Girona busca el difícil equilibrio entre el turismo, la proliferación de bicicletas y los derechos de los vecinos
El Ayuntamiento de la ciudad ha presentado un plan con una serie de medidas para dar respuesta a las fricciones que puede generar el turismo ligado al ciclismo. La Plataforma Decreixement Turístic se muestra escéptica con las medidas.
Aleix Camprubí i Pont
Barcelona--Actualizado a
Hace años que Girona está notando directamente el auge del turismo movido por la retahíla de motivos que hay para visitar la ciudad, sea para disfrutar de la geografía, el clima y la calidad de vida, así como por los que se acercan atraídos por la naturaleza y la espectacular Costa Brava catalana. También gracias al turismo ligado a las dos ruedas, a cicloturistas aficionados que visitan este lugar ideal, pero también a profesionales del ciclismo que se han instalado con la bici como modus vivendi.
Pero nunca llueve a gusto de todos y, como en otros sitios a escala mundial, el turismo puede impactar también negativamente a los ciudadanos. En los últimos meses, vecinos y entidades "preocupados" por las consecuencias negativas de "la masificación" y la "gentrificación" han creado la Plataforma Decreixement Turístic Girona. Señalan al mismo tiempo el tensionamiento de la vivienda, especialmente en las zonas del Barri Vell (núcleo antiguo) y en Mercadal. Y también el fenómeno de los expats (expatriados) así como algunos establecimientos turísticos y tiendas de ciclismo, que han sufrido pintadas y gamberradas últimamente.
El equipo de Gobierno de la ciudad admite que les corresponde "garantizar" el equilibrio del turismo ciclista, los expats y el día a día y la tranquilidad de los vecinos. Por eso han puesto en marcha un Plan de Acción que busca dar solución "a las posibles fricciones que se generen", con diversas acciones para ponerse manos a la obra para resolver la problemática, para regular el cicloturismo y la movilidad en bicicleta, especialmente centrado en el Barri Vell y Mercadal.
Según detallaron fuentes municipales, la primera actuación fue reforzar la señalética para "garantizar que se cumpla la ordenanza de movilidad". También se ha realizado un folleto con información sobre cómo circular en bicicleta por Girona, que se repartirá en los establecimientos del mundo de la bicicleta. Destaca la campaña, ahora informativa de la Policía Municipal que después será sancionadora, para "garantizar que todo el mundo tiene conocimiento de las normativas y así mejorar la convivencia".
"No es un problema solamente de cantidad, sino de influencia y repercusión de ese turismo en la economía de la ciudad", considera a su tiempo el portavoz de la plataforma, Jordi Mateu. Desde la organización dicen "basta" y aseguran que se ha "llegado al límite" y hay que "frenar y decrecer en el turismo", por varios motivos. Cree que el caso de Girona dista de Barcelona o Venecia, "donde de forma física ya no caben los turistas en un espacio", pero considera que el modelo no debe basarse solamente en la capacidad física, sino también en su impacto en la economía local. "La está machacando y tiene repercusiones en agotamiento de recursos", dice, citando los consumos turísticos en medio de la sequía.
Desde la plataforma piden al consistorio que el plan que han impulsado vaya realmente a la raíz de la cuestión. "Es una oportunidad y lo vemos como un punto de partida que podría ser interesante, lo que pasa es que las medidas que se han anunciado son insuficientes, de maquillaje, y algunas son confusas", ha criticado el portavoz, bastante escéptico con las propuestas actuales. "En ningún caso apaciguará el malestar", sino que lo ve como una manera de buscar un equilibrio dentro del Gobierno de Girona de CUP, Junts y ERC. "No tienen ningún sentido, más que puro marketing", añade.
El negocio del ciclismo
La plataforma cree que la presencia de turistas ha comportado "zonas ghetto" y que tienen impacto en el comercio local, pues "también lo echan para especular". Sostiene que ocurre especialmente en el Barri Vell y Mercadal, pero que se extiende como una "mancha de aceite". "En el último año han abierto más de 40 negocios de bicicletas", asegura, así como tiendas de productos y ofertas gourmet, en vez de comercios de primera necesidad. "Son totalmente elitistas y no están enfocados a la movilidad sostenible o arreglar la bicicleta del vecino, sino que solo tienen producto de lujo", expone. "No estamos de acuerdo en que se convierta en la capital de la bicicleta elitista", insiste.
Para la plataforma, el ciclismo es uno de los sectores principales en términos económicos de la promoción turística de Girona. "Hace muchos años que se ha ido cultivando la Girona escaparate, no solo la ciudad. Es muy goloso para el turista de bicicleta", admite. Todo ello se remonta a más de 20 años, cuando muchos equipos ciclistas y profesionales se instalaron. Mateu dice que el turista de bicicleta se marcha a primera hora de la mañana, come fuera y vuelve al anochecer: "Consumen entre poco y menos en Girona, gastan poco".
En este sentido, un estudio de la Universitat de Girona pone cifras al impacto económico que genera el cicloturismo, haciéndose eco de otra investigación que puso el foco en los turoperadores de la demarcación. Según datos de 2018, el territorio recibió hasta 40.725 ciclistas que permanecieron allí. De media, cada uno estuvo diez días en las comarcas gerundenses y realizaron un gasto diario de 162,09 euros. Extrapolado en todo el año, el impacto directo e indirecto asciende a 89 millones.
La cara B: vivienda y coste de vida
Las fuentes del Ayuntamiento admiten que Girona, "como otras ciudades, tiene una situación de la vivienda compleja", pero consideran que el turismo es "sólo una pequeña parte de esta problemática". "Por eso una de las primeras cosas que hizo el nuevo Gobierno fue regularlo estableciendo un tope del 4% de Viviendas de Uso Turístico", reivindican desde el Ejecutivo gerundense.
"Como Gobierno debemos desplegar todas las medidas que sean posibles para mejorar la situación de la vivienda", añaden. Según apuntan, han terminado el Plan Local de Vivienda, se está completando la compra de 50 pisos para dedicar a Vivienda de Protección Oficial y se han cedido solares al Incasòl (Generalitat de Catalunya) y entidades del tercer sector para realizar cerca de 200 viviendas de protección oficial. "La problemática de la vivienda es mucho más compleja y debe abordarse con rigor", insisten.
El portavoz de la plataforma coincide en que la vivienda es un problema de país y la situación es bastante similar a otras zonas tensadas. Apunta que en diez años se ha duplicado el precio de la vivienda y en el último año ha crecido un 13%. "En gran parte ha sido por el turismo y por la cantidad de pisos turísticos a disposición, y ahora los alquileres de temporada", critica sobre esta vía "fraudulenta" por evitar saltarse las licencias de pisos turísticos y que "hay que perseguir".
La plataforma ha detectado 78 pisos turísticos "ilegales" en la ciudad y critica que el Ayuntamiento "va tarde". La entidad ha contrastado los datos del registro de la Generalitat con los de la plataforma Inside Airbnb, y asegura que hay 29 pisos que no tienen licencia, sino que han introducido una falsa o la tienen de un municipio diferente. Los otros 49 casos son pisos que ofrecen habitaciones sin licencia de hogar compartido. Cree que hace años que debería haberse realizado la investigación de viviendas de uso turístico ilegales que instaron a la Generalitat a que les multara: "No podemos quedarnos aquí".
Sobre el impacto que haya podido tener en el aumento del coste de vida de la población, las fuentes municipales destacan que no disponen de estudios que demuestren que esto sea así. E insisten en que uno de los compromisos del Gobierno es crear el Observatorio del Turismo para poder tener más datos que les permitan "hacer una diagnosis cuidadosa y, por tanto, actuar con rigor". Además de todo lo expuesto, la plataforma añade que el modelo también genera "trabajos precarios": "No vivimos del turismo, el turismo vive de nosotros".
Los 'expats' en medio de la ecuación
"El turista que viene por unos días quiere tener experiencias diferentes y tener un mínimo conocimiento de cómo somos", aseguran desde el Ayuntamiento, distinguiendo que "otro tema son los que vienen de fuera para vivir", los llamados expats o expatriados. Aseguran que trabajan "intensamente desde muchos ámbitos" con el objetivo de que todo el mundo que vaya a vivir "conozca a fondo la ciudad y nuestra cultura y se integre, vengan de donde vengan". Descartan la posibilidad de hacer un censo de expats, como ha pedido la plataforma, y niegan que los negocios relacionados con el ciclismo están hechos por y destinados a expats y turistas: "Mayoritariamente, son emprendedores locales y su cliente es local e internacional".
Para Mateu, el fenómeno de los expats "tensiona esta accesibilidad a la vivienda". "Tienen alto poder adquisitivo, vienen de forma temporal o como segunda residencia, y se pueden permitir unos alquileres más propios del norte de Europa, EEUU u otros países occidentales", argumenta, asegurando que "no podemos competir con esto" y criticando que "se acabe vendiendo al mejor postor como si fuera una subasta".
Asimismo, considera que "no se integran dentro de las dinámicas sociocomunitarias" y quedan "totalmente al margen", formando "clanes" y "ghettos" donde pueden estar "años sin conocer la lengua ni demasiado de Girona". "No tienen demasiado interés", asegura, criticando el retroceso en la escala lingüística, donde muchos establecimientos realizados por y para expats rotulan mayoritariamente en inglés. "En un momento pueden pasar por unas Ferias de Girona, pero más como un show, no tanto por integrarse", añade.
¿El modelo puede morir de éxito?
La plataforma pide al consistorio impulsar cuatro ejes. Primero no limitarse a poner topes de viviendas turísticas –"el 15% en el Barri Vell y Mercadal nos parece una barbaridad, hay que reducirlo a 0"– y detener licencias a negocios de bicicletas o que tengan que ver con el turismo. Dejar de "patrocinar el turismo", porque existe "una saturación", apuntando también la Diputación, el Patronato Girona Costa Brava y la Generalitat. Otra pata es mayor fiscalidad al turismo, subiendo las tasas turísticas para "paliar los efectos negativos"; Y aplicar políticas para cambiar el "modelo de monocultivo turístico".
"El turismo ciclista es un turismo de calidad preferible a otras modalidades de turismo", insisten desde el consistorio. Creen que es necesario "gestionar este éxito de forma que se puedan seguir compaginando los beneficios económicos que aportan a la economía local con el día a día de las vecinas y vecinos". "Encontrar ese equilibrio es clave", sentencia el ejecutivo municipal.
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