauces de los ríos. Según Ecologistas en Acción, en España hay al menos 50.000 viviendas construidas en lugares de riesgo ante posibles riadas.
“La gota fría siempre ha formado parte de nuestro clima”, expone Santiago Barajas, experto de Ecologistas en Acción, que echa mano a los libros de historia para recordar la riada de 1879 que dejó miles de muertes en la Vega Baja del Segura. Sin embargo, la crisis climática está haciendo que estos fenómenos se repitan “con más frecuencia y de una manera más intensa”, añade, para poner énfasis en la posibilidad de que este tipo de noticias podrían terminar siendo más comunes de lo que son.
La ocupación antrópica de los suelos que periódicamente se someten a inundaciones se traduce "en demasiadas ocasiones" en "cuantiosos daños económicos y humanos", detalla la investigación del Observatorio de la Sostenibilidad. Tanto es así, que el Consorcio de Compensación de Seguros y el Instituto Geológico y Minero de España, estiman que los daños ligados a inundaciones conllevan un gasto medio anual de 800 millones de euros.
Pero, ¿cómo es posible que se levanten inmuebles en mitad de cauces y zonas de riesgo? Esta es una pregunta que se hacen desde Ecologistas en Acción. Lo cierto es que el Artículo 28 del Plan Hidrológico Nacional menciona esta realidad y apremia a la Administración y al Estado a “eliminar las construcciones y demás instalaciones situadas en dominio público hidráulico y en zonas inundables que pudieran implicar un grave riesgo para las personas y los bienes”. En virtud de ello, Barajas denuncia la "dejadez" que durante décadas han tenido los diferentes ministerios encargados de velar por el cumplimiento de la ley. “Tienen la obligación de demoler construcciones que supongan un riesgo”, espeta.
Prevención e información
El crecimiento de entornos urbanos en estos lugares tiene consecuencias perjudiciales para la salud de las personas, que se exponen ante estos fenómenos. Estos entornos urbanos “artificiales” reducen la superficie de infiltración del agua, lo cual aumenta, si cabe, los efectos de las riadas. Además, la desaparición del bosque de ribera se presenta como un hecho clave, ya que este tipo de vegetación, de tallo fuerte, frena la fuerza y la velocidad con la que puede cursar el agua.
La única certeza del comportamiento de la gota fría, un fenómeno impredecible a medio plazo, es que el agua que arroja va a transcurrir por unos entornos y unos cauces determinados. Es por ello que desde Ecologistas en Acción reclaman que las construcciones situadas en lugares críticos sean eliminadas de manera progresiva y sean sustituidas por plantaciones boscosas que permitan disminuir los efectos devastadores de las lluvias torrenciales.
Desde el Observatorio de la Sostenibilidad ponen el foco en la falta de información que se da desde el Estado a la ciudadanía afectada por los riesgos de las lluvias torrenciales. Que un propietario pueda conocer la situación de riesgo en la que se encuentra su vivienda puede ayudarle a tomar decisiones en materia de prevención como el rediseño de la vivienda o la contratación de seguros específicos.
Valencia, zona de riesgo
El informe publicado por el OS revela que Valencia, la provincia con más superficie artificial construida en las denominadas láminas de inundación, es el territorio con mayor riesgo de impacto por riadas en todos los periodos de retorno (etapas temporales en las que se espera que se pueda repetir el fenómeno en la zona).
En el mapa se puede ver; en color negro, las construcciones urbanas; en color verde, el terreno inundable en un periodo de retorno de 10 años y; en rojo, las edificaciones afectadas por las inundaciones. Así, la mayor parte del terreno señalado se sitúa en las urbanizaciones costeras de la zona valenciana de La Safor. "Las inundaciones se producen y se producirán", argumentan desde el OS, para detallar que las inundaciones con un periodo de retorno más largo suelen ser las más destructivas.
En ese sentido, cabe señalar que la magnitud de terreno construido afectado en riesgo de inundación aumenta en las zonas de retorno de 100 años. Tanto es así, que, en este periodo, una de cada seis construcciones se encuentran en zonas de riesgo por inundación, según el trabajo publicado por el OS.
Estévez destaca a este diario, además, las diferencias entre la denominada Costa Cálida (litoral mediterráneo, Baleares, Cádiz y Huelva) y la Costa Fría (cornisa cantábrica y Galicia). Y es que, en la primera, la mayor parte de las áreas artificiales que se encuentran en riesgo de inundación son consecuencia directa de las construcciones impulsadas desde el sector turístico e inmobiliario.
Mientras, en la zona norte en cuestión, las zonas con mayor riesgo de inundación se ubican en entornos urbanos consolidados que se han asentado cerca del curso bajo de los ríos. "Sólo las provincias gallegas pueden presumir de tener un bajo riesgo de inundación en áreas artificiales", zanjan desde OS.
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