MADRID
Actualizado:Atónito e indignado. Así se quedó el periodista Jon Lee Anderson cuando el sábado leyó su nombre en El País. El escritor Antonio Muñoz Molina le acusaba de "mentir a conciencia" y "sin ningún escrúpulo" en el artículo titulado Francoland. Más sorprendido se quedó, incluso, cuando vio que cientos de tuiteros se dirigían a él para insultarle e, incluso, amenazarle. El académico de la RAE cargó las tintas contra el periodista estadounidense por utilizar el término paramilitary para describir a la Guardia Civil en un escrito publicado en la sección 'Daily comment' de The New Yorker en el que criticaba las cargas policiales del 1-O. En opinión de Muñoz Molina, Jon Lee Anderson eligió el término 'paramilitary' "con perfecta deliberación", "sabiendo el efecto de su mentira" para desprestigiar a la democracia española.
El periodista estadounidense, que ha vivido largas temporadas en España, no daba crédito a lo que leía. Él había utilizado el término en la acepción recogida por la Enciclopedia Británica. Exactamente igual que El País lo había hecho en otras ocasiones en su versión en inglés. "En inglés, 'paramilitary' significa un colectivo organizado de manera militar. Nada más. Y la Guardia Civil tiene estructura militar y hasta rangos militares. Punto. Jamás pensé cuando escribí ese comentario que me iban a criticar por utilizar esa palabra", explica el periodista a Público en conversación telefónica. La palabra, en español, tal y como la recogió Muñoz Molina en su artículo, está marcada por el paramilitarismo en Colombia, que hace referencia a la acción de grupos armados ilegales principalmente de extrema derecha.
Para toda la jauría de miserables troles, desde las páginas de su periódico favorito: (pero acaso sabrán leer inglés?) https://t.co/wW4jjokgFI
— Jon Lee Anderson (@jonleeanderson) October 16, 2017
From El Pais... https://t.co/JToYZi5L08
— Jon Lee Anderson (@jonleeanderson) October 16, 2017
"Me parece muy indignante que Antonio Muñoz presuma maldad por mi parte. Lo único que hice fue criticar la actuación policial durante el referéndum catalán del 1-O", prosigue Anderson, que no oculta su estupefacción y su sorpresa al ver que el escritor no se ha disculpado con él. "He intentado que me ofreciera una disculpa a través de amigos en común en El País y no he tenido ninguna respuesta. He hecho varias intentonas tanto en público como en privado y no lo ha hecho. No sé. Es obvio que Antonio Muñoz Molina tiene un problema conmigo", explica el periodista que publicó La caída de Bagdad en el año 2004.
"He intentado que me ofreciera una disculpa a través de amigos en común en El País y no he tenido ninguna respuesta"
Por todo ello ahora es Jon Lee Anderson el que carga contra el académico de la RAE en los mismos términos con los que Muñoz Molina cargó contra el periodista de The New Yorker. "La parte que trata de mí en su texto está muy elaborada. Está escrita con mucho cuidado. Deliberadamente. Pensó cómo expresarse cuando me acusó de ser un mentiroso. Pero él vive o pasa largas temporadas en Nueva York. Será bilingüe. Debe de saber la diferencia entre 'paramilitary', en inglés, y paramilitar, en español. Por ello, le diría lo mismo que él escribe sobre mi persona: es obvio que él miente y que lo hace deliberadamente. Yo utilicé el término en inglés y él inventa un problema donde no lo hay", continúa el periodista.
El estadounidense considera, de hecho, que la intención del español al acusarle de "mentir" era "distraer". "Él y sus troles han estado golpeando ese tambor. Durante días se hablaba de una cuestión semántica y no de los golpes que se dieron el 1-O", dice. Pero el problema, prosigue Jon Lee, no es cómo ha descrito él a la Guardia Civil. Es mucho más grave. "El problema es la reacción sectaria de una parte de la ciudadanía española. Un dato. Todas las personas que me atacaron, siguiendo los pasos de Muñoz Molina, eran españoles. Y todos los que me defendieron eran catalanes. Eso demuestra que hay un problema mucho mayor", analiza Anderson, que concreta que el problema es que parte de la ciudadanía española reaccione ante las críticas al Estado por la gestión del conflicto catalán con "ataques viscerales, improperio, insultos y agresiones". "Es muy obvio fuera de España", insiste el periodista.
"Le diría a Muñoz Molina lo mismo que él escribe sobre mi persona: es obvio que él miente y que lo hace deliberadamente"
Los insultos y agresiones verbales revelan otros dos problemas aún mayores, en opinión del reputado periodista. Por un lado, la "inseguridad de los españoles sobre lo que son y sobre su propia unidad" y, por otro, la falta de cultura de debate para construir una nueva relación entre Catalunya y España. "Es muy burdo e indignante que nos llamen independentistas a los que criticamos que se golpeara a los votantes el 1-O. Quieren silenciar a todo aquel que les critica sin querer escuchar las críticas. España mandó 10.000 policías a Catalunya y dieron palos a los votantes y todo el mundo lo vio. La única explicación es que la policía abusó de su poder. Punto. No hay más", explica el reportero, que señala que el Estado está intentando "imponer su visión por la fuerza como la derecha siempre ha hecho en España". "No hay una cultura de debate. Ahí es donde quiero llegar. En España hay puro monólogo. No hay diálogo de ideas. Es una de las flaquezas de la democracia española", incide el autor de obras como Guevara: una vida revolucionaria.
"Quieren silenciar a todo aquel que les critica sin querer escuchar las críticas"
El reportero no comparte, además, la visión del escritor español de que España sufre el estigma de su pasado franquista en el extranjero. Anderson lo considera una versión actualizada del típico "¡Pobre de mí!" y explica que el país ha gozado "de buen 'feeling' en toda la comunidad internacional desde la Transición, pero que es indudable que hay pasos que se tenían que haber dado desde el año 1978 que no se han dado. Es más, considera que la democracia española tiene aún muchas carencias.
"España podría haberse sacudido de algunos de los problemas que tenía en los 70, pero no lo ha hecho. Han pretendido imponer el silencio sobre muchos temas y tener vacas sagradas. Como el rey", dice el periodista estadounidense que abre un paréntesis para decir que si en España no se hubiese protegido tanto al monarca su imagen no se hubiese visto tan dañada cuando se descubrió su safari africano.
"Cuando Muñoz Molina se lamenta de que los forasteros miran España como Francoland es porque hay razones. ¿Por qué no han desenterrado a los miles de muertos? ¿Por qué Lorca sigue sin aparecer? Es un bochorno nacional. Ahí se ve la sombra de Franco. En los golpes a manifestantes estaba la sombra de Franco. El problema de no dialogar en Catalunya demuestra la sombra de Franco. Nunca se acabó con esa sombra porque no hubo una reconciliación nacional. Las víctimas tuvieron que irse o quedarse calladas y cuando llegó la democracia se les dijo que tenían que actuar como si todo estuviera perfecto y resuelto, pero sus familiares seguían en cunetas", sentencia Jon Lee Anderson.
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