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De las cuatro plataformas de vídeo bajo demanda a las que tiene acceso Clara –Netflix, Filmin, Amazon Prime y Movistar Series, y reconoce que hace poco que ha decidido darse de baja de HBO–, actualmente compagina cuatro series. Explica que lo hace porque encuentra que para cada momento, hay una ficción: "Anatomía de Grey y The Resident las veo al día, antes de dormir estoy volviendo a ver El Internado, tal vez en el gimnasio veo algo de Netflix más entretenido y así más concienzudamente pues alguna más". Mientras enumera, recuerda que también empezó a ver algo en Amazon Prime, pero se quedó en el primer capítulo: "Soy lo peor", exclama.
Las posibilidades en cuanto a series se refiere son, hoy en día, casi infinitas. Lo que a priori podría parecer una ventaja, se convierte para algunos en una cuestión que genera presión por estar siempre al día y no perderse nunca nada. En la ecuación, entran en juego factores relacionados con el modelo hacia el que ha virado la industria audiovisual, el miedo a quedar excluidos de algunas conversaciones, el pavor a los spoilers y un ritmo de vida en el que la falta de tiempo libre impide dedicarle todo el rato que nos gustaría a las aficiones.
Para el psicólogo y guionista ganador de un Goya por Tarde para la ira, David Pulido, lo que ha variado es la implicación de la audiencia con la serie. Ahora, el modo de consumo se basa en maratones muy intensos que terminan rápidamente: "Lo que hoy es una maravilla la semana que viene ya no existe. Es vertiginoso, además este ritmo hace que no quede huella de las cosas", explica.
Con el nuevo modelo de consumo se ha generado también un nuevo tipo de espectador: el que quiere verlo todo, hablar de todo y poder seguirlo todo. "Lo único que busca es hacer es un check en su lista, como si se tratara de una colección de cromos, y no disfrutando el detalle, ni la espera", señala Pulido. Es por este motivo por el que llegan las prisas. De hecho, Netflix está barajando si incorporar la opción de visualizar los episodios a doble velocidad. Para el guionista se trata de un disparate: "Es querer que se explique un episodio de 50 minutos en cinco, ¿no nos damos cuenta que entonces no estamos viendo una serie, sino una sinopsis?", se pregunta.
Del mismo modo, Pulido incide en que el consumo de series se ha convertido en una experiencia mucho más individual ya que ahora existe la opción de acceder a las ficciones en cualquier momento, pero a su vez, luego necesitamos compartirlo más y de manera inmediata. Y aquí pueden pasar dos cosas: la primera es que te pierdas poder comentarlo porque llegas tarde y la segunda es caer en los spoilers. "Sale Stranger Things y como no te hagas un maratón ya has perdido la vez porque en un mes ya no se habla de eso", ejemplifica.
"Al final siempre me agobio"
Ante esta encrucijada, las sensaciones de algunos seriéfilos se traducen en estrés por no llegar a ver todo lo que quisieran o cuando quisieran. Para Pulido, que también es psicólogo, no hay que ponerle etiqueta médica: "Podemos hablar de cierto agobio, de cierta incertidumbre, pero lo importante es tener mucho cuidado con usar términos como el de ansiedad para situaciones que son cotidianas y de nuestro día a día".
"Tener que verlo todo de golpe me da mucha rabia"
Clara explica que para ella esa presión aparece si le gusta mucho la serie y por un motivo principal: los spoilers, que son algo que odia, explica. Por este motivo, defiende un modelo en el que los episodios se cuelguen semanalmente, como sucede en HBO y no la temporada completa, como hace Netflix: "Tener que verlo todo de golpe me da mucha rabia, exige hacerlo todo superrápido, sin digerirlo ni analizarlo bien. Ahí se ve el miedo a los spoiler", relata.
Cuenta que a veces sí que ha sentido que todo el mundo está viendo algo y ella se ha subido al carro: "Al final me agobio así que decido no pensar mucho en eso". Del mismo modo, incide en que está empezando a "pasar" de estar al día: "Me pongo series antiguas para no tener que comentarlas con nadie y me da bastante igual, porque no necesito a nadie para ver series", sentencia.
"Pienso que no podré ver todo lo que me interesa"
La forma en la que Lyshia consume series es bastante diferente a la de Clara. Ella procura ver solo una serie a la vez y solo tiene acceso a dos plataformas de vídeo bajo demanda, Netflix y Amazon Prime, ya que, en su opinión hay que dedicarle gran cantidad de tiempo dependiendo cuántos capítulos y temporadas tenga la serie en cuestión.
Lo que le abruma es la cola que se está generando de cosas que querría ver y que no puede hacerlo: "Tengo muchas series y películas que me interesan en la watch list. Sin embargo, el poco tiempo libre que me queda tras cumplir con mi trabajo y compartir con los que quiero no me da para estar al día con el contenido", esta cuestión confiesa, le genera algo de agobio.
Con todo, Lyshia afirma que no se considera seriéfila si el término significa ver series sin parar o compulsivamente, aunque reconoce que con series que sigue y que están dando en todos lados de forma simultánea, sí que se siente algo presionada a no perdérsela para poder formar parte de las conversaciones.
Consumir y olvidar
Para la psicóloga Emilia Cabanes una de las claves que hacen que se genere este tipo de presión por estar al día es la presencia que tienen hoy en día estos contenidos a nivel social: "Somos conscientes de que está de moda y mucha gente entra el círculo porque si no lo conocen puede provocar una sensación de aislamiento", explica. Ante esta situación, el principal riesgo está en perder el control y la noción del paso del tiempo, ya que es cuando se podría empezar a hablar de una situación de adicción.
Otra de las implicaciones que puede suponer este tipo de inmersiones es el que tiene que ver con refugiarse en las ficciones, que puede derivar en perder la motivación en otras prioridades, explica la psicóloga, que remarca que estas cuestiones, sumadas a la facilidad que hay para acceder a tal cantidad de contenidos, se puede convertir en toda una bomba de relojería.
Sin embargo, para Pulido, para ir hacia el buen camino es importante que haya sensatez y educación. Y hace hincapié en que no hay que olvidar que el cine y las series son arte: "Imagínate que vas a ver el Guernica y te encuentras con una sala con 50 Guernicas diferentes. Al final ninguna te cautiva. Para asimilar aquello que nos fascina tiene que haber un proceso de espera, de detenimiento. Lo contrario es consumir y olvidar, que es lo que está pasado".
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